Los trabajadores del frigorífico entrerriano Fepasa estuvieron en Buenos Aires en busca del apoyo que no pueden obtener en su provincia, luego de haberse enfrentado a la empresa y al Sindicato de la Carne por el despido de sus delegados gremiales. La Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (Cadep) lo definió como un caso de “persecución sindical y judicialización de la protesta”.

Este frigorífico avícola de Concepción del Uruguay emplea a más de 500 trabajadores y exporta con subsidios del Estado. Sus empleados denuncian que “las condiciones de trabajo son deplorables, se violan parámetros elementales de seguridad e higiene, con jornadas extenuantes de trabajo y un salario de hambre”.

Los reclamos comenzaron en 2007, según los operarios “en soledad”, porque el sindicato “no sólo no apoyó el conflicto, sino que hizo todo lo posible para evitarlo”. Hace ocho meses fue elegido delegado Manuel “Willy” Paredes, con quien decidieron formar un gremio propio. Los reclamos a la empresa crecieron en la misma medida que el “hostigamiento patronal, con policía y Gendarmería adentro de la planta”, tal como contó a Página/12 el trabajador Serafín Bruneti.

En septiembre cortaron las rutas 39 y 14 y Paredes fue encarcelado, acusado de entorpecer el transporte y amenazar. Los compañeros hicieron una carpa frente a Tribunales y movilizaron a la provincia. En asamblea, eligieron cuatro delegados, pero la actividad gremial siguió condicionada por la presencia policial en la planta de pollos. El 14 de octubre despidieron a cuatro delegados: Bruneti, Luciano Maspi, Carlos Blanco y Matías Obispo. Tras dos días de paro, la empresa amenazó con más despidos y prohibió la realización de asambleas. La semana pasada marcharon hasta el Ministerio de Trabajo, con la Agrupación Sindical de Base y la Central Popular del Lucha, y fueron recibidos por Daniel Nasroulah, asesor de la Subsecretaría de Relaciones Laborales. El funcionario les dijo que conocían su caso y les prometió una respuesta que aún no llegó.