“El Gobierno se equivoca si cree que Moyano es la CGT.” Con esa advertencia, del titular del gremio de empleados de comercio, Armando Cavalieri, hizo estallar ayer la pelea por el poder en la central de trabajadores, disputa que se profundizó a partir de la derrota del kirchnerismo en las últimas elecciones. Después de una reunión entre los denominados “Gordos” y los “independientes”, los sindicalistas enfrentados con la conducción cuestionaron el “personalismo” de Hugo Moyano y reclamaron un lugar en el consejo económico y social convocado por el Gobierno. “Son muy amplias las posibilidades de que ellos estén sentados”, le aseguraron a Página/12 en el entorno del líder de la CGT, mostrándose flexibles. En cambio, cerca del gastronómico Luis Barrionuevo alentaban una ruptura de los disidentes con el camionero y en consecuencia les salieron a pegar: “Arrugaron ante el poder de Moyano y el Gobierno”.

A las dos de la tarde, la sede de la Uocra se convirtió en el lugar de reunión de los “Gordos”: Oscar Lescano (Luz y Fuerza), Carlos West Ocampo (Sanidad), José Pedraza (Ferroviarios) y Cavalieri (Comercio) con el jefe de los estatales, Andrés Rodríguez, y el dueño de casa, Gerardo Martínez. Allí acordaron tirarle el primer golpe a Moyano y esperar el efecto. “Yo no quiero echar a nadie, ¿por qué se tiene que ir? El problema es que tiene que cambiar, si no al otro día aparecen sólo conquistas para los camioneros”, cuestionó Cavalieri, en referencia a su intención de integrar una conducción colegiada en la central.

Los sindicalistas que se reunieron ayer en la Uocra saben que a pesar de su apodo en este momento no tienen el peso suficiente para borrar del mapa de la CGT al líder camionero y por eso, en cambio, apuntan a limitar su poder, diluyéndolo en un gobierno tripartito. En el plan de los “Gordos” está volver a una organización similar a la que tenían en los primeros años del kirchnerismo, cuando la central era controlada por el triunvirato integrado por Moyano, Susana Rueda de Sanidad y José Luis Lingeri de Obras Sanitarias.

Lo cierto es que aun dentro de los gremios que piden modificar la conducción hay matices. Cavalieri y West Ocampo son los que encabezan la embestida, mientras que Rodríguez y Martínez son más prudentes. Fuentes de la CGT aseguran que esos gremios llamados “independientes” ven limitada su fuerza precisamente por la estrecha vinculación que hay entre sus sindicatos y la política económica del kirchnerismo. Tanto UPCN, cuya patronal es el Estado, como los gremios de la construcción están ligados en buena medida a la suerte del Gobierno. “Si la oposición tiene un plan de reducción del gasto público, baja de salarios y contracción de la economía, depende de eso hasta dónde pueden empujar”, advirtieron.

En el marco de esa disputa, Moyano confirmó ayer la participación de la CGT en la reunión del consejo económico y social. Mediante un comunicado oficial, el líder camionero recordó que la decisión fue adoptada por el Consejo Directivo de la central en una reunión realizada el jueves pasado y que en ese momento también se definió delegar, “como es costumbre”, en el secretario general la designación de los integrantes que representarán a la CGT en dicho organismo.

Ante el reclamo de ayer y más allá del texto, fuentes de la central obrera aclararon que son veinte los lugares reservados para la CGT. “Hay muchas posibilidades de que ellos lo integren”, le aseguró a este diario un jefe sindical, pero subrayó que “hace un año” vienen trabajando en los borradores que le van a presentar al Gobierno, mientras que los gremios disidentes no hicieron ningún aporte.

Al salir de la reunión, Martínez fue muy claro en su reclamo: “No-sotros queremos ratificar que la CGT es un cuerpo colegiado que está integrado por una conducción, pero en la realidad hay una mesa política que representa a los distintos sectores sindicales: por un lado Moyano, por otro lado otros sectores”. En verdad, cada uno quiere jugar en el terreno donde tiene más fuerza. Los “Gordos” y los “independientes” reclaman que las decisiones de la central se tomen en la “mesa chica” porque ahí son mayoría, mientras que los moyanistas aseguran que deben resolverse en el Consejo Directivo. “Es ridículo, en el Consejo Directivo son 40 y no se puede discutir ahí. Además, lo de la mesa chica fue un acuerdo político en el mismo congreso que lo eligió a Moyano secretario general”, abundan desde el sector enfrentado al camionero. “Lo de la conducción colegiada tienen que plantearlo en la reunión del Consejo Directivo y cuando se realizó el jueves pasado ellos no estuvieron presentes”, retrucaron en la cúpula sindical.

Además de la pelea interna, el tercer sector sindical liderado por Barrionuevo apunta directamente a descabezar a Moyano. El gastronómico aseguró que mientras el camionero siguiera en la central no dejará la CGT Azul y Blanca y por ese motivo mantiene negociaciones con los “Gordos”. Como no logró convencerlos de romper con Moyano, varios gremialistas de su central los cuestionaron. “Es una lástima, una vez más, estos muchachos salieron por los medios a reclamar una foto y Moyano los va a complacer, a uno le engominará el pelo, al otro le acomodará el traje, y a otros los sentará en la mesa del diálogo para los flashes, pero él va a seguir negociando con el Gobierno por la otra ventanilla”, sentenció Luis Campos, dirigente del gremio de Carga y Descarga. Más irónico, Angel García, de Seguridad, sostuvo que “unos se de-sinflaron y los otros se transformaron en dependientes”.

En medio de la feroz interna, es crucial la posición de dos aliados a Moyano como la UOM y Smata, antiguamente gremios de mucho peso dentro de la estructura sindical. Durante los noventa perdieron fuerza y tras varios años de recuperación económica volvieron a vigorizarse. Lo postura que tome Antonio Caló, de los metalúrgicos, y José Rodríguez, de los metalmecánicos, será determinante para el futuro de Moyano. Como anticipo, ambos participaron del Consejo Directivo convocado por la CGT el jueves pasado, dando una demostración de respaldo al camionero.