Las elecciones nacionales de junio mostraron el surgimiento, todavía embrionario, de dos experiencias frentistas de centroizquierda a ambos lados de la General Paz: el porteño Proyecto Sur y el bonaerense Nuevo Encuentro. Más allá de sus dos principales referentes, Fernando “Pino” Solanas y Martín Sabbatella, otros cuatro representantes de estos nuevos espacios fueron elegidos diputados: Alcira Argumedo, Jorge Cardelli y Liliana Parada (Proyecto Sur), y Graciela Iturraspe (Nuevo Encuentro). Todos ellos dialogaron con Página/12 sobre sus experiencias militantes y sus objetivos para cuando lleguen al Congreso.

- Alcira Argumedo: Desde muy joven, se integró a las Cátedras Nacionales de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde en la década del ’60 se discutían el pensamiento y la tradición popular latinoamericanos, al tiempo que desafiaban a la dictadura de Onganía. Se incorporó a la JP y a mediados del ’73 el gobernador bonaerense Oscar Bidegain la convocó para dirigir la Secretaría de Cultura, hasta que en el ’74 la derecha peronista abortó la experiencia izquierdista. En el ’78 debió partir al exilio. Trabajó en la Unesco, el Indec y en el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales, que dirigía Gabriel García Márquez, sobre el “nuevo orden mundial de la información y las comunicaciones”. Actualmente es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y miembro del Conicet.

A los 69 años, sostiene que apunta a “trabajar en el Congreso en el tema global de la educación y en especial en el área de desarrollo científico-técnico”. Pero hay un tema en el cual ha trabajado mucho y la obsesiona: “la promoción de empresas sociales, tomando como experiencia las empresas recuperadas”. “Las nuevas tecnologías –agrega– desplazaron el 75 por ciento del trabajo humano, y sólo este tipo de empresas pueden asumir una reconversión que no sea salvaje con la disminución de la jornada laboral”.

- Jorge Cardelli: Es matemático recibido en la Universidad Nacional de La Plata, pero es profesor en la cordobesa Universidad de Río Cuarto, a donde llegó desde que la gestión ultraconservadora del ministro de Educación de Isabel Perón, Oscar Ivanissevich, lo dejó cesante. Militó en la Tendencia Revolucionaria de la JP en los ’70 y pasó toda la dictadura preso, deambulando por distintas cárceles del país. Ya en democracia volvió a los claustros cordobeses y fue secretario general de los docentes universitarios de la UNRC. Llegó a la conducción de Ctera con el arribo de “lista celeste”, que encabezaban, entre otros, Mario Garcetti, Mary Sánchez, Marta Maffei y Hugo Yasky.

Con 61 años, su vocación por la docencia no le hizo perder sus expectativas de lograr cambios importantes en el sistema educativo, aunque a su manera. “No creo en los proyectos de laboratorio. Considero que, al igual que el anteproyecto de ley de servicios audiovisuales, se debe buscar con la participación de todos los sectores universitarios, una serie de puntos coincidentes para avanzar en una nueva ley de educación superior”, afirma. “Debemos recuperar la tradición reformista del ’18 y el debate de las décadas del ’60 y los ’70, para volver a tener una universidad verdaderamente autónoma y comprometida con el proceso político del país.”

- Liliana Parada: A pesar de sus 53 años, es una emergente del “que se vayan todos”. Se incorporó al ARI a fines de 2000 y empezó a militar convencida de “tener que terminar con una oligarquía política que destruye todo”. Su trabajo de abogada en el ámbito público (Pami y Ministerio de Educación) le produjo “una mirada social sobre los problemas que vivimos”. Llegó en 2005 a la Legislatura porteña en la boleta del ARI, pero en 2007 “la derechización” de la Coalición Cívica la llevó a romper con el partido y formó junto a Martín Hourest el bloque “Igualdad Social”. Mantiene una excelente relación con sus ex compañeros del ARI que formaron el partido SI pero se sigue considerando “medio líbero”.

“El cuarto puesto en la lista de Proyecto Sur era una candidatura casi testimonial, solo para apoyar el proyecto”, recuerda y empieza a trazar sus propias propuestas. “Mis prioridades, además de la propuestas generales de nuestro espacio, serán los temas sociales”, afirma. Desde la Comisión de Ciudadanía Plena de la Legislatura porteña diseñó proyectos que ahora trasladará al ámbito nacional “El hambre es un crimen silencioso y evitable, sobre eso podemos lograr consenso en el Congreso. Así como normalizar el Pami y la Anses para que los recursos vuelvan a estar en manos de sus verdaderos dueños: los jubilados y los trabajadores”, asegura.

- Graciela Iturraspe: Llegó a la Cámara de Diputados, en representación de uno de los cinco partidos que conforman Nuevo Encuentro: el “Instrumento Electoral para la Unión Popular”, ligado a la CTA y a Víctor De Gennaro. Iturraspe es también dirigente de la CTA marplatense. Con 58 años, tres hijos y tres nietos, es conocida entre la militancia política y sindical por haber integrado Montoneros en la década del ’70: su testimonio quedó registrado la película Cazadores de utopías. Durante la dictadura colaboró con organismos de derechos humanos, luego pasó a la actividad sindical y hoy se define como una militante “sin identidad partidaria”.

Su trabajo parlamentario también estará ligado a su pertenencia a la central obrera. “Es urgente un blindaje social para que la crisis no la paguen los de siempre: los trabajadores”, dice convencida de poder lograr los consensos parlamentarios necesarios. En su lista de prioridades están “la universalización de la asignación por hijo, la suspensión de los despidos y el aumento de los salario y las jubilaciones”.