El flamante presidente chileno, Sebastián Piñera, pasó ayer por Buenos Aires en lo que fue la primera incursión fuera de su país desde que asumió, el 11 de marzo pasado. El sucesor de la socialista Michelle Bachelet fue recibido por Cristina Fernández, quien se encargó de despejar las dudas que había sobre la relación entre el gobierno nacional y la nueva administración de centroderecha en Chile: “Ante alguna aprehensión por el hecho de que un gobierno de un signo político no similar al de la Argentina podría afectar las relaciones, quiero garantizar a todos que en absoluto puede suceder una cosa así”, remarcó la mandataria. Piñera, por su parte, reafirmó que ambos “países tienen mucho que compartir mirando al pasado, pero mucho más mirando al futuro” y que “lo mejor en las relaciones entre Argentina y Chile está todavía por delante”, aunque no se privó de reclamar mejoras aduaneras en los pasos trasandinos. Luego de almorzar con CFK, el presidente chileno visitó al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.

Antes de las diez y media de la mañana, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea de Chile, la comitiva llegó al aeropuerto internacional de Ezeiza, donde fue recibida por el canciller, Jorge Taiana, y el embajador argentino en Santiago, Ginés González García. Allí, Piñera dio una breve conferencia de prensa en la que agradeció a la Argentina “por la solidaridad inmediata y sincera” brindada luego del terremoto que sufrió el país el 27 de febrero y se manifestó “muy contento” de que su primera visita oficial a otro país sea la Argentina, tradición que inauguró Ricardo Lagos y continuó Bachelet. Luego, se dirigió directamente hacia la Casa Rosada, donde lo esperaba Cristina Fernández.

La reunión fue “excelente”, en palabras de la Presidenta. Durante una conferencia que dieron en conjunto, Fernández consignó que hablaron “sobre la situación en Chile, temas bilaterales, obras que se están realizando entre ambos países y pasos de frontera”. También insistió sobre la continuidad de las buenas relaciones a pesar de que con el nuevo mandatario no tiene la afinidad ideológica que había con su antecesora. “La primera voluntad de todo político es la de respetar la democracia por encima de todo y la de respetar la expresión de los pueblos”, aseguró. A su turno, Piñera resaltó que, a pesar de que ambos países comparten “una de las fronteras más extensas del mundo”, se ha logrado una convivencia “en paz durante 200 años de vida independiente”. También tuvo tiempo para dejar caer el único reproche público de la jornada: “Es absurdo gastar en puentes y túneles que nos acercan para encontrarnos luego con una aduana que nos aleja”, se quejó el mandatario, en referencia a las demoras que existen en los pasos fronterizos.

Luego de compartir un almuerzo en el Palacio San Martín con la presencia de políticos y empresarios de ambos países (también fueron invitadas algunas figuras del espectáculo argentino que colaboraron activamente tras el terremoto, como Cecilia Roth y Adriana Varela), Piñera se reunió con un viejo conocido: el jefe de Gobierno porteño, a quien conoce “desde hace muchos años”, según manifestó Mauricio Macri en un comunicado. En ese encuentro, el chileno, que ya había comprometido ante Cristina Fernández su presencia el 25 de Mayo para los festejos del Bicentenario, le aseguró a Macri que estará en Buenos Aires un día antes, a tiempo para participar de la reinauguración del Teatro Colón, el plato fuerte que prepara el Gobierno de la ciudad para esa ceremonia.