EL PAíS › LA MAS DURA POLEMICA SOBRE LAS ENCUESTAS DE ESTA CAMPAÑA
Carrió y el ministro Randazzo rechazaron de modo más que cortante una encuesta que colocó a De Narváez primero en la provincia el domingo pasado. Un caso particular de las diferencias notorias que muestran los sondeos de opinión.
› Por Fernando Cibeira
Como pocas veces, las encuestas tomaron un lugar central en el último tramo de la campaña. La polémica arrancó a partir de la difusión de trabajos que presentaban notorias diferencias, pese a que se supone que por la misma fecha abarcaron el mismo territorio. El más llamativo, el que por primera vez ubicó a Francisco de Narváez al frente de la contienda electoral en la provincia de Buenos Aires. En el Acuerdo Cívico y Social se sintieron especialmente tocados por el sondeo que, entendían, inducía a que el voto opositor antikirchnerista se volcara al candidato de Unión-PRO. “Las encuestas se convirtieron en un instrumento de campaña que usan para instalar determinadas cuestiones”, señaló la principal damnificada, Margarita Stolbizer. Desde el kirchnerismo apuntaban otro supuesto objetivo de esos sondeos: instalar la sensación de que si el resultado no se da de esa manera es porque hubo trampa. “Todos estos días se van a dedicar a difundir la idea del fraude”, subrayó el ministro del Interior, Florencio Randazzo.
Varios sondeos se publicaron aquel domingo 7 de junio. Página/12 mostró cuatro realizados en la provincia de Buenos Aires por conocidas consultoras. Todos colocaban en primer lugar a los candidatos del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner-Daniel Scioli, con una diferencia de entre 3 y 11 puntos frente a De Narváez-Felipe Solá. A mayor diferencia entre los dos primeros, más cercanía entre los candidatos de Unión-PRO con los del Acuerdo, Stolbizer-Ricardo Alfonsín. Los analistas consultados coincidían en destacar la fortaleza del voto de los panradicales en el interior de la provincia, donde cuentan con muchos intendentes.
Bastante diferente era el panorama que presentaba la encuesta de Poliarquía publicada el mismo día en la tapa del diario La Nación. Según ese trabajo, De Narváez aventajaba por 3,1 puntos a Kirchner. Stolbizer quedaba lejísimo, con apenas el 12,6 por ciento de intención de voto. Se registraba un alto nivel de indecisos.
Esta semana, la líder del Acuerdo, Elisa Carrió, elaboró en un programa de cable un análisis de la situación. “Las encuestas dan un resultado que no tiene nada que ver con lo que nosotros percibimos en la calle”, señaló. Lo vinculó a un supuesto “operativo desmoronamiento” que, dijo, se completaría este domingo (por hoy). “Primero tratan de polarizar. Como no lo logran entonces aparece esto de la fuerza que se desmorona, que va a ser el Acuerdo Cívico y Social, que no se está desmoronando para nada y va a mantener su voto histórico”, puntualizó. Convocó a sus militantes a no leer los diarios y a no deprimirse.
En la Coalición Cívica recordaron durante toda la semana que en 2007, poco antes de las elecciones, Poliarquía publicó en el mismo diario un sondeo que daba a Stolbizer en el quinto lugar detrás de Scioli, De Narváez, Juan Carlos Blumberg y Luis Patti en la elección de gobernador en la provincia de Buenos Aires. Salió segunda. “No puede ser que con ese antecedente se les siga dando a esas encuestas la misma seriedad”, explicó la jefa de campaña del Acuerdo, Patricia Bullrich. “Los sondeos se transformaron hoy en un objeto de marketing político, trabajan en la construcción de un resultado y van acomodando el escenario”, concluyó.
En referencia a lo señalado por Bullrich, y como una especie de profecía autocumplida, hoy otros encuestadores señalan que la competencia entre Kirchner y De Narváez se emparejó. Como el huevo y la gallina, ¿aquel sondeo que mostró por primera vez al candidato de Unión-PRO ganador drenó votos del Acuerdo Cívico o simplemente fue que todos los otros encuestadores estaban equivocados en sus mediciones?
Con todo, en el Acuerdo convinieron en estos días no cargar tanto las tintas sobre la cuestión, porque consideran que la polémica interfiere en su estrategia de mostrar al kirchnerismo y a Unión-PRO como las dos caras de la misma moneda. “Además, no queremos atacar tanto a los encuestadores y tampoco desanimar a nuestros votantes”, explicaron cerca de Carrió. Habrá que ver si pueden cumplir con la promesa.
En la Casa Rosada preferían enfocar otra arista de la misma cuestión. Allí la preocupación no era tanto por la polarización, sino que se persista en instalar la idea de un fraude. “Esto es parte de la estrategia de los sectores concentrados de la economía, vinculados a los medios y que tienen como aliados a algunos candidatos”, respondió a este diario el ministro Randazzo. De acuerdo con su parecer, en esta campaña las encuestas pasaron “de ser un medio a convertirse en un fin” en sí mismas.
Según Randazzo, que durante meses haya candidatos asegurando que hay un gobierno que perdió toda popularidad en el país y luego salgan encuestas refrendándolo va produciendo una sensación que se vuelve muy difícil de modificar. “Si genero dudas, la legitimidad de cualquier candidato, por más que gane, queda lastimada”, explicó.
De Narváez dedicó sus últimas salidas a alertar sobre la posibilidad de un fraude. El viernes fue aún más lejos: no sólo dio por descontado su triunfo sino que dijo que sólo una diferencia de seis puntos evitará que las trampas tengan efecto.
En este punto, también los candidatos del Acuerdo Cívico hablan a diario de la posibilidad de trampas y de un “gobierno desesperado” dispuesto a hacer cualquier cosa por mantenerse en el poder.
“Lo dije hace veinte días: algunos candidatos con los medios que le funcionan como aliados van a tratar de instalar lo del fraude”, insistió Randazzo, que justamente tiene bajo su área cuestiones relativas a la elección, como la confección de los DNI o la actualización de los padrones. “Se hizo todo lo que había que hacer. Se pasaron casi 4 millones de datos a la Justicia electoral para que actualice los padrones. Con ese sistema electoral en las últimas elecciones ganaron opositores como Hermes Binner en Santa Fe o Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires y no hubo ningún problema”, marcó.
De campaña al fin, el ministro predijo que la oposición batirá el parche hasta el último día. “Pero se terminó esta idea de que con cinco tapas de diario se puede voltear a un candidato”, se envalentonó. Falta poco para conocer el final de la historia.
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