Mientras avanza la ronda de diálogo con los partidos políticos y se le va dando forma al consejo económico y social, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner iniciará hoy los encuentros con gobernadores: las dos primeras citas serán con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y con el mandatario de Chaco, Jorge Capitanich. Opositor uno, oficialista el otro, llevarán temas distintos al encuentro que será a agenda abierta.

Según dejaron trascender desde el PRO, Macri llevará a la reunión, que está fijada para las 18 en el despacho presidencial, reclamos que viene haciendo públicos desde hace tiempo, como el traspaso de la Policía Federal a la ciudad de Buenos Aires pero con el presupuesto que hoy maneja la Nación para esa área o la transferencia de facultades sobre el transporte público nacional que funciona en la Capital Federal.

Ambos temas fueron un reclamo eterno de los intendentes porteños desde que el cargo se elige por voto popular y sistemáticamente les fue negado por todos los gobiernos, aun cuando ambos tenían el mismo signo político.

Macri, como la mayoría de los gobernadores, irá a ver a la Presidenta básicamente para hablar de dinero, en distintas formas. Una de ellas es a través de la obra pública. Intentará reflotar el viejo proyecto de la terminación de la autopista ribereña e insistirá con el soterramiento del ex ferrocarril Sarmiento.

En tren de pedir, también solicitará que el Estado nacional le traspase terrenos y edificios a la Ciudad. Hoy son administrados por el Ornabe y la mayoría de ellos tiene un alto valor inmobiliario.

Por otra parte, el jefe de Gabinete de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, anticipó que el jefe de Gobierno también pedirá a la Presidenta que el Estado nacional “le permita gestionar créditos ante el Banco Mundial y el BID para construir más redes de subterráneos”. Buena parte de esas obras prometidas por Macri en la campaña electoral de 2007 están paralizadas.

Respecto del diálogo con el Gobierno, ayer hubo voces un tanto disonantes entre sí dentro del PRO de acuerdo con declaraciones que hicieron el secretario de Gobierno de Macri, Marcos Peña, y el jefe del bloque en Diputados, Federico Pinedo. Peña sostuvo: “Sí o sí hay que apostar al diálogo y tenemos que ir con una agenda de trabajo y una expectativa. Sería un grave retroceso que descartemos el diálogo, porque en ese caso tendríamos que cuestionarnos un montón de cosas como sociedad”. Y agregó que “hay que retomar y reconstruir un diálogo y un trabajo conjunto entre el Gobierno de la Ciudad y el nacional y avanzar en temas concretos que tienen que ver con la vida de la gente”.

Ese tono contemporizador difiere del de Pinedo, quien puso un fuerte condicionamiento para que avance el diálogo. Es más: señaló que “si no hay modificación del Consejo de la Magistratura, se acaba ese diálogo”. Para Pinedo ese es “un tema central en materia institucional”.

Luego de que Macri abandone el despacho de Cristina, se supone que alrededor de las 19, será el turno de Capitanich, uno de los gobernadores kirchneristas que ganó cómodamente en su provincia las elecciones del 28 de junio. En este caso la situación es bien distinta, ya que el gobernador de Chaco tiene diálogo permanente con la Presidenta, por lo que será difícil que le diga algo que ya no le haya dicho.

Las preocupaciones de Capitanich son las de varios gobernadores que esperan que el Gobierno continúe avanzando con las obras públicas comprometidas en sus provincia y tener una visión exacta de hasta dónde la Casa Rosada continuará con el auxilio financiero que les presta. No es un tema menor, ya que más allá de los vínculos políticos, cerca de la Presidenta dicen que ella evalúa también la eficiencia en la administración de esa ayuda. Ponen como ejemplo lo que consideran la mala administración de la Caja de Jubilaciones de Córdoba, en contrapartida con el reclamo de ayuda a ese fondo por parte del gobernador Juan Schiaretti.

El diálogo con los gobernadores continuará el jueves. Ese día la Presidenta recibirá a un oficialista, el salteño Juan Manuel Urtubey, y a un opositor, aunque de buen diálogo con el Gobierno, como lo es el socialista Hermes Binner.