EL PAíS › OYARBIDE QUIERE COMPARAR PERSONAL DE INTELIGENCIA FEDERAL CON AGENTES PORTEÑOS
El juez está esperando que la Federal le comunique quiénes son los agentes de inteligencia que pidieron la baja este año. Cuando tenga esa lista, la va a comparar con la de los nuevos agentes de la policía de Macri.
› Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann
El juez federal Norberto Oyarbide le pidió a la Policía Federal, hace ya dos semanas, un listado de todos los integrantes de la División Inteligencia criminal y del Cuerpo Auxiliar de Inteligencia que pidieron la baja este año. La Federal le entregó una nómina de casi 50. En su siguiente paso, Oyarbide le reclamó por oficio al gobierno porteño que le indique cuáles de esos ex agentes de inteligencia de la Federal ingresaron a la Policía Metropolitana. Una vez que tenga ese dato preguntará si tenían un contrato de locación de servicio en cualquier ministerio –como Ciro James en Educación– y qué tareas realizaban. La sospecha es que todos los “plumas”, como le dicen en el argot del mundo de la inteligencia a los federales que revistan en esa área, estaban armando un aparato de inteligencia en la Metropolitana. El juez quiere saber si realizaban operaciones que no tienen nada que ver con la inteligencia criminal, sino con espiar a un familiar de una víctima de la AMIA, como Sergio Burstein, o a un empresario de la televisión, como Carlos Avila.
La lógica indica que Jorge “El Fino” Palacios convocó a gran parte de los hombres de inteligencia de la Federal que integran la lista entregada a Oyarbide y que son los que se fueron de esa fuerza durante 2009. El argumento de los funcionarios porteños es que a diferencia de lo que hacían en la Federal, en la Metropolitana fueron designados con su propio nombre, sin alias, y que ya no se encargarían de cuestiones de espionaje sino de investigación criminal. “Nosotros recibimos veinte plumas y nos quieren hacer un escándalo. La Federal tiene 400, con nombres falsos, y no le hacen ningún cuestionamiento. Esto es una ofensiva política en contra de Mauricio Macri y de la Metropolitana”, repiten y repiten desde la jefatura del Gobierno porteño.
El problema es que todo el escándalo sale a la luz justamente porque uno de los plumas, Ciro James, fue sorprendido armando causas delirantes por homicidio, robo de bancos, piratería del asfalto y robo a mano armada contra Burstein y Avila, y sobre esa base consiguiendo la intervención de sus teléfonos y retirando las cintas de las escuchas. Como lo indican las 150 llamadas que cruzó con Palacios, James era un hombre del riñón del Fino. Y todo indica que el ex jefe de la Metropolitana también conocía a todos los que se trajo de Inteligencia de la Federal desde enero.
Esto es lo que llevó a Oyarbide a tomar varias medidas:
- Primero, le pidió a la Federal la nómina de los plumas que dejaron la Federal en 2009.
- Le acaba de pedir a la Metropolitana la lista de los que se incorporaron a esa fuerza.
- Con la lista, preguntará si alguno de ellos tenía un contrato en alguna otra área del gobierno porteño. Es que James tenía uno en Educación y hasta el momento nadie pudo explicar qué hacía. No existe un solo papel que demuestre que realizaba tareas de asesoramiento. Lo que argumentan es que asesoraba de palabra, nunca escribió ni un mail proponiendo, criticando o avalando. En su declaración ante el juez, el jefe de la Metropolitana hasta esta semana, Osvaldo Chamorro, admitió que se le daban contratos de locación de servicios mientras se los incorporaba a la fuerza.
- Oyarbide también pedirá cruces telefónicos, para ver si estos plumas ya trabajaban en la Metropolitana antes de ser designados. En el caso de James, por ejemplo, realizó centenares de llamadas que se cursaron a través de la antena situada en inmediaciones de la Metropolitana.
- Finalmente, Oyarbide quiere saber qué hacen exactamente los hombres de inteligencia de la Federal captados por la Metropolitana. Quiere averiguar si realizaban o realizan tareas de espionaje ilegales, similares a las de James.
En última instancia, Oyarbide trata de juntar más elementos para tener un diagnóstico de cuál era la estructura por encima del espía James. Está claro que éste protagonizaba las escuchas: armó causas, se contactó con policías misioneros, consiguió jueces que ordenaran las escuchas a Burstein y Avila y él mismo retiraba las cintas. Como señalan en el juzgado, el punto clave es saber “para quién eran las escuchas y por qué”. Página/12 ya adelantó, en exclusiva, que no está lejos la convocatoria declaración indagatoria, como imputado, del Fino Palacios. Y toda la revisión de los plumas puede agregar elementos de cargo contra Palacios.
Quienes lo conocen están seguros de que quiso armar una organización de inteligencia dentro de la Metropolitana. Su argumento es que “para hacer un desalojo de intrusos, se necesita inteligencia previa; para enfrentar un problema de seguridad barrial, se necesita inteligencia previa”.
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