Dom 29.12.2002

EL PAíS  › EL JEFE DE GOBIERNO ANIBAL IBARRA HACE UN BALANCE DEL AÑO Y HABLA DE REELECCION Y EXPECTATIVAS

“Hay que armar un espacio progresista”

Con un pie en el avión para asistir a la asunción de Lula en Brasil, Ibarra destaca las lecciones que deja el PT para el armado del “espacio” con el que sueña. Las prioridades sociales de la Ciudad y las diferencias entre política “chiquita” y la búsqueda de cosas que duren y crezcan.

› Por Santiago Rodríguez

Aníbal Ibarra no pasará Año Nuevo en Buenos Aires: mañana viajará a Brasil para recibir el 2003 junto a Lula da Silva y su familia, y al día siguiente participará de su asunción como presidente de ese país. A propósito de las críticas que ya le hacen al líder del PT algunos dirigentes argentinos, el jefe de Gobierno porteño advierte que son “de un infantilismo realmente sorprendente” y sostiene que “declarar un purismo de gobierno que va destinado al fracaso es un disparate”. Ibarra habla de Lula, pero también de sí mismo y de la Argentina. Se nota cuando sostiene que “hay sectores del progresismo y la izquierda que hacen un culto de lo que debiera hacerse, pero no sólo no tienen vocación de gobierno, sino que son incapaces de transformar la realidad” o cuando afirma que “sería muy bueno que la mayoría de los dirigentes que nos encontramos y somos felices porque Lula está asumiendo en Brasil podamos aprender a trabajar en conjunto y a sumar en lugar de dividirnos permanentemente”.
–¿Del 2002 hay algo para rescatar o es un año olvidable?
–Una de las cosas para rescatar es cómo creció la solidaridad entre la gente. En un período de crisis devastadora y ante el retiro del Estado de muchas de las funciones que cumplía y debería cumplir, la organización social, la solidaridad y la participación es una de las cosas rescatables.
–¿Qué fue lo peor del año que termina?
–Lo más duro es la caída de la gente por debajo de la línea de pobreza, el crecimiento geométrico de la indigencia y el altísimo nivel de desempleo; son las consecuencias más feroces de esta crisis que es producto de una derrota con altísimo costo del modelo liberal que nos quisieron vender como sistema único en nuestra sociedad. Recordemos que durante los 90 se decía que el Estado debía achicarse y dejar lugar al mercado, se hablaba de la teoría del derrame y esa fue una de las grandes mentiras que nos quisieron hacer tragar.
–¿Cambia algo el hecho de que Lula asuma la presidencia de Brasil?
–Da una posibilidad y, por supuesto, que cambia la región. Que una fuerza política de izquierda llegue al gobierno de la octava economía mundial y al país de mayor importancia regional es en sí un dato político que modifica el mapa de la región. A esto se le suma que es un dirigente con amplia vocación regional que nos puede dar una oportunidad en términos económicos, porque si Lula amplía su mercado interno, eso puede significar la apertura de Brasil para muchos productos argentinos. En términos más políticos, la asunción de Lula demuestra que en un país de relevancia puede llegar al gobierno una fuerza política que trabaja durante años, que tiene vocación de gobierno y que no tira por la borda sus principios, sino que los lleva adelante en los gobiernos locales.
–¿Qué opina de las críticas que ya se le hacen a Lula de varios sectores de la izquierda argentina?
–Siempre hay un cierto grado de infantilismo en la política. Empezar a criticarle cosas a Lula cuando no asumió y a esmerilar la oportunidad histórica que se presenta es de un infantilismo realmente sorprendente. Cuando Lula vino a la Jefatura de Gobierno y estuvimos hablando a solas durante unos veinte minutos, me decía que tenía claro que el primer año era esencialmente político porque las transformaciones económicas no se podían hacer de la noche a la mañana y que tampoco se iban a ver en forma inmediata. También comentaba que tenía sectores partidarios que pretendían que el PT hegemonizara el gobierno y que tenía que articular alianzas, gobernar para todos y ser amplio, y creo que es lo que ha demostrado. De alguna forma ha demostrado también una línea estratégica de alianza con sectores empresariales que es absolutamente necesaria para gobernar.
–¿Es tan así, es tan necesario?
–Absolutamente, lo cual no quiere decir entregar la economía o cualquier otra área a una corporación; uno cuando es gobierno tiene que articular y sentarse a una mesa de discusión a consensuar y definir líneas estratégicas con los empresarios, con sectores religiosos, con las fuerzasde seguridad... Declarar un purismo de gobierno que va destinado al fracaso es un disparate.
–En su caso particular, ¿siente que muchas veces se lo critica a partir de esa lógica “purista”?
–Sí, muchas veces sí, pero tengo en claro que no se puede hacer política sólo para los discursos o para los aplausos de los amigos.
–¿Piensa que ese es un vicio del progresismo y la izquierda argentina?
–No de todos, pero sí hay sectores del progresismo y la izquierda que hacen un culto de lo que debiera hacerse, pero no sólo no tienen vocación de gobierno, sino que son incapaces de transformar la realidad. En este sentido, Lula también va a tener que confrontar con esos sectores que buscan una pureza ideológica de gobierno y que les interesan poco los fracasos.
–¿Qué expectativas tiene usted del gobierno de Lula?
–Creo que Lula no llegó de casualidad al gobierno, sino como fruto de un trabajo de años y de su crecimiento como dirigente político, y tiene todas las condiciones para que le vaya bien en su gobierno. Estos primeros pasos que dio demuestran que tiene una clara visión de que no quiere fracasar y no se ha dejado llevar precisamente por visiones infantilistas. Además, deseo fervientemente que le vaya bien por el espacio político de centroizquierda y por lo que puede significar para la Argentina. Voy a la asunción como tantos otros dirigentes y sería muy bueno que la mayoría de los dirigentes que nos encontramos y somos felices porque Lula está asumiendo en Brasil podamos aprender a trabajar en conjunto y a sumar en lugar de dividirnos permanentemente.
–¿Y qué es lo que falta en la Argentina para consolidar un espacio como el que encabeza Lula en Brasil?
–Ninguna realidad ni ningún proceso es igual a otro. Es imposible y en lo inmediato no hay nadie en condiciones de tener un liderazgo como el de Lula, pero nosotros tenemos un gran déficit que es que cada vez que nos va mal en algo queremos empezar todo de cero, mientras que el PT ha demostrado que ha tenido avances y retrocesos, pero siempre ha tenido un espacio de contención y ha sido una fuerza con vocación de gobierno construida en base a gobiernos locales. Esas son las cosas que nos faltan porque no es que la sociedad se haya corrido hacia la derecha, sino que en todo caso está desesperanzada porque no ve perspectivas de un espacio consolidado que le genere esperanzas después del fracaso de la Alianza.
–Usted buscará el año próximo su reelección. ¿Le parece que será posible articular un espacio progresista en torno a su candidatura?
–No sólo creo que es posible, sino que también es absolutamente necesario. Me gustaría que haya una convicción de todos los sectores de acompañar un proceso de gobierno progresista en la ciudad porque la derecha no perdona que la ciudad esté gobernada por este espacio político y Mauricio Macri expresa eso. Por eso quisiera que la conformación de este espacio para afrontar el proceso electoral se haga por convicción y no por el espanto de que la derecha gane la Ciudad de Buenos Aires.
–O por especulaciones electorales...
–Bueno, ese es el tema de los que dicen nos presentamos aparte porque podemos sacar uno o más diputados; esa es la política chiquita de siempre. No aprendimos de los fracasos y de los éxitos que han tenido otros en otros lados, como la constancia del Frente Amplio en Montevideo o el proceso del PT en Brasil. De todos modos, creo que cuando se acerque el proceso electoral va a haber una vocación de sumar voluntades para un proyecto político que, con errores, atravesó la peor crisis de la Argentina, una crisis que se devoró treinta intendentes en todo el país.
–¿Qué fuerzas deberían integrar el espacio que pretende encabezar?
–Es difícil decirlo, pero tiene que ser amplio. Debería estar la CTA, el ARI, el socialismo, todos los que en su momento conformamos el Frepaso, también sectores del radicalismo no conservadores, sectores independientes y surgidos de la movilización social.
–A propósito de los radicales, ¿qué opina de la interna?
–Es una muestra de que se aprendió bastante poco de la crisis política e institucional; o cambiamos o lo poco que queda lo va a seguir pisoteando la gente. La interna del radicalismo no sólo es una expresión de la vieja política, sino también una ofensa para el ciudadano que se siente radical y que debe sentirse traicionado en sus principios.
–En su momento dijo que usted votaría a Elisa Carrió para presidente, ¿mantiene esa decisión?
–Podría votarla como podría votar a otros candidatos. Lo importante es conformar un espacio y hoy un solo dirigente no garantiza el armado de ese espacio.
–¿En qué fecha piensa convocar a elecciones en la ciudad?
–Tengo que esperar a que haya certezas en el ámbito nacional. Lo que sí espero es que se sancione la reforma política en la ciudad que permita la participación de independientes en las elecciones y que rompa con el monopolio de las candidaturas de los partidos.

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