Diez días después de que el presidente Eduardo Duhalde acordara con la mayoría de los gobernadores definir un nuevo cronograma electoral y la suspensión de las internas abiertas y simultáneas, el gesto fue aceptado por la Cámara de Diputados. La tarea no fue sencilla y le costó al duhaldismo dejar jirones en los pasillos del Congreso. Los legisladores modificaron la iniciativa proveniente del Senado, por lo que el expediente volvió a la Cámara alta para su aprobación definitiva (ver nota aparte). La modificación detalla que la futura elección presidencial “es para cumplimentar el período 2003-2007”. Aunque menor, la observación pretende salvar cualquier futura impugnación a la presentación de Carlos Menem como precandidato. La tarea le insumió al oficialismo unas nueve horas.
La aceptación de la renuncia de Duhalde, un trámite que parecía sencillo, llevó mucho más tiempo del que se presuponía. En parte porque el menemismo y otros bloques no dejaron pasar la oportunidad para presentar sus quejas o enunciar sus críticas, en parte porque en algunos momentos de la sesión el oficialismo no tenía la certeza de que los números le fueran favorables. Finalmente, la renuncia fue aceptada por 176 votos positivos contra 12 negativos y 24 abstenciones. Por su parte el futuro cronograma electoral contó con 148 votos por la afirmativa, 41 por la negativa y 25 abstenciones.
Después de las discusiones con las que se inició la sesión (ver aparte) y de que se votaran primero 36 proyectos de ley y luego 355 proyectos de resolución, comenzó a discutirse los temas electorales. Fue el puntano Oraldo Britos quien comenzó las exposiciones. Afirmó que los vaivenes del Gobierno en relación a las fechas electorales producen “incertidumbre”. Luego de reconocer que “de alguna manera los que estamos en política somos responsables de lo que está pasando”, aventuró que con estas idas y vueltas “el pueblo está entendiendo que los estamos abandonando”. Luego de una incomprensible exposición de Franco Caviglia, ahora devenido en menemista, hablaron el duhaldista Daniel Basile y el radical Luis Molinari Romero. El planteo del radical rondó lo que definió como “doctrina de la emergencia”. Señaló que por un lado había “un fuerte reclamo popular pidiendo elecciones inmediatas” y por el otro un “conflicto constitucional”, al que dijo que se llegaba por el apuro de Duhalde en satisfacer ese reclamo y renunciar anticipadamente el 25 de mayo. Avanzó en definiciones sobre la ley de acefalía, la pieza de la discordia. Aseguró que la figura de “presidente electo” salvaba las cosas y le permitía a quien ganará las elecciones asumir el 25 de mayo y continuar hasta el 10 de diciembre, fecha en la que recién comenzaría a correr su mandato presidencial.
Eduardo Macalusse adelantó que el ARI se abstendría tanto en el tema de la renuncia de Duhalde, como en el cronograma y en la suspensión de las internas abiertas. En ausencia de Elisa Carrió, el bonaerense recordó que en su momento su partido había reclamado “una reforma constitucional, la caducidad de todos los mandatos y el urgente llamado a elecciones”. También tuvo tiempo de recordarles a sus pares que “no se está discutiendo la situación de los deudores, ni las consecuencias del tarifazo, ni la ley del trabajo bancario”. A esta altura del debate las bancas comenzaban a mostrar ausencias. Una parte formaba parte de los parroquianos que colmaban los bares que habían quedado encerrados dentro del corralito policial que cercó durante estos dos últimos días al Congreso. Otra parte contaba los votos favorables para el Gobierno y la conducción del bloque radical negociaba con sus pares del Senado y los senadores del justicialismo el contenido de la ley de acefalía que estaba a punto de discutirse en particular en la Cámara alta. Fue Luis Zamora el que sacudió la modorra de los pocos que permanecían en el recinto. Como en cada ocasión en que le toca hablar, los peronistas suelen saltar de sus bancas ya sea para abuchearlo o para reírse con alguna de sus certeras definiciones. Luego de historiar los distintos momentos en los que se debió recurrir a la ley de acefalía, Zamora les advirtió a los presentes que “la crisis política del régimen del que ustedes forman parte no la pueden arreglar”. El constante uso del “ustedes” motivó una errática intervención del radical Jesús Rodríguez que hizo que el titular de Autodeterminación y Libertad le aclarara que “cuando digo ‘ustedes’, estoy hablando de todos los que gobernaron y destruyeron este país”. En su intervención tuvo tiempo de criticar por distintos motivos a los radicales, los peronistas, los aristas y los miembros de Izquierda Unida. Fue el único que reparó en la sorprendente afirmación de Molinari Romero acerca del “fuerte reclamo popular que pide elecciones”. Así fue que les dijo que “si un reclamo popular choca con la Constitución, ¿por qué no llaman a una Asamblea Constituyente?”. Por cierto recordó que en otras ocasiones ese choque ya se había dado. “El 19 y 20 de diciembre Fernando de la Rúa todavía tenía dos años de mandato constitucional, la gente le dijo ‘basta’ y se tuvo que ir.” “¿Por qué aceptan ser comparsas de una farsa?”, les enrostró a los legisladores del ARI. Su planteo señalaba que no podían repetir que era necesario participar de las elecciones para fortalecer las instituciones. “Si estas instituciones son malas hay que cambiarlas”, concluyó. Siguieron los discursos hasta que el duhaldismo tuvo certeza de tener los votos necesarios. Así se dio vuelta la página y comenzaron a saltar de un proyecto a otro sin solución de continuidad hasta la madrugada.