Vie 30.10.2009

EL PAíS  › UNA PERICIA A PALACIOS HABIA DIAGNOSTICADO “SECUELAS INCAPACITANTES”

El daño psíquico del Fino

Antes de que Macri lo designara en la policía porteña, una perito halló en 2007 que Jorge Palacios tenía problemas mentales “en plena evolución” y de “carácter permanente”.

› Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann

Jorge Alberto Palacios, El Fino, asumió como jefe de la Policía Metropolitana pese a que una pericia psiquiátrica que le realizaron en 2007 sostenía que “presenta daño moral que le ha generado secuelas psíquicas incapacitantes que determinan un daño psíquico total, que está en plena evolución y tiene carácter permanente”. El informe fue realizado por la perito de oficio Elisa Rosa Broussalian, designada para hacer ese estudio por la jueza Claudia Rodríguez Díaz. Cuando El Fino había sido pasado a retiro a raíz de una escucha telefónica en la que se reflejaba un amigable diálogo con el reducidor de autos robados Daniel Sagorsky, quien luego fuera condenado en la causa por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg. Un año después del pase a retiro, Palacios inició una demanda en el fuero contencioso administrativo para pedir que se revoque el acto por el cual lo destituyeron. Con semejante pericia en el expediente, la jueza rechazó la reincorporación de Palacios y la Cámara también consideró que no correspondía su regreso a la Federal. Palacios nunca informó ni de la causa ni del peritaje psiquiátrico a las autoridades del Ministerio de Seguridad porteño, según pudo constatar este diario en su legajo.

El estudio psicológico se realizó tras la evaluación que hizo la profesional en dos entrevistas consecutivas, el 2 y 3 de octubre de 2007. Las conclusiones son lapidarias, pero lo curioso es que El Fino no las objetó. Es que le servían de base para hacerle un reclamo al Estado por haberle provocado un daño psicológico grave con su destitución. También llama la atención que la perito hable de “secuelas psíquicas incapacitantes que determinan un daño total” y lo cierto es que el ex hombre fuerte de la Federal manejaba y era propietario de dos importantes empresas de seguridad. Arpa, cuyo nombre surge de la combinación de su apellido y el de su esposa, Ares, tiene clientes del máximo nivel como Aluar, la Embajada de Italia y Cincotta.

Estas son algunas conclusiones que figuran en el peritaje psicológico:

- “Verificamos que el Sr. Jorge Alberto Palacios presenta daño moral, que le ha generado secuelas psíquicas incapacitantes que determinan un daño psíquico total, que está en plena evolución, y tiene carácter permanente”.

- “Tanto el daño moral como el daño psíquico verificado guardan relación de causalidad con el motivo de esta litis”.

- “El daño verificado no es de comienzo demorado”.

- Se le recomienda que “continúe con el tratamiento psiquiátrico especializado que se torna necesario para evitar que el cuadro siga avanzando” por “un mínimo de tres años más con una frecuencia de dos sesiones semanales”.

- “Los sufrimientos han generado una huella o secuela psicológica incapacitante en la personalidad del actor debido a la persistencia a lo largo del tiempo del estímulo generador del daño moral determinado por la cronificación de la sintomatología producida por el sufrimiento que determina un daño psíquico total que está en plena evolución y tiene carácter permanente”.

- En una parte del estudio habla de fallas “en la eficiencia cognitiva”.

A la vista del peritaje, y tratándose de un trabajo realizado a pedido de una jueza, el perfil trazado lo descalificaría para dirigir una fuerza de centenares y hasta miles de hombres como está previsto que sea la Metropolitana. La lógica indicaría que el Fino debió informar sobre la existencia de esta causa contra el Estado y del informe psiquiátrico. Este diario intentó anoche comunicarse con el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, pero éste no respondió al llamado. Sin embargo, Página/12 pudo establecer que el antecedente no figura en la documentación de Palacios en la Metropolitana.

En cualquier caso, se trata de un dato que se hubiera agregado a los que el gobierno porteño sí conocía perfectamente: Palacios estaba a punto de ser procesado por encubrimiento en el caso AMIA –lo que efectivamente ocurrió–, se le había detectado un diálogo con un reducidor de autos que luego fue condenado en el caso Blumberg y estuvo vinculado, aunque la Justicia lo sobreseyó, con la sangrienta represión del 21 de diciembre de 2001. A estos hechos, que ya lo inhabilitaban para conducir la Metropolitana, se sumaron ahora la operación de espionaje que tuvo como protagonista a su ladero, Ciro James, y el informe psicológico de 2007. No parece “el mejor jefe de policía”, como lo presentó Mauricio Macri.

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