EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER CONVOCO AL DIALOGO A TODOS LOS SECTORES SOCIALES E IMPULSARA UNA REFORMA POLITICA
La Presidenta hizo los anuncios durante el acto por la Independencia en Tucumán. Dijo que “la etapa que vive el mundo va a exigir un gran esfuerzo por parte de todos”. Impulsará la realización de internas abiertas y simultáneas en los partidos.
Desde Tucumán
A menos de dos semanas de las elecciones y tras la modificación de su gabinete, Cristina Fernández de Kirchner formuló ayer una convocatoria al diálogo para lograr mayor equidad e inclusión. “En esta etapa debemos juntar a todos los sectores sociales porque ya no hay lugar para discusiones parciales”, planteó la Presidenta acompañada por su nuevo elenco de ministros en San Miguel de Tucumán, durante la celebración del aniversario de la declaración de la Independencia. En ese marco, anunció también su decisión de impulsar una reforma política, que establezca la realización de internas abiertas y simultáneas como mecanismo de selección de los candidatos de todos los partidos. La oposición celebró ambos anuncios, aunque manifestó dudas con respecto a la verdadera voluntad del Gobierno de concretarlos.
La conmemoración de la declaración de la Independencia sirvió de marco para el debut del nuevo gabinete nacional. Varios ministros viajaron junto con Fernández de Kirchner anteanoche y el resto se sumó ayer temprano a la comitiva. Ubicados en un sitial preferencial del Salón Blanco de la Casa de Gobierno tucumana, no sólo la escucharon llamar al diálogo y anunciar que impulsará la reforma política, sino también reprochar la unión de civiles y militares para perpetrar golpes de Estado, como el ocurrido recientemente en Honduras. La Presidenta habló poco más de treinta minutos en los que repasó también los indicadores económicos, resaltó que a pesar de la crisis la Argentina sigue teniendo un superávit fiscal mayor que en 2008 y dejó en claro que se profundizará el modelo político y económico instrumentado desde el 2003.
“Hay que sentar en la mesa a quienes representan las finanzas, el campo, los servicios, la industria y, por supuesto, a los trabajadores; no nos olvidemos de ellos, que son la mayoría absoluta del país y me refiero a quienes viven de un salario y también de aquellos que todavía no lo tienen. Vamos a convocar a todos los que integran las cadenas de valor, el que produce, industrializa y comercializa”, señaló Fernández de Kirchner en su convocatoria al diálogo. Hizo, de todos modos, dos aclaraciones: una, que “esto no significa que hasta ahora no haya habido diálogo porque de hecho lo hubo con empresarios, sindicalistas, comerciantes, desocupados y con todos los actores de la economía”; otra, que “todo diálogo debe llegar a una conclusión y esa conclusión es la toma de decisiones que está en manos del responsable de gestionar”. En las puertas de la Casa de Gobierno tucumana diversos grupos de militantes políticos mostraban sus pancartas y acompañaban con cánticos y aplausos los pasajes del discurso con mayor contenido político.
“La etapa que vive el mundo, en crisis muy profunda, va a exigir un gran esfuerzo por parte de todos en el diálogo y en la posibilidad de realización efectiva para que la economía siga siendo lo que debe ser, que es lograr el bienestar del conjunto de la sociedad y no la prevalencia de un sector con mayor poder de lobby”, planteó también la Presidenta y completó: “Es el momento de iniciar esta etapa y lograr definir fríamente el rumbo económico, político y social de la República Argentina, porque la historia de frustraciones y fracasos nos obliga a todos a actuar con mucha responsabilidad, escuchando todas las propuestas y siendo escuchados cuando se explican las razones y los números”.
A esa altura, la Presidenta y su comitiva –acompañada por el gobernador tucumano José Alperovich y otros funcionarios provinciales– ya había rendido homenaje en el propio salón de la Jura de la Independencia en la Casa Histórica a quienes participaron de aquella declaración y asistido también al Tedéum. En esa ceremonia, el arzobispo de San Miguel de Tucumán, Luis Villalba, advirtió que “en los últimos tiempos se ha sentido con urgencia la necesidad de la ética, que en palabras más simples y concretas significa la necesidad de ser virtuosos”. En tono crítico, el prelado sostuvo también que se debe dejar de lado la “arrogancia” y la “prepotencia” para lograr una mejorar calidad de vida terrenal y resumió que ser “manso” es una virtud.
“Es hora de discutir una profunda reforma política y ver la exacta dimensión de la transparencia del sistema electoral argentino, del cual algunos dudaban cuando perdían y están más seguros cuando ganan. Es necesario discutir el sistema de representación de los partidos políticos y no dejarlo sólo en el marco de elecciones internas ya que nunca fueron garantía de estabilidad democrática”, expuso Fernández de Kirchner en el tramo del discurso en el que anunció su decisión de impulsar la realización de internas partidarias abiertas y simultáneas. En ese momento, subrayó que la última vez que hubo elecciones internas fue en 1999 cuando salió electo como candidato a presidente por la Alianza, Fernando de la Rúa, a quien evitó identificar por su nombre. “Creo que todos conocemos esa historia”, deslizó acerca del resultado de aquella contienda y el modo en que el radical concluyó abruptamente su mandato.
La Presidenta adelantó que el modelo que impulsará es similar al que está vigente en Santa Fe. Recordó que en su momento presentó en el Congreso un proyecto con ese objetivo y precisó que la iniciativa que alienta ahora incluye “elecciones primarias donde vota el conjunto social entre los candidatos que tienen los distintos partidos políticos y luego en una segunda votación (general) la ciudadanía elige. Todos queremos un nuevo protagonismo de los partidos políticos”.
En el discurso presidencial hubo alguna mención también a los cambios de gabinete. “Antes creía que los ministros de Economía no debían hablar mucho ni tener protagonismo, porque si era así, al país le iba bien. Ahora creo que no debe ser de esa manera”, bromeó y le agradeció al saliente Carlos Fernández por su gestión al frente de la cartera económica. Su sucesor, Amado Boudou, sonrió cuando la Presidenta aclaró que con eso no quería decir que el ministro de Economía no tuviera que hablar.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, admitiría después ante Página/12 que los cambios de ministros respondieron al “traspié” que significó el resultado adverso de las elecciones. Aclaró, de todos modos, que “hicimos un nuevo diagnóstico de la situación política y sobre eso estamos avanzando” (ver aparte).
“Había una necesidad de tener un grupo homogéneo de personas trabajando junto a la Presidenta y el recambio es importante porque hay funcionarios que tienen que ocupar otros lugares dentro de la estructura política”, analizó, por su parte, el debutante ministro de Justicia, Julio Alak. Aseguró, además, que el actual gabinete “responde ideológica, doctrinaria y políticamente y en forma absoluta a la Presidenta. Es un equipo que tiene mucha experiencia en gestión en diferentes ámbitos y que sin lugar a dudas le vamos a acercar soluciones importantes”.
Cristina Fernández repudió el golpe militar perpetrado en Honduras y puso de ejemplo la historia argentina: enfatizó que la responsabilidad de los golpes “nunca fue solamente de las Fuerzas Armadas. Al contrario, siempre fueron el instrumento de civiles que los fueron a buscar. Es hora de llamar a todas las cosas por su nombre. Cuando hablemos de nuestra historia, hablemos de golpes cívico militares, porque haremos un poco más de justicia y estaremos diciendo la estricta verdad”.
En su repaso de la situación económica, la Presidenta no dejó de señalar que se está en una “muy buena” posición en términos “macro”: expuso que “actualmente la relación entre lo que producimos y debemos es del 47,6 por ciento” a diferencia de lo que ocurría tiempo atrás, cuando la Argentina “debía más de una vez y media lo que se producía en un año”.
“La economía debe promover el bienestar de la sociedad y si no sirve para proveer salud, educación, trabajo bien remunerado, en realidad no es economía, sino prevalencia de intereses de los más poderosos sobre los más débiles”, advirtió la mandataria. Alperovich había elogiado minutos antes sus “esfuerzos” realizados en sintonía con esa reflexión. “Todo lo que se ha conseguido fue posible porque pasamos del modelo de exclusión, de la década pasada, al de la inclusión actual, en el cual el Estado se preocupa por ampliar los derechos y beneficios de los ciudadanos”, aseveró el gobernador anfitrión.
Informe: Ramiro Rearte.
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