EL PAíS › EL CANCILLER DE URUGUAY ACERCó EN FORMA RESERVADA LA RESPUESTA POR EL CASO BOTNIA
Estaba previsto que el encuentro se realizara ayer, pero el canciller Almagro prefirió adelantarse un día. Ahora los técnicos de la Cancillería argentina estudian los cambios propuestos sin que trasciendan detalles.
› Por Laura Vales
Llegó a Buenos Aires un día antes de lo previsto, tras viajar en secreto, y al volver a Montevideo no hizo declaraciones. El canciller Luis Almagro entregó así, sin anuncios, la contrapropuesta uruguaya para el monitoreo de Botnia-UPM a su par Héctor Timerman. La reunión entre los cancilleres se concretó el martes y fue informada ayer –el día en que se esperaba que se realizara– por los dos gobiernos.
Según los medios uruguayos, en la contrapropuesta se habla de crear un observatorio medioambiental que realice el monitoreo del río y de la papelera, a cargo de la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru). Por declaraciones que ha realizado el presidente José Mujica, se sabe también que el Uruguay acepta que los técnicos entren a la planta de Botnia-UPM. Del lado de Montevideo no trascendió nada más, y es menos de lo que se sabe de este lado del río.
La propuesta argentina fue entregada a los uruguayos el 29 de junio. Consiste en dos planes, uno para la vigilancia de Botnia y otro para el río Uruguay. Este esquema de dos monitoreos fue acordado por los presidentes Cristina Kirchner y Mujica, por lo que la contrapropuesta uruguaya seguramente los mantendrá. El planteo de la Casa Rosada es que se instalen en el interior de Botnia equipos para medir de manera permanente los indicadores de posible contaminación, tanto en los efluentes líquidos que se vuelcan al río como en los gaseosos. La propuesta incluye difundir mediente un sistema de software los datos a través de Internet. Como criterio general, propone que la vigilancia sea continua, con equipos automáticos en el caso del seguimiento de algunas sustancias, en lugar de seguir el concepto de controles periódicos.
Ayer, al confirmar la noticia, Timerman habló de la postura argentina: “Mantenemos intacta la posición de que es la ciencia la que tiene que controlar el medio ambiente en toda la zona del río Uruguay. Los países tenemos que aceptar el fallo de La Haya, que dice que el control medioambiental se debe realizar dentro de la papelera.” Sobre este último punto, recordó que “lo dijo incluso la senadora Lucía Topolansky (la esposa de Mujica), cuando sostuvo que hay que hacer el control dentro de la planta”.
En Montevideo, voceros de la Cancillería uruguaya aseguraron que Almagro no hará declaraciones a la prensa sobre esta reunión hasta que la analice junto con el presidente Mujica, e incluso que no hablará hasta que reciba una respuesta de la Argentina.
La reunión entre los cancilleres se realizó después del partido Uruguay-Holanda por las semifinales del Mundial, que Almagro vio en Buenos Aires. Antes de comenzar el partido, el canciller uruguayo había llamado a Timerman para avisarle que estaba en la ciudad y quería verlo. Se encontraron a las 18 en la Cancillería, en el despacho de Timerman, en el piso 13. Previamente, el canciller argentino había recibido a una delegación de la asamblea de Gualeguaychú, que le entregaron su propia propuesta de monitoreo, con los puntos que quieren que se incluyan en el plan de vigilancia. La propuesta, de trece páginas, es un escrito técnico, del que se pueden destacar las siguientes ideas:
- La asamblea propone que haya dos etapas de monitoreo. La primera, por única vez, para hacer un chequeo intensivo de la papelera y tener un panorama de la situación. La segunda etapa de vigilancia debería definirse de acuerdo a los resultados de la primera.
- Entre los compuestos que quieren que se controlen especialmente, debido a su toxicidad y su acumulación en la cadena alimenticia, figuran las dioxinas y furanos. Según la experiencia, este tipo de contaminación es propia de las industrias que blanquean la pasta de celulosa.
- La asamblea le da relevancia al control de la biota del río y pide que se realice un seguimiento de los peces y de la vegetación. Quieren que se controle si animales o plantas están bioacumulando contaminantes.
- Advierten además que debe preservarse la independencia de los equipos para la toma de muestras, de manera que el personal de Botnia-UPM no tenga que ver con su manejo.
Las negociaciones para acordar el plan de vigilancia están en un tramo donde tienen mucho peso las cuestiones técnicas. El marco general, según sostienen los funcionarios uruguayos y argentinos, ya está fijado. Ese marco general dice que el monitoreo estará a cargo de científicos, que los técnicos podrán entrar a Botnia, que la Argentina permitirá el control de las fábricas en su lado del río y que el organismo binacional para realizar estos seguimientos será la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru).
El monitoreo de Botnia fue ordenado por la Corte de La Haya en el fallo en el que avaló que la pastera continuara funcionando, a pesar de haber sido habilitada por Uruguay sin haber consultado a la Argentina. Los presidentes Cristina Kirchner y José Mujica ampliaron después esta idea y agregaron el compromiso de controlar el río Uruguay en los 500 kilómetros de curso compartido. Mujica habló incluso de invitar a Brasil a que realice lo mismo en su tramo del río, aguas arriba. Pero para concretar esa idea haría falta un camino largo, ya que Brasil no tiene con la Argentina un tratado como el Estatuto del río Uruguay.
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