EL PAíS › EL OFICIALISMO Y LA OPOSICION DIRIMIRAN ESTA SEMANA SU PULSEADA POR LOS CARGOS EN LA CAMARA
Los opositores reclaman como un bloque único el reparto “proporcional” de los puestos en las comisiones. Quieren quedarse con el 60 por ciento de los lugares y tres vicepresidencias. El kirchnerismo reivindica su condición de primera minoría y resiste.
› Por Miguel Jorquera
El recambio legislativo y la modificación en la correlación de fuerzas en el Congreso pondrán a prueba la capacidad de respuesta del kirchnerismo. La batalla será el jueves 3, en la sesión preparatoria donde, tras la jura de los nuevos diputados, la elección de autoridades y la conformación de las comisiones enfrentará oficialistas y opositores por el control de la Cámara baja. Las principales bancadas opositoras reclaman las tres vicepresidencias de Diputados y el 60 por ciento de los miembros de todas las comisiones legislativas, y amenazan dar pelea hasta por la presidencia de la Cámara si no hay acuerdo. Esa es una posibilidad que no entra en los cálculos del oficialismo, que no está dispuesto a resignar todos los cargos ni mucho menos la mayoría en las “comisiones estratégicas que hacen a la gestión de Gobierno”. En los primeros días de esta semana, el frente opositor intentará acercar al oficialismo su propuesta en un intento de negociación, aunque sin bajar sus exigencias y con escaso margen de éxito; mientras, el bloque K reagrupa fuerzas y mantiene “conversaciones” individuales con distintos bloques. Con la cuerda tensada al máximo y con un final todavía incierto, la puja podría paralizar al Parlamento.
Los diputados de la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica, el PJ disidente, el macrismo, el socialismo, el GEN, el juecismo, Proyecto Sur, Solidaridad e Igualdad y Diálogo por Buenos Aires reclaman como un bloque único el “reparto proporcional” de todas las comisiones. Fuera de ese esquema quedaron los diputados alineados con Martín Sabbatella. “Si se quiere, podemos correr al Gobierno por izquierda, pero es una barbaridad que desde el progresismo colaboremos para que la derecha consiga mayorías”, plantearon desde ese espacio.
Los opositores proponen “el 40 por ciento de las presidencias y los miembros de todas las comisiones para el oficialismo y el 60 restante para todos los bloques no K”, de acuerdo con el sistema D’Hont en base a la cantidad de diputados de cada bloque. Además, exige las tres vicepresidencias de la Cámara: la primera para la UCR, cuyo candidato es Ricardo Alfonsín; la segunda para el PJ disidente, que nomina para ese puesto al ex jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde, Alfredo Atanasof; y la tercera para la CC.
El acuerdo más pulido entre los bloques opositores divide las 45 comisiones de Diputados y las 22 bicamerales en tres categorías: “estratégicas, medianas y escasamente importantes”, para reclamar el 60 por ciento en todas ellas. Se trata de una manera de cerrarles a los K la posibilidad de concentrar todas sus fuerzas parlamentarias en las consideradas estratégicas. Esta es la propuesta que intentarán llevar los primeros días de esta semana a una mesa de negociación con el oficialismo, aunque “con pocas expectativas de alcanzar un acuerdo”.
Los sucesivos cónclaves opositores también develaron sus diferencias. En los primeros encuentros se logró apaciguar la embestida de una parte del peronismo disidente y del PRO para arrebatarle al oficialismo la presidencia de la Cámara baja. La CC, el PS y el centroizquierda se opusieron. Pero ahora, un sector del radicalismo, impulsado por su actual presidente y su sucesor –los senadores Gerardo Morales y Ernesto Sanz, respectivamente– encabeza la arremetida de “ir por todo”. Esa consigna incluye la presidencia de la Cámara baja y la presidencia provisional del Senado, dos lugares clave en la línea sucesoria presidencial. Los radicales argumentan que “el kirchnerismo rompió todas la reglas” y por eso no habría que respetar la tradición parlamentaria que le asigna esos lugares a la primera minoría, todavía en manos K.
Las diferencias opositoras se saldaron en la propuesta que les llevarán a los diputados oficialistas: “Sólo vamos a votar a favor del presidente que propongan si hay acuerdo en la composición de las comisiones”, afirman. La decisión deja abierta la posibilidad de dar pelea por la conducción de la Cámara y desplazar así al oficialista Eduardo Fellner, aunque dentro del variopinto entramado, muchos dudan en pegar ese salto que consideran “al vacío”.
Según sus propios números, la suma de opositores oscila entre 130 y 138 diputados. De obtenerla, esa cifra le aseguraría el triunfo en la votación, aunque en el recuento no todos terminaron con los legisladores que aseguraban contar: Felipe Solá había afirmado que el PJ disidente reuniría entre 35 y 40 diputados, pero fue ungido presidente de un bloque de 30 y tampoco podría arriesgar que quienes quedaron afuera seguirán sus pasos.
La resistencia
Las deserciones que sufrió en el Congreso tras la disputa con las patronales agropecuarias y la posterior derrota electoral en importantes distritos empujaron al kirchnerismo al aprendizaje rápido de construir mayoría para cada proyecto que el Ejecutivo envió al Congreso. Pero ahora, la unión de casi todo el arco opositor lo pone frente a una nueva encrucijada.
“Esto no se resuelve con una ecuación matemática, sino con un acuerdo político. Lo lógico es que logremos un acuerdo”, sostuvo ante Página/12 el jefe de la bancada K, Agustín Rossi. Pero el kirchnerismo se niega a negociar con toda la oposición como un solo bloque. “Nosotros somos la primera minoría, tendremos un bloque de 90 diputados y duplica al que le sigue, la UCR. No es cierto que todos juntos representen lo mismo ni lo que votó la gente”, insisten en la mesa chica del bloque oficialista. Mientras tanto, no abandonan las rondas de consultas “informales” con distintas bancadas opositoras, pero prefieren no revelar contactos ni los resultados, que tampoco serían alentadores.
El kirchnerismo se resiste a ceder la vicepresidencia primera y mucho menos las comisiones estratégicas. “Esa vicepresidencia es para reemplazar al presidente y también le corresponde a la primera minoría, Por eso se creó la tercera, para que los principales bloques también sean parte de la conducción de la Cámara”, afirman.
La pelea más dura pasa, sin embargo, por el control de las comisiones: “Somos el partido de Gobierno y esas comisiones hacen a la gobernabilidad”, repiten en el bloque K. La lista incluye una decena de comisiones, entre ellas las de Presupuesto, Asuntos Constitucionales y hasta la de Juicio Político.
El kirchnerismo tampoco cierra todas las puertas a la negociación. Su propuesta es que la oposición respete la construcción de la mayoría oficialista en esas comisiones entre el bloque K y sus aliados. Incluso estarían dispuestos a resignar la mayoría en otras pero no las presidencias. Por las dudas, Rossi lanzó la advertencia: “Si van a marginarnos de cualquier negociación, cada vez que el oficialismo vote en contra de un proyecto será el preanuncio del veto presidencial. No pueden obligar al Gobierno a hacer lo que no quiere”, sentenció el santafesino.
Mientras tanto, el bloque oficialista saca sus propias cuentas: “Nosotros con los aliados sumamos 125, no estamos tan lejos (la mitad más uno de la Cámara son 129 diputados). Si quieren dirimirlo en el recinto con la votación, lo haremos”, se envalentonan.
Sin embargo, el kirchnerismo se aferra por ahora a la cuestión reglamentaria. En la sesión preparatoria se eligen las autoridades de la Cámara (presidente y las tres vicepresidencias) y, de acuerdo con la tradición parlamentaria, se faculta al presidente a conformar las comisiones, en base a un acuerdo previo que ahora no existe. “No se puede votar en abstracto, según la oposición, un porcentaje de la conformación o con el sistema D’Hont. Las comisiones se forman con nombre y apellido de los diputados que las van a integrar y ni nosotros ni ellos podemos proponer a los representantes de la otra parte. Si quieren hacer eso tienen que modificar el reglamento interno de la Cámara y para eso necesitan los dos tercios del cuerpo (170 diputados), que no lo tienen”, argumentan desde la bancada K.
En tanto, desde el sector más beligerante de la oposición amenazan con ir por la presidencia de la Cámara si el oficialismo no acepta su propuesta, algo que el kirchnerismo intentará bloquear por todos los medios a su alcance. Contra reloj, desde ambos sectores se intentará abrir una mesa de negociación antes del jueves. Pero si el acuerdo no se logra, la Cámara de Diputados podría hundirse en un pantano del que será aún más difícil salir.
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