EL PAíS › LA PRESIDENTA REMODELó SU GABINETE LUEGO DE LOS RESULTADOS EN LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS
Aníbal Fernández será jefe de Gabinete en reemplazo de Massa, quien volverá a Tigre. La vacante en el Ministerio de Seguridad y Justicia la ocupará Julio Alak. El otro cambio importante fue en Economía, donde asumirá Boudou.
› Por Daniel Miguez
Finalmente fue ayer el día elegido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para hacer los cambios más importantes en su gabinete después del mal resultado electoral. Tal como había anticipado Página/12 el viernes pasado, lo que se fueron son el jefe de Gabinete Sergio Massa, y el ministro de Economía, Carlos Fernández, a quienes reemplazarán el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, y el director de la Anses, Amado Boudou. El nuevo tablero se completó con el sorpresivo nombramiento del presidente de Aerolíneas Argentinas, Julio Alak, como ministro de Justicia, y de Diego Bossio (director del Banco Hipotecario) al frente de la Anses. Por último, Mariano Recalde (hijo del diputado y abogado de la CGT, Héctor Recalde) quedó al frente de Aerolíneas Argentinas y el diputado y cineasta Jorge Coscia es el nuevo secretario de Cultura, en lugar de José Nun. Los nuevos funcionarios asumirán hoy a las 19.
Así, Aníbal Fernández le ganó en el sprint final la carrera para la jefatura de Gabinete al ministro del Interior, Florencio Randazzo, que quedó a pocos metros de la línea de llegada. La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires le costó a Randazzo –uno de los arquitectos de la estrategia en el distrito– perder la categoría de número puesto para suceder a Ma-ssa, quien venía en caída libre en la consideración de la Presidenta desde hacía tiempo.
Cuando esa noche de depresión, dos domingos atrás, en el piso 19 del Hotel Intercontinental, Aníbal Fernández presentó su renuncia y la Presidenta le respondió “¡¿Estás loco?! ¡Ni se te ocurra!”, fue la primera pista de que, de mínima, figuraba entre quienes seguirían en el gabinete. Pero cuando el fin de semana pasado fue el único ministro que viajó con Cristina a Washington y El Salvador para respaldar la democracia en Honduras, se intuyó que había algo más detrás. En algún momento de ese viaje, según supo Página/12, se enteró de que tenía que mudarse del edificio de la calle Sarmiento al despacho contiguo al de la Presidenta en la Casa Rosada.
Este será el tercer cargo que ocupará en la era kirchnerista, ya que había sido ministro del Interior desde la asunción de Néstor Kirchner y de Justicia en la presidencia de Cristina. Antes se había desempeñado como secretario general de la Presidencia y ministro de la Producción de Eduardo Duhalde, además de ministro de Trabajo bonaerense, senador provincial e intendente de Quilmes.
Una de las primeras incógnitas que surgen es si el poder que tendrá Aníbal Fernández se parecerá más al mucho que tuvo en ese cargo Alberto Fernández o al escaso margen de maniobra que tuvo Massa. Es que el intendente en uso de licencia de Tigre –que ahora reasumirá ese cargo– casi no pudo hacer cambios en la Jefatura de Gabinete, salvo el de la secretaria de Medio Ambiente Romina Picolotti, pero sólo cuando la funcionaria ya estaba muy desgastada. Ese sólo dato indicaría que CFK nunca le tuvo entera confianza. Y poco a poco fue perdiendo puntos en el scoring presidencial, porque a ella –dicen– a menudo le quedaba la sensación de que Massa jugaba su partido individual más allá de los intereses del Gobierno.
Aunque su suerte estaba sellada, él mismo firmó el certificado final al exhibir una campaña mucho más entusiasta y efectiva en términos publicitarios para la candidatura en Tigre de su esposa, Malena Galmarini, que para la de Kirchner y Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. Y los números marcaron que Malena triplicó la diferencia de Kirchner sobre las listas de Unión-PRO. El final de Ma-ssa en el Gobierno lo pinta en detalle: sus colaboradores más cercanos se enteraron de que su jefe era reemplazado mirando por televisión el anuncio del subsecretario de Medios, Alfredo Scocimarro. El se enteró, en el mejor de los casos, pocos minutos antes.
Difícilmente Massa se haya alegrado de que Boudou, su delfín cuando dirigía el presupuesto más grande del Estado en la Anses, haya llegado ayer a ser el número uno del Ministerio de Economía. Cuando Massa asumió la Jefatura de Gabinete convenció a la Presidenta de dejar a Boudou como su sucesor en la Anses. Pero a poco de andar empezó a mirar con recelo como su muchacho empezaba a tener más confianza con los Kirchner que él mismo, quien hasta el último día siguió siendo el único ministro que trataba de usted al ex presidente.
Boudou había armado con Massa toda la ingeniería del traspaso de la administración de los fondos previsionales de la AFJP al Estado. Pero una vez aprobado por el Congreso el manejo de ese capital quedó, obviamente, en manos de Boudou. Y su actuación en el modo de ir revirtiendo las inversiones especulativas y poco rentables en inversiones de respaldo al sector productivo, dejó conforme a la Presidenta. De allí la decisión de enviarlo directamente al Ministerio de Economía, en lugar de Carlos Fernández, que al igual que Massa, pero por distintas razones, tenía los días contados en el cargo. A Carlos Fernández la Presidenta lo valora como técnico pero de baja impronta política. En esta defección muchos kirchneristas ven responsabilidades compartidas. Creen que la Presidenta nunca lo alentó a que tome vuelo y a la vez él tampoco tuvo una fuerte vocación para procurárselo, cualidad que, si hay que buscar un ejemplo, podría encontrarse en Aníbal Fernández.
El cambio de ministro de Economía trae aparejada la pregunta del millón: ¿en el nuevo gabinete ministerial seguirá Guillermo Moreno como secretario de Comercio? Más de una alta fuente del Gobierno había asegurado a Página/12 –como se publicó días atrás– que Moreno se iría camuflado en una salida junto a otros secretarios cuando renunciara el ministro Fernández y asumiera su reemplazante. Pero el altisonante reclamo de ayer de los dirigentes de las cámaras agropecuarias reclamando que lo echen, puede darle otra vida como en los jueguitos de computadora. “Moreno tendría que agradecerle todos los días a la Mesa de Enlace y a los medios opositores, porque cada vez que piden su renuncia Cristina lo confirma”, decía anoche a este diario un alto funcionario.
La vacante que dejó Boudou en la Anses fue cubierta con Diego Bossio, un joven economista tandilense de 28 años, quien fue el principal asesor del gobernador mendocino Celso Jaque hasta que en enero pasado llegó al Banco Hipotecario integrando su directorio en representación del Estado. Bo-ssio armó el esquema de préstamos hipotecarios a tasas blandas que lanzó el Gobierno antes de las elecciones.
La sorpresa para todo el elenco gubernamental respecto de los cambios anunciados anoche en la Casa Rosada fue la designación de Alak como ministro de Justicia. Su nombre nunca rondó en las especulaciones. Es más: quienes apostaban unas fichas al ascenso de Aníbal Fernández a la Jefatura de Gabinete, veían al ex canciller Rafael Bielsa como el principal candidato a reemplazarlo. Alak, ex intendente de La Plata e hincha activo de Racing como Kirchner, fue premiado por su labor al frente de la reestatizada Aerolíneas Argentinas.
En ese lugar quedó ahora Mariano Recalde, que como su padre es abogado y muy cercano al secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Recalde hijo se hizo conocido cuando denunció que empresarios intentaron sobornarlo para que convenza a su padre, que es diputado, de no presentar un proyecto para transformar en remunerativos los tickets canasta.
Fuera de cualquier enroque, Jorge Coscia reemplazó a Nun como secretario de Cultura. Aquí no hubo situaciones conflictivas. Nun creía que había cumplido una etapa y Coscia había sido candidato al cargo en el kirchnerismo desde antes de la designación de Torcuato Di Tella en 2003. En aquel momento el director de películas como Mirta, de Liniers a Estambul, El general y la fiebre y Luca vive, entre otras, fue nombrado director del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (Incaa). Desde 2005 fue un diputado nacional de actuación valorada por la Presidenta y a fin de año vencía su mandato. Todo cerraba redondo para llegar al cargo que realmente anhelaba.
A partir de anoche puede haber comenzado otra etapa en el Gobierno, después de acusar el golpe electoral. El anuncio se precipitó ante la creciente ola de rumores sobre los cambios en el gabinete, que se agigantarían en cuatro días inactivos por el 9 de Julio, el asueto del viernes y el fin de semana. Resta saber si el recambio se da por terminado o habrá una segunda parte. Si no la hay, algunos funcionarios, como la ministra de Defensa, Nilda Garré, o el propio Moreno volverán sobre sus pasos sobre las versiones que los habían ubicado en el camino que al final dice “salida”.
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