EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER Y MICHELLE BACHELET SERáN RECIBIDAS HOY POR BENEDICTO XVI EN EL VATICANO
Conmemorarán con el Papa la intervención del Vaticano que evitó un conflicto entre Argentina y Chile en 1978 y la firma del Tratado de Paz de 1984. La Presidenta también se reunirá con el cardenal Bertone, número dos de la Santa Sede.
› Por Martín Piqué
Desde Roma
La Presidenta y su par chilena, Michelle Bachelet, serán recibidas hoy a las 10.45 hora local (6.45 en la Argentina) por el papa Benedicto XVI y el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. La llegada de ambas mandatarias al Palacio Apostólico en un mismo auto identificado con las banderas argentina y chilena será el primer gesto de un viaje que fue enteramente pensado como un homenaje a la diplomacia vaticana y, sobre todo, al rol que jugaron Juan Pablo II y el cardenal Antonio Samoré entre la Navidad de 1978 y fines de 1984. A lo largo de esos seis años, Samoré –-que murió sin ver el éxito de su gestión– y el Papa de origen polaco pusieron su empeño para evitar que Buenos Aires y Santiago se enfrentaran en una guerra por las islas del Canal de Beagle. Como culminación de una visita que se estima durará más de dos horas, CFK y Bachellet inaugurarán una placa de mármol en la Casina de Pío IV, una dependencia del Vaticano del siglo XV que fue sede de las prolongadas negociaciones que terminaron con la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile en 1984.
La idea de recordar el 25º aniversario de la firma del Tratado con una visita conjunta de CFK y Bachellet a Roma surgió del propio Vaticano. En diciembre del año pasado, las dos mandatarias se encontraron en el desolado paraje de Monte Aymond para conmemorar los 30 años del principio de la mediación vaticana (en el verano de 1978 las dictaduras de Videla y Pinochet estuvieron a un paso de desatar la guerra). En aquel encuentro participó en representación de Benedicto XVI el arzobispo de San Pablo, Odilo Pedro Scherer, quien les propuso a la Presidenta y a su par chilena que este año viajaran a Roma para recordar otro aniversario: la firma del tratado de 1984 que suscribieron los cancilleres Dante Caputo y Jaime del Valle.
La Presidenta ingresará en el Patio San Dámaso del Palacio Apostólico, la residencia oficial del Papa, acompañada por su par chilena y sus comitivas. Benedicto XVI la recibirá en la antesala de la Biblioteca Privada del Vaticano. Mientras CFK se entreviste con el pontífice, Bachelet será recibida por el cardenal Bertone. Luego se invertirán los papeles: la chilena se encontrará con el Papa mientras que la Presidenta hará lo propio con el segundo hombre más influyente del Vaticano.
Junto a Cristina Kirchner llegaron el canciller Jorge Taiana; los gobernadores Fabiana Ríos (Tierra del Fuego) y Daniel Peralta (Santa Cruz) –elegidos por representar a las provincias más cercanas al eventual teatro de operaciones de la guerra que no fue–; el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti; el secretario general de la CGT, Hugo Moyano; la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Patricia Vaca Narvaja; la senadora Elida Vigo; el titular de la CAME, Osvaldo Cornide, y Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo. También viajaron en el Tango 01 los gremialistas Juan Carlos Schmid y Omar Viviani y el cura Juan Carlos Molina, quien llegó a mediar en conflictos de los petroleros mientras ejerció su sacerdocio en Santa Cruz.
La Presidenta también invitó al diputado Ricardo Alfonsín a formar parte de la comitiva. El hijo del fallecido ex presidente aceptó formar parte del acto por los 25 años del Tratado –su padre fue un actor clave del proceso–, pero declinó viajar en el Tango 01. Voló a Roma por su cuenta, vía Madrid. “Hemos querido conformar una delegación lo más representativa posible de toda la institucionalidad argentina. Porque creemos que (el tratado con Chile) es un hecho de las instituciones que se resolvió en el marco de las instituciones y del derecho internacional”, dijo ayer CFK.
Aunque el compromiso más importante de su agenda está previsto para hoy, la Presidenta no desaprovechó su primer día en Roma y repitió una vieja costumbre personal. Como viene haciendo desde sus tiempos de senadora, CFK decidió visitar a monseñor Mateo Zuppi, asistente eclesiástico de la Comunidad de San Egidio. Fundada en 1968 por estudiantes secundarios católicos con una particular inclinación por el acercamiento a otras religiones –el ecumenismo–, en los últimos años la Comunidad se convirtió en una referencia bastante conocida de las campañas por la paz mundial. En sus instalaciones, que supieron ser un monasterio de las Carmelitas hasta finales del siglo XIX, se firmaron los acuerdos de paz que pusieron fin a las guerras internas de Mozambique y Guatemala.
CFK fue recibida por Zuppi en un salón del siglo XVII adornado con pinturas con un estilo similar a las de Goya. Ambos se conocen desde hace mucho tiempo y comparten un interés por los llamados “procesos de pacificación”. Una vez que comenzó la charla, la Presidenta y el religioso italiano repasaron la actualidad mundial: analizaron la vigencia de determinados conflictos históricos, sobre todo la situación en los territorios palestinos. “Si el Estado palestino es reconocido, se acabaría la parte argumentativa del fundamentalismo”, aseguró la Presidenta.
Trastevere es una zona llena de bares ubicada en las colinas que rodean al centro histórico, desde la que se puede contemplar una panorámica impactante de la capital italiana. Cuando la Presidenta terminó su visita a San Egidio, la delegación argentina bajó en caravana por las zigzagueantes callejuelas romanas hasta regresar al Hotel Edén. Allí la esperaban dos audiencias privadas: la primera con monseñor José María Arancedo, primo del ex presidente Alfonsín y arzobispo de Santa Fe; luego con el prefecto para las Congregaciones Orientales del Vaticano, monseñor Leonardo Sandri, también argentino. “Complace mucho al Vaticano que Argentina y Chile expresen su gratitud y reconocimiento”, dijo Sandri al salir de la reunión.
La Presidenta dedicó el final de la jornada a dialogar con los periodistas. Allí contó que monseñor Zuppi la había invitado a participar de la próxima Oración por la Paz que organiza San Egidio como una forma de impulsar “el diálogo interreligioso e intercultural”. CFK prometió asistir al encuentro, que se hará en octubre del 2010 en Barcelona, España. Página/12 aprovechó la conferencia de prensa para hacerle una consulta.
–La disolución del obispado castrense fue un motivo de conflicto con la Iglesia. Hace poco el Papa habló del escándalo de la pobreza y en la Argentina ese discurso fue interpretado como una crítica al Gobierno. ¿La invitación del Papa a venir a Roma con Bachelet puede influir en la relación del Gobierno con el Episcopado argentino?
–Vamos por partes. Esas declaraciones de Su Santidad habían sido de unos cuantos meses antes. Tratar de involucrar a figuras de la importancia de Su Santidad y utilizarlas políticamente no me parece adecuado por parte de nadie. Ni de la Presidenta ni de ningún otro sector. Además, salió en la revista de Cáritas que había sido editada unos cuantos meses atrás. Son las frases que siempre dice Su Santidad respecto de la pobreza en la Argentina, en Rusia, en Estados Unidos o en cualquier otra parte del mundo donde se hacen las colectas de esta naturaleza. Con lo cual intentar ubicarlo y contextualizarlo con referencia al Gobierno me parece una inexactitud cronológica e institucional. Todos hablan de confluir en un clima de convivencia y pacificación. Convengamos que los espíritus de convivencia y de pacificación deberían estar en todos, y no interpretar cada palabra o cada gesto como que significa un enfrentamiento de tal institución con tal institución, de menganito con menganito. Si no deberíamos estar todos mudos, porque cualquier palabra o cualquier gesto debería ser interpretado como que está dirigido contra otro.
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