Mar 22.12.2009

EL PAíS  › OPINIóN

Las venas abiertas del centroizquierda

› Por Fernando Torrillate *

“La tercera posición es, bajo toda evidencia, un kirchnerismo con antifaz.”
Alcira Argumedo (Página/12, 15/12/09)

Bajo toda evidencia, hay un sector importante de personas que considera que es urgente terminar con la desigualdad social y que para ello es necesario que el Estado intervenga y defina políticas públicas para modificar la injusta matriz productiva y distributiva del país. Creen, además, que eso debe darse junto a una profunda reforma del esquema tributario, de manera de que paguen más quienes tienen más. Consideran que sectores de la economía con alta rentabilidad deben aportar muchísimos más recursos para que el Estado pueda enfrentar mejor la pobreza y generar un modelo de crecimiento con equidad. Esas personas se oponen a las recetas económicas ortodoxas y neoliberales, descreen de la teoría del derrame y enfrentan el ajuste fiscal cuando éste se traduce en la vulneración de derechos de los trabajadores y las familias más humildes.

Bajo toda evidencia, son muchísimas las personas en el país que quieren una democracia más amplia y más profunda, y que están preocupadas por los episodios de corrupción y de degradación institucional que se suceden en las estructuras del Estado. Anhelan independencia de los poderes públicos y desprecian la utilización de resortes institucionales y democráticos a favor de intereses partidarios, sectoriales o personales. Valoran la política como una herramienta de transformación, para obtener una sociedad más justa, equitativa, democrática y solidaria. Además consideran que la decencia y los valores republicanos no pueden ser expresados por quienes, a su hora, hicieron lo mismo que denuncian y mucho menos por aquellos que formaron parte o apoyaron a gobiernos dictatoriales.

Bajo toda evidencia, esas personas –que uno podría identificar como progresistas, de centroizquierda, del campo nacional y popular, etcétera– anhelan vivir en un país en el que no haya discriminación, marginación, racismo, xenofobia. Comparten con emoción la lucha de Madres, Abuelas, Hijos, Familiares y muchos otros que enfrentaron a la dictadura, que impulsaron e impulsan el juicio a los genocidas, que buscaron y buscan a los desaparecidos y a los jóvenes apropiados y que hoy alzan las mismas banderas que alzaron sus hijos y compañeros perseguidos, secuestrados y asesinados por pelear por un país más justo.

Bajo toda evidencia, esas personas también coinciden en destacar la importancia del ciclo histórico transformador que vive la región, tras la asunción de presidentes populares, como Evo Morales en Bolivia, Pepe Mujica en Uruguay, Lula da Silva en Brasil o Rafael Correa en Ecuador, por mencionar sólo algunos.

Más allá de sus coincidencias sobre esos aspectos –entre muchos más–, esas personas tienen diversas afinidades o pertenencias políticas en la Argentina. Las características del proceso político actual hacen que estén dispersas en gran parte del variopinto paisaje partidario. Muchos dirigentes que pertenecen a distintas fuerzas coinciden en las características mencionadas rápidamente en los cuatro párrafos anteriores. Pero muchos otros no.

Hay una quinta característica que atraviesa la historia de la centroizquierda en este país. Y es la fragmentación; la facilidad para tomar distancia de quien piensa parecido; la tendencia a señalar y descalificar al compañero, al que sueña con una sociedad similar y pelea desde otro espacio también del campo nacional y popular.

Bajo toda evidencia, la excelente escritora, socióloga, diputada y compañera Alcira Argumedo cae en esa misma práctica. Lo hace ella como lo hacen otros y otras que, en cambio, son más afines al oficialismo.

Nosotros, mientras tanto, confiamos en la construcción de una “tercera pata” que, con absoluta autonomía, enfrente el evidente avance de la derecha y condicione con una agenda de izquierda al Gobierno. Más temprano que tarde, una alternativa que no se rinda ante el bipartidismo nos encontrará debatiendo nuestras diferencias en unidad y luchando juntos por el país justo y democrático con el que todos soñamos.

* Miembro de la Mesa Nacional de Encuentro por la Democracia y la Equidad.

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