Emir Sisul Hess, capitán retirado de la Armada y piloto naval, negó haber conducido vuelos de la muerte durante la última dictadura militar y atribuyó la información que lo compromete en la causa a una venganza de su ex mujer y de un antiguo empleado suyo. El juez federal Sergio Torres decidió mantenerlo detenido en el penal de Marcos Paz y avanzar con la investigación de los libros de vuelo secuestrados durante la detención del piloto, para determinar si en ellos hay alguna constancia de su participación en esos crímenes.

“Hess negó haber dicho lo que testigos dicen que confesó, que participó en los vuelos de la muerte, y atribuyó esas informaciones a que tuvo una pelea con uno de los testigos y al divorcio conflictivo que mantuvo con su esposa –informaron fuentes judiciales–. También dijo que él estuvo destinado en la ESMA como profesor instructor de vuelo y, tras asegurar que nunca supo de la existencia de los vuelos de la muerte, afirmó que si sus superiores le hubiesen ordenado comandar un avión él lo hubiese desobedecido”. Hess, además, argumentó que “su calificación como piloto sólo le permitía conducir helicópteros y aviones sin instrumental”, según trascendió.

El piloto había sido detenido la semana pasada por orden de Torres, recogiendo un testimonio de un ex empleado suyo que en 2004 había testificado ante el entonces juez Juan José Galeano que el marino “contaba en tono burlón cómo las personas pedían por favor y lloraban” antes de subir a los aviones en los que serían arrojados vivas al mar.

Hess es el segundo piloto naval detenido por el juez Torres en relación con los vuelos de la muerte: el 22 de septiembre había sido el turno del ex teniente Julio Alberto Poch, que fue apresado en el aeropuerto de Valencia, en España, al aterrizar un vuelo de pasajeros de la línea holandesa Transavia. Poch cumple arresto provisorio en el penal de Picassent, a la espera que la Audiencia Nacional española resuelva el pedido de extradición emitido por Torres a fines de la semana pasada.