Mié 14.07.2010

EL PAíS  › OPINIóN

El fraude de la oposición

› Por Roberto Follari *

¿Alguien votó por un indiscriminado rejunte “anti-gobierno”? ¿Había acaso alguna boleta que propusiera una variopinta oposición sin color alguno? Es sabido que no. Se votaron opciones diferenciadas, varias oposiciones diferenciadas. La estafa a esos votos comenzó la misma noche del 28 de junio, al retomarse lo actuado durante el conflicto con las patronales del agro. Allí, “la oposición” dijo haber obtenido el 70 por ciento de los votos, y el coro mediático adicto lo repitió a gritos. El conteo fue tan falaz que en ese 70 por ciento se sumaba hasta los votos de Sabbatella (obviamente cercanos al Gobierno) y se juntaba absurdamente a De Narváez con Solanas y a Stolbizer con Macri y Duhalde.

Cabe preguntarse qué clase de oposición es ésta que pretende oponerse en bloque al Gobierno, mientras está claro que está faltando por completo al mandato electoral y al pluralismo democrático. Recordemos que uno de sus argumentos es la calidad institucional; en ese sentido, jamás han contabilizado una Corte Suprema independiente o la decisiva política de derechos humanos, quizá porque son cuestiones ambas que no supieron sostener durante sus propios gobiernos, aquellos que los tuvieron (Peronismo Federal con su aliado el PRO, radicalismo con la Alianza). Por el contrario, han pretendido naturalizar la afrenta institucional que implica un vicepresidente que forma un partido político opositor, en total incongruencia con los votos que lo llevaron a su lugar y con la investidura que debiera sostener. En todo caso, el hecho mismo de hacer una oposición única de lo que fue votado en boletas no sólo diferenciadas, sino a menudo opuestas entre sí, muestra enorme distancia con cualquier respeto a los mandatos y las exigencias institucionales que dicen defender.

En fin: en verdad se trata de posiciones antidemocráticas, en tanto nadie los votó para ejercer un indiscriminado rol de oposición, sino para hacerlo desde un partido con una orientación determinada. ¿No es una estafa al electorado progresista que sus legisladores voten a menudo junto con Macri? ¿No es una estafa a los votantes del GEN que casi siempre voten con Rodríguez Saá y Duhalde sólo con tal de ir contra el Gobierno? Las diferenciadas oposiciones se transforman en una sola por total violación del pacto electoral con sus votantes, y en ruptura con la pluralidad de miradas que exige la democracia. Es desde allí que hoy sostienen sus demandas desmesuradas y demagógicas (caso del haber jubilatorio), que en la mayoría de los casos son contradictorias con sus propias plataformas electorales y su singular ideología constitutiva.

* Doctor en Filosofía, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.

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