EL PAíS
› EL CONGRESO DE LA CENTRAL DE TRABAJADORES ARGENTINOS
Construyendo una esperanza
Más de ocho mil delegados de todo el país empezaron ayer a sesionar en Mar del Plata como culminación del proceso deliberativo que la CTA impulsó en todas las provincias. El objetivo es respaldar desde la central sindical un movimiento político.
› Por Luis Bruschtein
Con entusiasmo y evidente expectativa, haciendo flamear decenas de banderas argentinas y pancartas de sus sindicatos y organizaciones, golpeando redoblantes y tambores al grito de “¡CTA, de los trabajadores, y al que no le guste, se jode, se jode!”, más de ocho mil delegados de todo el país comenzaron a sesionar ayer en Mar del Plata en el sexto congreso de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) con la presencia de más de 40 delegaciones de organizaciones obreras del mundo, entre ellas la cubana, cuyo representante fue ovacionado. El congreso fue la culminación de un proceso de discusión y debate que incluyó congresos regionales en todas las provincias así como asambleas en los principales gremios y centros urbanos, donde se discutió la necesidad de que la central impulse la formación de un movimiento político y social que unifique las fuerzas del campo popular. Las propuestas y conclusiones de esos congresos previos, incluyendo la creación del movimiento, serán discutidas ahora en las comisiones y hoy serán presentadas para su votación en el plenario. “La crisis de representatividad no se soluciona con un cambio de caras, que se vayan unos y vengan otros –afirmó el titular de la central, Víctor De Gennaro– se soluciona repartiendo poder en el pueblo, construyendo poder y los trabajadores tenemos historia, tenemos propuestas y vamos a ser capaces de construir esta nueva esperanza”.
La mayoría de las delegaciones llegaron ayer a Mar del Plata en micros o en trenes. En todos los casos, habían financiado su movilidad y estadía a veces con aportes de los gremios y otras con fiestas, festivales y colectas. Muchas llegaron directamente a la mañana al polideportivo de esta ciudad, donde se efectuó el congreso, y en cuyas puertas se fueron instalando puestos de choripanes y una verdadera feria de artesanías con puestos montados por las mujeres de los barrios de la CTA con productos reciclados, así como una carpa con puestos de las distintas agrupaciones sindicales, barriales, de jubilados, mujeres y desocupados que conforman la central. Algunos partidos de izquierda, como el Polo Obrero y el MAS, aprovecharon la asamblea de trabajadores para repartir su prensa en la entrada, con términos muy críticos y confrontativos. Otras organizaciones que no integran la central enviaron representantes, como la Corriente Clasista y Combativa y el Movimiento Territorial de Liberación (MTL) que ocupó un espacio en la tribuna.
Cuando se llenaron las tribunas y la cancha del polideportivo, un locutor saludó a cada una de las delegaciones provinciales que respondían agitando sus banderas. Víctor Mendívil de la mesa nacional de la CTA, declaró presidentes honorarios del congreso “a todos los luchadores y piqueteros muertos en las calles, desde Víctor Choque en Ushuauaia, hasta los muertos del 20 de diciembre y Santillán y Kosteki. Los fue nombrando uno a uno mientras el estadio, de pie, respondía “¡Presente!”
Antes del discurso de apertura, se proyectó un video del cineasta Tristán Bauer sobre la guerra de Malvinas que produjo sentimientos encontrados. Nadie aplaudió los desfiles, se vio con incomodidad la Plaza de Mayo, se silbó a Galtieri y se produjo un profundo silencio cuando mostraron las imágenes de los chicos de Malvinas. Cuando finalizó, se anunció que Héctor Carricá, titular de la Federación de Trabajadores de la Salud de la CTA, e hijo de una enfermera y militante gremial desaparecida durante la dictadura, entregaría el premio “Vida”, “a nuestros combatientes de Malvinas, a los que dieron su vida por la patria y luego fueron olvidados” y estallaron los aplausos. Un representante de centros de ex combatientes recibió el premio, una vasija de barro. “La verdadera soberanía se construye desde abajo, con el pueblo –afirmó–, necesitamos reconstruir una matriz de identidad nacional”. Sobre los militares de ladictadura indicó que “No respetaron la soberanía del pueblo, y quisieron defender una causa justa con más entrega”.
El otro Premio Vida fue para Elsa Mura, obrera metalúrgica y textil, militante de la Resistencia Peronista, que participó en la toma del frigorífico Lisandro de la Torre, estuvo presa durante la dictadura y estuvo en la CTA desde su creación. “Nos han exiliado, encarcelado, torturado, violado –dijo Elsa Mura–, nos han hecho muchas cosas, pero estamos acá, ¿saben por qué?, porque no hemos abandonado la lucha”.
“En estos diez años o más que existe la CTA hemos puesto ladrillo sobre ladrillo, desde la Marcha Federal, la Carpa Blanca, las marchas de los jubilados, hemos recorrido el país y podemos decir que hemos contribuido a crear las condiciones para llegar a este congreso donde queremos ir más lejos” afirmó Víctor De Gennaro tras la fuerte ovación con la que fue recibido. Los trabajadores tenemos historia, desde las luchas de fines del siglo pasado, la Patagonia Rebelde, el 17 de Octubre, el Cordobazo y el Rosariazo, tenemos programas como fueron los del Primero de Mayo de la CGT de los Argentinos, los de La Falda y Huerta Grande, tenemos propuestas y el deseo de construir una nueva sociedad con nuevos valores. Hay quienes creen que un programa lo puede hacer una elite, un grupo de iluminados, pero nosotros pensamos que definir la nueva sociedad que queremos es un trabajo de miles, un trabajo del pueblo y de los trabajadores”.
Subnotas