Dom 19.07.2009

EL PAíS  › JULIO COBOS FIJA SU POSICION FRENTE AL DIALOGO Y EXPONE SUS DIFERENCIAS CON ELISA CARRIO

“La oposición debe actuar de buena fe”

El vicepresidente insistió en que la postura de la líder de la Coalición Cívica es “desacertada”. Como si ya fuera candidato, especuló con que deberá enfrentar a Carlos Reutemann y, tal vez, a Mauricio Macri. Dijo que la UCR debe ser conducida por un hombre de su confianza.

› Por Santiago Rodríguez y
Sebastian Abrevaya

A Julio Cobos se lo nota exultante. “Estoy en uno de mis mejores momentos”, dice cuando el final de la entrevista da paso a una breve charla informal previa a la despedida. Se refiere a su estado físico y al resultado del entrenamiento que encaró para correr los 21 kilómetros de Mendoza, aunque, a juzgar por su ánimo, está convencido también de que la vida le sonríe en términos políticos. El triunfo electoral en su provincia lo consolidó como presidenciable y, encima, el rechazo de Elisa Carrió al diálogo lo dejó todavía mejor parado en el universo radical. Cobos no deja pasar la oportunidad de remarcar que la actitud de la chaqueña es “desacertada” ni de señalar que “la oposición debe actuar de buena fe”, y se muestra tan confiado que ya habla como candidato: cuenta que en los primeros meses de 2011 tomará licencia en su cargo de vicepresidente para salir de campaña por el país y supone que entonces deberá enfrentar a Carlos Reutemann y tal vez también a Mauricio Macri. Desliza, además, que le gustaría tener al socialista Hermes Binner como compañero de fórmula y envía una señal a sus correligionarios: “Si creen que puedo ser un presidenciable, la figura que encabece el Comité Nacional tiene que tener afinidad con Cobos”.

–Usted le cuestionó a la Presidenta no haber “escuchado el mensaje de las urnas”. ¿Piensa lo mismo ahora, a partir de la convocatoria al diálogo?

–Hubo un cambio porque hubo una apertura al diálogo que no se había realizado durante muchos años; es un paso interesante, pero la convocatoria no debe limitarse al tema de cómo resolver los problemas internos en cada partido. Hay que pasar a los temas económicos y sociales.

–¿Le parece que es sincero el llamado al diálogo?

–Hay que darle crédito y la oposición debe actuar de buena fe, pero los resultados tienen que ser más que inmediatos para que justamente tenga credibilidad todo este proceso.

–¿Desacuerda entonces con el rechazo de Carrió al diálogo?

–Su decisión me parece desacertada. La respeto, pero en un frente como Acuerdo Cívico y Social, donde hay distintas fuerzas políticas, lo lógico hubiera sido debatirlo en conjunto ya que había posturas distintas y tratar de buscar una representación uniforme. La sociedad ve bien que se junten a dialogar las partes. Tomo las palabras de Margarita Stolbizer, que decía que después de seis años de reclamar el diálogo, la vez que nos convocan no importa si es en tal lugar o con un ministro. Lo importante es ir y sentarse a dialogar. Carrió se perdió una oportunidad interesante.

–Algunos en la Coalición Cívica llegaron a decir que lo de Stolbizer fue una traición.

–Ah, bueno, acá traición es una palabra que se utiliza muy fácilmente, que se escapa de la boca rápidamente sin reflexionar bien.

–¿Lo sorprendió la decisión de Carrió?

–No, porque ya la había escuchado en otra oportunidad. Pensé que, a lo mejor, podía reflexionar. Fue una lástima, ya que se le daba al ACyS la especial atención de recibirlo en exclusividad.

–¿Esta diferencia con Carrió podría tener alguna repercusión en el ACyS?

–Sería una lástima. No se puede tirar todo por la borda ante la primera diferencia.

–¿Detrás de los posicionamientos de cada uno de ustedes no se están en juego sus aspiraciones presidenciales?

–Hay que aislar el tema de las candidaturas, dejarlo para el futuro y definir cómo se van a elegir. Debemos ponernos de acuerdo en la forma de elección y dejar de especular para que no se tergiverse cada decisión.

–Usted está de acuerdo con que haya internas abiertas y simultáneas.

–Me parece bien. Es bueno que cada espacio político defina sus candidatos. También sería bueno, una vez definido eso, hacer acuerdos entre todas las fuerzas para definir las políticas de Estado.

–Desde la Coalición Cívica dijeron que el tema de las internas abiertas y simultáneas sólo le interesa al PJ...

–Puede ser conveniente o no para el PJ, pero le hace bien a la institucionalidad de los partidos políticos y a la democracia.

–¿Mantiene la idea de tratar de sumar al peronismo detrás de su candidatura presidencial?

–Todos buscan la pata peronista. También se puede buscar después para gobernar. Si uno ve que un buen justicialista puede desempeñarse en un cargo, por qué no convocarlo. De todos modos, tenemos que consolidar el radicalismo y ver bien hasta dónde pasa el grado de apertura después. Si un sector del PJ no se siente identificado y quiere armar algo nuevo que está en consonancia con el Acuerdo Cívico y el socialismo, se verá si puede amalgamar una postura a base de propuestas.

–¿Por qué todos buscan la pata peronista? ¿No se puede gobernar sin peronismo?

–Se puede gobernar sin peronismo, pero con un peronismo maduro que si es oposición debe acompañar. Por ahí es difícil porque al peronismo le gusta el poder y lo busca, pero creo que vamos aprendiendo. Acá convivo con un sector del peronismo bastante maduro, con el que tenemos muchos pensamientos en común.

–¿Cree que se va a volver al sistema bipartidista?

–Bipartidista o tripartidista. Hay que ver si el PRO juega solo o en una alianza, como la que hizo ahora con De Narváez. Dependerá de quién surja del peronismo y si no serán tres partidos mayoritarios. Obviamente, siempre habrá partidos chicos, como el de Pino Solanas.

–Se mencionan a Raúl Baglini, Ernesto Sanz y Mario Negri para conducir la UCR a partir de diciembre, ¿a quién prefiere?

–Tengo buena relación con todos, pero más afinidades con Sanz y con Baglini. Todo dependerá de la decisión que tome el radicalismo en el apoyo de las candidaturas presidenciales. Si creen que puedo ser un presidenciable, la figura que encabece el Comité Nacional tiene que tener afinidad con Cobos; tiene que ser una persona que con una mirada nos entendamos. Baglini me parece una persona que puede sintetizar esto, más allá de que no tengo ningún problema con Negri. De Sanz, creo que no está interesado porque quiere seguir en la presidencia del bloque. Hay que consensuarlo. La conducción puede ser lo más amplia posible. Yo no me cierro ni soy caprichoso. Pero quiero que haya una afinidad conmigo.

–Morales dijo que debe ser una persona “de la resistencia”...

–Es una opinión de él, con quien ahora tengo una buena relación. Tiene que ser una figura que se lleve bien con todos.

–¿No siente, a veces, que lo miran con la idea de que ellos se quedaron en el partido mientras ustedes se fueron con el kirchnerismo?

–No siento que nos fuimos. Ellos eligieron por Roberto Lavagna y nosotros acompañamos la Concertación sin resignar nuestros principios. Nuestra conducta siempre estuvo vinculada a los valores del radicalismo.

–Quienes permanecieron en la UCR no tienen la misma impresión.

–Bueno, nos podrán mirar diferente pero el radicalismo tiene que aprender a mirar hacia adelante, sobre todo si tiene vocación de ser gobierno.

–¿Le gusta la fórmula Cobos-Binner?

–No es que me gusta a mí, les gusta a muchos, pero habrá que preguntarle a él, porque en una de esas quiere Binner-Cobos.

–Usted está decidido a postularse a presidente. ¿Es compatible eso con su permanencia en la vicepresidencia?

–Hay que dilatar esto lo más que se pueda. Por eso decía que hay que definirlo en marzo del 2011 y hay que pensar, además, que mi candidatura no va a ser para mal del Gobierno sino para mirar hacia adelante.

–¿Piensa pedir licencia?

–La licencia va a surgir por un compromiso real de recorrer el país y estar en campaña el tiempo que demande.

–¿Está de acuerdo con la agenda que consensuaron el oficialismo y la oposición en el Congreso?

–La agenda podría ser interminable, pero los temas que se incluyeron son importantes. También es importante el tema de la Ley de Menores e implementar el servicio cívico. Me gustaría también que se hablara más de educación y de la responsabilidad social universitaria.

–¿Qué opina de las denuncias de enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner?

–Llama la atención el crecimiento del patrimonio de un año para el otro. Tendrán que dilucidarlo en la Justicia. Imagino que tendrán toda la justificación del caso.

–¿A quién imagina como adversario en 2011?

–Creo que va a ser Carlos Reutemann. Le haría mucho bien al justicialismo porque captaría muchos votos independientes. Y también a Mauricio Macri, porque veo medio difícil que el PJ apoye a alguien que no es justicialista. Otros que pueden llegar a ser son Felipe Solá o algún gobernador; tal vez Daniel Scioli, si se recupera un poquitito.

–¿Kirchner?

–Lo veo complicado porque perdió en la provincia, donde compitió.

–Igual que Elisa Carrió.

–Lo de Carrió habrá que dilucidarlo dentro del Acuerdo Cívico y Social, si ella se mantiene en este espacio. Si se abre, seguramente será otra de las candidatas.

A un año del voto no positivo

–¿Qué balance hace a un año de su voto no positivo?

–Se ha perdido un año y se está recuperando recién en estos días.

–¿En qué se perdió un año?

–En todo. El mensaje que dejó el rechazo a la 125 no fue el diálogo, la tolerancia. Si al otro día de este conflicto se hubiera hecho más o menos lo mismo que ahora, hubiéramos avanzado a pasos agigantados. Se hubiera arreglado el conflicto con el campo y no hubieran caído un 39 por ciento las exportaciones de productos primarios en el último semestre. Hay menos recursos aduaneros. Peligran los tambos, la carne. El maíz no está bien.

–¿Cómo influyó aquello en el escenario político que se vive hoy?

–Influyó en todo. Hubo una revalorización del Congreso y del equilibrio que debe haber entre los distintos poderes. Antes el argentino estaba muy metido en lo suyo, en que su economía fuera bien, y dejaba en segundo lugar lo colectivo. La gente grande y la juventud, que estaba escéptica, se motivó para ir a votar.

–¿Qué plantea hoy usted con respecto a las retenciones?

–Las retenciones deben ser un tema dentro de algo más de un proyecto nacional agropecuario acorde a un mundo que está demandando alimentos y que acá les ponemos restricciones. Las retenciones deben desaparecer en las economías regionales. En el tema de la soja hay que bajarlas; no sé si cinco o siete puntos, hay que discutirlo y darle previsibilidad mediante un mecanismo de variación sujeto a una ley. En el caso del trigo, directamente no debería haber porque la exportación es prácticamente cero. Hay que asegurar una rentabilidad razonable y la extraordinaria debe canalizarse a través del Impuesto a las Ganancias.

–¿Y cómo compensaría la disminución en los ingresos que implicaría la rebaja de las retenciones?

–Si la recaudación es cero, es cero con impuesto cero o con impuesto infinito. Hay que encontrar el equilibrio que sirva de motivación. Uno se pregunta por qué han caído un 39 por ciento las exportaciones si el mundo está reclamando alimentos; porque no hay incentivos. Si se establecen reglas de juego claras, aun cuando la tasa de derechos aduaneros sea menor, habrá una mayor exportación y habrá mayor ingreso. Uno no dice eliminar las retenciones porque todavía hay ventajas comparativas con respecto al dólar, pero ahora hay que contemplar el incremento de los costos por el aumento de la luz y el gas.

–¿A qué precio tendría que estar el dólar?

–Debería estar cerca de los cuatro pesos, pero hay que ir de a poco, acompañando la inflación real. Lo mismo se tendría que haber hecho con el tema de las tarifas, que fue lo que Scioli salió a decir en su momento, y no que ahora llegan facturas que escapan a la imaginación.

–¿Cómo solucionaría los temas del Indec y la inflación?

–Hay que crear un organismo verdaderamente independiente del poder político, que no sólo maneje bien los datos de la inflación, sino de crecimiento, pobreza, exportaciones, importaciones, porque de otro modo no se pueden hacer diagnósticos reales para tomar las medidas necesarias.

–Cuando se aborda este asunto, mucho se habla de Guillermo Moreno, pero días atrás el propio jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que el secretario de Comercio es un funcionario que recibe órdenes.

–Estoy de acuerdo. Con un secretario, uno puede no compartir las formas, pero el fondo de la cuestión hay que buscarlo más arriba. Moreno es un buen soldado que hace lo que le dicen.

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