Abel Fatala reconoce que tiene una cábala para el Mundial, pero se niega a confesar cuál es. “Para que funcione no hay que decirla”, asegura, y como hasta ahora no ha fallado, Página/12 no va a insistir. Sin embargo, algunos minutos más tarde el subsecretario de Obras Públicas de la Nación interrumpirá la entrevista para leer un mensaje en su teléfono. “Ahí respondió la cábala, es alguien que está en Sudáfrica, vinculado con el plantel”, confía. “No, no se trata de ningún jugador”, es lo último que dirá al respecto. Después la conversación pasa a su postulación como precandidato a jefe de Gobierno porteño por el kirchnerismo no peronista y aclara que sus aspiraciones están subordinadas al proyecto nacional. “Va a ser muy difícil abstraernos de la contradicción que tendrá que resolver el electorado –anticipa–. O se está a favor de lo que está haciendo el Gobierno o se está en contra.”

–¿Coincide con los que creen que el buen desempeño de Argentina en Sudáfrica beneficia al Gobierno?

–No está demostrado de ninguna manera que los éxitos en el plano deportivo en cualquier deporte te den como consecuencia un buen resultado electoral. Si hacés un repaso entre la relación de los dos elementos, no hay nada que indique esto.

–¿A qué atribuye el repunte en la apreciación popular del oficialismo?

–Yo creo que tiene que ver con dos cosas: con aquellos aciertos del Gobierno que comienzan a sentirse, empiezan a dar sus frutos, como la obra pública, las políticas sociales, como atender el tema educativo. Esto ha servido. Pero también la sobreoferta que ha hecho la oposición en forma constante a partir de diciembre, y todo lo que ha sucedido en la elección de la comisiones en el Congreso y lo que pasó con el Banco Central y la designación de Mercedes Marcó del Pont generó una corriente de adhesión. Queda claro que aquellos que nos habían abandonado, lo habían hecho transitoriamente, y eso ha generado una mística importante en la militancia que acompaña al Gobierno, que redobló su esfuerzo. Hubo un mix de políticas de adhesión que creo que hoy rompió el techo del veintipico por ciento que tuvimos históricamente en Capital.

–A pesar de su intención de ser candidato a jefe de Gobierno, asistió al lanzamiento de la Tendencia Nacional y Popular, encabezada por Francisco Nenna, que alienta la postulación de Daniel Filmus. ¿Eso significa un paso al costado?

–Yo estuve en ese acto, tengo diálogo fluido con Tito Nenna. El en su discurso en ningún momento habló de la candidatura de nadie. Tito forma parte del Encuentro Popular para la Victoria, en realidad lo que hizo fue poner en valor todas las fuerzas sociales que lo acompañan.

–¿Iría a elecciones internas contra Filmus?

–Por primera vez se está dando que en el distrito todos aquellos que son peronistas y apoyan al Gobierno coinciden con los que no vinimos de ese espacio pero apreciamos la gestión kirchnerista. Estamos en una etapa en la que todos estamos fortaleciendo el apoyo al Gobierno. Cualquiera de los que formamos parte de este espacio podemos votarnos entre nosotros mismos, por ahora hay que fortalecerlo. Hay un clima de trabajo más allá de las aspiraciones personales.

–¿Evitar un nuevo período del PRO justifica obviar diferencias en torno de la disputa nacional para unir fuerzas con otros sectores en la Ciudad?

–En política todo se puede dar, y más en un distrito como Capital Federal. Basta ver la cantidad de bloques que hay en la Legislatura porteña y cómo se acomodan, con lo cual se pueden dar cualquiera de las alternativas. Pero yendo concretamente al tema, yo lo que creo es que lo que hoy nos importa a los que hacemos política en sintonía con el gobierno nacional es fortalecer el apoyo al Gobierno. Es muy posible que si Macri sigue adelante con su candidatura, haga coincidir las elecciones locales con las nacionales. Y eso también va a nacionalizar la compulsa. Nosotros tenemos la mirada puesta en el proyecto nacional. Primero hay que definir eso. Aún si las elecciones se hacen separadas, va a ser muy difícil abstraernos de la contradicción que tiene que resolver el electorado: o se está a favor de lo que está haciendo el Gobierno o se está en contra.