EL PAíS › MACRI OPTó POR EL FALLO QUE PROHIBIó CELEBRAR EL MATRIMONIO GAY
El gobierno porteño acató la orden de la jueza nacional y no el de la magistrada porteña. Los dos hombres que tenían fecha no pudieron casarse. Repudios a la nueva decisión.
› Por Andrés Osojnik
El matrimonio gay debe esperar. El gobierno porteño tenía sobre la mesa dos fallos: uno de la justicia de la ciudad que ordenaba casar a los dos hombres que tenían fecha para ayer y otro del fuero nacional, es decir de otra jurisdicción, que le imponía lo contrario. Mauricio Macri decidió hacerle caso al segundo. Alex Freyre y José María Di Bello se quedaron sin arroz y lo que iba a ser la celebración del casamiento en el Registro Civil de Coronel Díaz y Beruti se transformó allí mismo en un acto de protesta que incluyó a representantes de organizaciones sociales, madres de Plaza de Mayo y varios diputados nacionales y legisladores de la ciudad. Todos le apuntaron a Macri por lo que interpretaron como un golpe a la autonomía de la ciudad y un cambio de actitud en su postura inicial favorable al casamiento entre personas del mismo sexo. El gobierno se defendió argumentando que se trataba de sentencias contradictorias y que debe resolver la Corte Suprema de la Nación.
“Borombombóm, borombombóm, queremos todos matrimonio y adopción.” A las dos de la tarde, la barra calentaba el ambiente en el hall de entrada del CGP 14 de Palermo. Había militantes de la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, dirigentes políticos, de organismos de derechos humanos, de organizaciones sociales y decenas de periodistas, fotógrafos, camarógrafos. Y no sólo del país: hubo unos cuantos llegados de varios lugares del mundo para la ocasión.
A esa hora estaba convocado el casamiento de Alex y José María. A esa hora ya era conocida la postura del gobierno porteño de no proceder al matrimonio. Pero a esa hora llegaba también al Registro Civil una intimación de la jueza Gabriela Seijas, la del primer fallo que ordenó la unión: el secretario del juzgado traía un nuevo escrito en el que la magistrada ratificaba la decisión y advertía que su incumplimiento haría incurrir en desobediencia a los funcionarios.
Alex y José María, los abogados de la Federación y la presidenta del Inadi, María José Lubertino, se reunieron con la jefa del CGP, el subsecretario de Justicia porteño, el director del Registro Civil y abogados varios de la Procuración. Los funcionarios anunciaron que no habría casamiento.
Del otro lado esgrimieron que Seijas los acababa de intimar a otra cosa.
–Dennos un ratito –fue la respuesta.
Ese ratito duró casi cuatro horas. Había en danza también un tercer fallo: el de la Sala E de la Cámara nacional en lo Civil, que en otra causa (no en la resuelta el lunes por la jueza Martha Gómez Alsina), había determinado también frenar el casamiento. Ese otro amparo, también presentado por abogados católicos, había sido rechazado en primera instancia: los camaristas dieron vuelta el fallo en un plazo inusual para la Justicia y decidieron en contra del matrimonio gay. Mientras los funcionarios deliberaban en el primer piso y consultaban a la primera línea del gobierno qué hacer, abajo la tensión crecía.
–Ole olé, ole olá, el matrimonio se va a aprobar, cantemos todos viva la diversidad.
María Rachid, la presidenta de la Federación, hacía malabares ante el micrófono para llenar con palabras la espera. Una y otra vez le exigía a Mauricio Macri que acatara el fallo que él mismo había prometido cumplir. Atrás de ella estaban “los y las testigos” como fueron presentados: políticos, dirigentes sociales y de derechos humanos, gente de la cultura y periodistas convocados para acompañar la jornada y –llegado el caso– estampar su firma en el acta de casamiento. Estaban Nora Cortiñas y Tati Almeida, estaba el presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, Eduardo Tavani; estaban los y las dirigentes de organizaciones vinculadas con la diversidad sexual y estaban los diputados nacionales y legisladores de la ciudad que apoyan el reclamo: Silvia Ausburger, Vilma Ibarra, Juliana Di Tullio, Roy Cortina, Fernanda Gil Lozano, Claudio Morgado, Victoria Donda, Cecilia Merchán, Leonardo Gorbacz, Ricardo Cuccovilo, Remo Carlotto, Delia Bisutti, Juan Cabandié, Gabriela Alegre, Tito Nena, Aníbal Ibarra, Verónica Gómez y Liliana Parada. También estaban Vilma Ripoll, Graciela Muñiz, de la Defensoría del Pueblo, y Mariana Grass, directora nacional de Juventud.
Cada uno tuvo su momento al micrófono para expresar públicamente su adhesión al reclamo, mientras en el primer piso el debate seguía.
–Que se casen, que se casen –coreaba la barra en un clima que ya sofocaba por la temperatura ambiente, y de la otra. En eso aparecieron Alex y José María, traje con chaleco, plastrón, gemelos y la cinta roja de la lucha contra el sida. La ovación duró minutos.
–La Justicia nos dio la razón, señor jefe de Gobierno, acate el fallo –arrancó Alex.
–La jueza ordenó que si nos queríamos casar, podíamos. Y sí, nos queremos casar –completó José María.
–De acá no nos vamos si no estamos casados –exageró Alex.
“Vivan los novios”, gritó alguien, nunca tan literal. Los novios se fueron, de nuevo al primer piso. Allí los funcionarios seguían con sus deliberaciones. Los abogados de la Federación ya habían tomado la decisión de recusar a la jueza Gómez Alsina y llevarla al Consejo de la Magistratura para pedir su juicio político. Abajo, María Rachid insistía: “Macri, no borre con el codo lo que escribió con la mano”.
Cerca de las seis de la tarde, todos los abogados, los novios y María Rachid fueron convocados de nuevo. La decisión se mantenía: no habría matrimonio. El acta que escribieron los funcionarios sostenía que era por orden de la jueza Gómez Alsina y la Sala E de la Cámara. “Pero nada dice de que hay una intimación a cumplir el fallo de la Justicia de la ciudad”, increparon los abogados de la Federación. A regañadientes, los funcionarios dejaron esa constancia en el acta.
Abajo, la noticia derivó en un feroz abucheo. La barra, que hasta ese momento había estado medida, estalló: “Macri, basura, vos sos la dictadura”. De nada sirvieron los argumentos oficiales. La Federación, los militantes, los políticos opositores, las Madres interpretaron otra cosa. Llovieron las críticas de todos ellos. “Esto nos demuestra que Mauricio es Macri y que no va a estar bueno Buenos Aires”, cerró Rachid. Alex y José María prefirieron no volver. Una hora después se subían al camión que llevaría a todos a seguir la protesta a la Jefatura de Gobierno.
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