EL PAíS › RUBéN GIUSTINIANI, SENADOR Y PRESIDENTE DEL PARTIDO SOCIALISTA
› Por Werner Pertot
Rubén Giustiniani no sabe si podrá irse a Villa Gesell con sus hijos de vacaciones. Un poco en broma, un poco en serio, el senador socialista aclara que lo va a hacer “si las circunstancias del país me lo permiten”. En diálogo con Página/12, el titular del PS nacional dice que con Pino Solanas van a plantear primero acuerdos en el Congreso. “Con Proyecto Sur compartimos una visión del país y un diagnóstico de la realidad –afirma–, por lo tanto vamos a trabajar en conjunto en el Parlamento.”
–¿Quién se perfila para suceder a Binner como candidato por el PS?
–Hay muchos ministros e intendentes que perfectamente podrían serlo.
–¿Y usted?
–(Sonríe) Yo no soy ministro ni intendente.
–¿Es posible un frente de centroizquierda por fuera del Acuerdo Cívico?
–El PS resolvió que toda la cuestión de frentes y candidaturas va a resolverse en 2011 y que 2010 va a ser un año de articulación parlamentaria con sectores afines, como son el radicalismo, la Coalición Cívica, Claudio Lozano y Pino Solanas. Compartimos una visión del país y un diagnóstico de la realidad, por lo tanto vamos a trabajar en conjunto en el Parlamento. Vamos a privilegiar el acuerdo programático y ésa es la base de entendimiento de un frente. Somos un partido frentista y, sin lugar a dudas, el frente tiene que tener un programa de centroizquierda. Esa va a ser la base para que confluyamos en 2011 distintas fuerzas.
–Si se intenta formar una tercera vía, ¿podrían romper con la UCR?
–Tenemos un frente en Santa Fe que gobierna, que está consolidado. Eso no entra en debate. Queda pendiente, a nivel nacional, plantearse una fuerza que quiera conducir el país a partir de 2011. La tendencia es empezar a discutir nombres y candidaturas, y no qué queremos hacer con el país. Nosotros planteamos empezar al revés: la clave en otros países no son Lula y Pepe Mujica sino el PT y el Frente Amplio. Lo transformador de un frente, que tenga fuerzas de centro, es que el peso específico esté en un partido transformador. Está pendiente la construcción de esa fuerza.
–¿Binner podría encabezarla como candidato a presidente?
–Insisto: las candidaturas las vamos a definir en 2011. Pero, evidentemente, el crecimiento de la figura de Binner nos genera expectativas importantes de crecimiento del socialismo.
–Además, ya tienen la fórmula con Pino...
–(Se ríe.)
–¿Coinciden con el proyecto de país que plantea Julio Cobos?
–No conozco cuál es el proyecto de país de Julio Cobos.
–La Presidenta sostiene que “Cobos tiene actitudes conspirativas”...
–El Gobierno, con las decisiones que está tomando con los decretos de necesidad y urgencia, profundiza su divorcio con la sociedad. Y sigue sin entender el mensaje de las urnas del 28 de junio, por el que no puede seguir obviando al Congreso. El DNU de remoción del presidente del Banco Central es claramente violatorio de la Carta Orgánica. La renovación por sexto año de la Ley de Emergencia Económica es no entender que la sociedad reclamó un camino de mayor calidad institucional.
–¿Acuerda con el Fondo del Bicentenario como política económica?
–No se puede separar el fin de los medios. No existe fin bueno con medios malos.
–¿Pero el fin le parece bueno?
–Si hablamos de la deuda externa, siempre sostuve que el Gobierno canceló la posibilidad de discutir la legitimidad de la deuda con el fallo Ballesteros. No compartí el pago adelantado al FMI: el desendeudamiento era un planteo del Fondo y se lo quiso presentar a la inversa.
–¿Qué diferencia hay entre el veto de Binner al presupuesto santafesino y lo que los opositores le critican al Gobierno nacional?
–No, el veto es una facultad constitucional. Hicieron uso de una mayoría circunstancial para bloquear el proyecto de presupuesto de Binner. Al PJ le ganamos en Santa Fe por más de 100 mil votos a todos juntos, kirchneristas, reutemistas y obeidistas. Y en las nacionales, ganamos en Diputados y en el Senado nos ganaron por poco.
–¿Qué representa el lanzamiento de Eduardo Duhalde?
–Expresa la fragilidad de la situación política del país y la dificultad de la renovación. La consecuencia es una danza de nombres más vinculados con el pasado que con el futuro del país.
–¿Cómo evaluó los distintos traspiés de Mauricio Macri con Palacios, Abel Posse y el caso de espionaje de Ciro James?
–Son parte claramente de la improvisación y la característica de un gobierno de centroderecha.
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