Mar 08.06.2010

EL PAíS  › DUROS CRUCES ENTRE SCIOLI Y DE NARVáEZ, DOS QUE BUSCAN LA GOBERNACIóN

En la provincia ya largaron

› Por Alejandra Dandan

Algo empezó a moverse en las pedregosas tierras bonaerenses. Daniel Scioli, instalado históricamente entre los abonados a la no beligerancia discursiva, salió a cruzarse estruendosamente con Francisco de Narváez. El empresario lo había maltratado en televisión por su relación con Néstor Kirchner. El gobernador le respondió a primera hora del día. Aseguró que De Narváez estaba “nervioso” y el empresario, luego, le contestó. La escena puede leerse como el primer cruce de la durísima campaña electoral que se avecina. Ambos podrían ser candidatos a gobernador por el PJ en las próximas primarias abiertas bonaerenses. De todos modos, ésa no es la única lectura. Scioli también salió a instalar a De Narváez como su principal oponente, un modo de desplazar a los otros nombres en juego.

Pese a la intención de convertirse en candidato a presidente, el entorno del ex dueño de Casa Tía asegura que ya quedan pocas dudas: competirá en las primarias abiertas del PJ de la provincia de Buenos Aires como aspirante a gobernador. El programa oficial de Scioli es semejante. En su entorno aseguran que no quiere convertirse en vicepresidente de Néstor Kirchner. Lanzó la campaña para renovar su mandato en la gobernación, un plan que se dispone a cumplir si todo sigue como hasta ahora: es decir, si Kirchner se presenta como candidato a presidente.

El cruce de ayer parece confirmar ese escenario. De Narváez abrió el fuego cruzado el domingo a la noche durante una entrevista en televisión. Cuando le preguntaron por Scioli, salió a decirle al gobernador que era un “calzonudo”. Scioli es Kirchner, remarcó. “Scioli entregó la provincia de Buenos Aires a Kirchner.”

Scioli, que no suele salir a dar ese tipo de batalla, habló. “Está muy nervioso –dijo– porque las cosas no le están saliendo como pensaba.” Primero lo hizo en un programa de radio por la mañana, y luego en un acto en un pueblo de Carlos Tejedor, un lugar de 500 habitantes, al que hasta ese momento no había ido otro gobernador. “Critica esta manera de trabajar cuando es la que trae soluciones contundentes a la provincia: la gestión integrada Nación, provincia y municipios.” Y cuando le preguntaron, volvió a definirse: “Está muy nervioso De Narváez. Se le están diluyendo todas las expectativas que ficticiamente había construido”.

El giro fue sorpresivo. Scioli no golpea. La cercanía con el gobierno nacional en algunos momentos le provocó escozor por las encuestas, pero salió a ponerles el cuerpo a las candidaturas testimoniales. Es cierto que hasta hace muy poco no se traducía en palabras. En los últimos tiempos, eso cambió. Desde el Movimiento Evita lo escucharon maravillados en el discurso de apertura de la Legislatura de la provincia, no sólo se alineó a Cristina Kirchner con los DNU sino que incorporó los juicios por los desaparecidos. La escena se repitió en los actos posteriores en la provincia; con Estela Carlotto en un acto de Avellaneda. Así espera sumar por izquierda mientras que también integró a su gabinete a quienes le juntan por derecha la tropa que se había ido –o estaba tentada a hacerlo– con De Narváez. Resultado: a la palabra y a la aglutinación de fuerzas, ahora les agrega la lógica de combate.

De Narváez, en tanto, buscó todavía más aire. Tras el embate, volvió a responderle al mandatario, cuestionando la política de seguridad, uno de los puntos vulnerables. Acusó a Scioli de estar “demasiado tranquilo mientras crece la inseguridad en la provincia” y señaló que “la inflación se come gran parte de los sueldos”. Repitió que la inseguridad crece mientras “el narcotráfico aumenta sin control, la gente está sin trabajo”.

Poco más de una semana atrás, el gobierno de Scioli había salido a confrontar casi con el mismo tono con Sergio Massa. En ese caso, no lo hizo Daniel Scioli sino el jefe de gabinete, su hombre político, Alberto Pérez. El intendente de Tigre había hecho trascender que aspiraba a convertirse en gobernador de la provincia y aceptaba ir a la interna dentro del PJ, y más aún, dentro del kirchnerismo. Alberto Pérez se enojó. “¡Que se ponga en la cola!”, dijo en referencia al ex jefe de gabinete, en cuyo entorno suelen difundir encuestas que lo ubicarían entre los mejores posicionados de la provincia. Desde el entorno de Massa, anoche comentaban sus sospechas: Scioli sale a pelearse con De Narváez para instalarlo como candidato y, de paso, borra del mapa a Sergio Massa.

Cualquiera sea la respuesta, la campaña empezó. Habrá que ver, de aquí en más, quién es el que habla. En torno de Scioli saben que ésa no es su imagen más típica, y no saben si es la que más les conviene.

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