EL PAíS › LA MARCHA CONTRA EL DERECHO A LA IGUALDAD FUE DISEñADA POR EL HOMBRE DEL OPUS DEI QUE HIZO LO PROPIO EN LA PENíNSULA
El supernumerario llegó al país para asesorar sobre la estrategia para oponerse al casamiento igualitario. Las reuniones por la marcha de mañana. Consignas y presiones.
› Por Soledad Vallejos
La noticia comunicada en un sitio web del fundamentalismo católico argentino rezumaba alegría: Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia de España, una “ONG líder que convoca las marchas multitudinarias en la península ibérica”, se encontraba en la Argentina. Y agregaba que ya se había reunido con el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina. En ese encuentro, del que participaron dirigentes integristas evangélicos, “se ultimaron detalles para la convocatoria del 13 de julio”, explicaba el sitio. Lo que omitía agregar era que tan magno invitado, amén de ex funcionario del gobierno de José María Aznar y adalid de cuanta causa inicia la derecha española, es supernumerario del Opus Dei. Ese, y no otro, es el asesoramiento detrás de la movilización a la que los obispos argentinos, siguiendo la verba del cardenal Jorge Bergoglio, alientan, definiendo el debate legislativo como “guerra cultural”. Esa, y no otra, es la inspiración que obedece órdenes superiores, porque, a fin de cuentas, los supernumerarios de la Obra sólo hacen aquello que autorizan y encargan sus directores espirituales.
Blanco fue, en efecto, uno de los organizadores de la marcha que, días antes de la sanción de la ley de matrimonio igualitario, desfiló por Madrid con el lema “La familia sí importa, por el derecho a una madre y a un padre, por la libertad”. De hecho, toda semejanza con los lemas y las convocatorias que vienen haciéndose en distintos puntos del país para este atardecer de mañana ante el Congreso no es pura casualidad.
El supernumerario pisó la Argentina invitado por el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral (fundada por el OD, que también la regentea), cuya nómina de autoridades desfiló casi íntegramente por las audiencias de la comisión de Legislación General del Senado. Las declaraciones que siguieron a la reunión mantenida con el español traslucían optimismo fundamentalista. “La Argentina debe marchar firme hacia la plenitud de los derechos de todos los ciudadanos, en el marco de la libertad y la democracia”, declaró el vicepresidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), Gastón Bruno, al término de aquella reunión con el español. Pero su idea de derechos plenos e inclusivos se limitó a una fórmula repetidísima durante las audiencias que el proyecto de matrimonio civil mereció en el Senado: “El derecho superior de los niños a crecer y educarse con un papá y una mamá”.
Justo Carbajales, el director del Departamento de Laicos (Deplai) de la Conferencia Episcopal Argentina, que también formó parte de aquella reunión, prefirió mantener la línea esgrimida por Bergoglio la semana pasada: “Esto no es en contra de nadie sino a favor del matrimonio entre varón y mujer como institución legal que regula nuestro sistema de vida y nuestro sistema familiar, pilar fundamental de la argentinidad. No toquen al matrimonio”, consideró.
A la reacción se sumaron representantes de la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (FCEP), el Centro Islámico de la República Argentina y las “entidades nucleadas en Familias Argentinas Autoconvocadas”, que suelen ser pequeños grupos arrimados en torno de parroquias y escuelas confesionales.
Ese think tank articuló sus acciones y planes estratégicos para la convocatoria de mañana, siguiendo las instrucciones del propio Bergoglio: que párrocos, rectores y capellanes garanticen la participación de los fieles en el evento organizado, fundamentalmente, por el Deplai. La orden no cayó en saco roto. La Universidad Austral sostiene un “blog ‘matrimonio homosexual’” y financió un “documento” con “investigaciones que se han desarrollado en otros países, principalmente Europa y Estados Unidos” (sic) que distribuyó en el Senado. Desde hace días, en la Universidad Católica Argentina de La Plata, los alumnos de la Facultad de Derecho saben que “por disposición del señor Decano” quienes “participen de la marcha en apoyo a la Familia Argentina” del 13 de julio “no registrarán falta a las materias que debían cursar en esa fecha”. Sólo deben mandar a un correo electrónico sus datos anticipando el faltazo; difícil que se les complique el viaje: “La Facultad de Derecho pondrá a disposición de los alumnos un micro que trasladará a los interesados desde la facultad hasta el Congreso ida y vuelta”.
Es posible que la generosa iniciativa no se limite a esa facultad. De hecho, el propio rector de la UCA-La Plata invita en la web de la institución “a participar activamente en el acto”, porque “estamos convencidos de que la gravedad que tiene aprobar una ley como la del denominado ‘matrimonio homosexual’, que prescinde el orden moral objetivo (sic), cae en la ilegitimidad y, a partir del dictado de esa ley inicua, no sólo las conductas religiosamente motivadas sino todas las moralmente motivadas van a ser reprimidas”. El comunicado también insta a “defender la libertad, porque sólo la verdad nos hará libres”. Lo firma, como se ha dicho, el rector: Rafael Breide Obeid, hermano de Gustavo, el carapintada ultra que, invitado por alguna senadora o senador, dio su opinión sobre la ampliación del matrimonio en el Congreso. Aquella vez, el hermano del rector llamó a oponerse a la “dictadura de las minorías”.
Ayer, en las misas, Bergoglio recomendó a los oficiantes leer la carta “Sobre el bien inalterable del matrimonio y la familia”, escrita por los obispos. Antes del miércoles se rezará el rosario en grupo, se organizarán grupos parroquiales opuestos al “homomonio”, y posiblemente los obispos seguirán arengando con el modelo de Bergoglio, como en estos días. Grupos identificados como Pro-Vida han indicado que el “miércoles 14 de julio es un deber de todos los varones de nuestra Patria estar en el Congreso nacional para impedir por todos los medios a nuestro alcance que los legisladores se atrevan a mancillar nuestras familias y nuestro pueblo con este aberrante proyecto”.
Ante la posibilidad de que mañana esa marcha en contra del matrimonio igualitario convoque una gran cantidad de gente, tal vez convenga recordar algo. En España, Blanco intentó pilotear, también, la oposición a la nueva ley de derecho y acceso al aborto. Como con la ampliación del matrimonio civil, fracasó. Lo reconoció él mismo en una reciente entrevista: “No se nos hizo caso”. Si la Historia tiene reglas y recurrencias, tal vez su paso por la Argentina haya sido auspicioso.
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