Fue una sesión conflictiva en la Cámara de Diputados y la discusión sobre presupuestos mínimos para la protección de glaciares terminó abruptamente, por falta de quórum, en la madrugada de ayer. Después de acuerdos y desacuerdos entre oficialistas y opositores, los legisladores de los bloques no K habían logrado aprobar en general la iniciativa del diputado Miguel Bonasso y avanzaban en las modificaciones que él había consensuado con el senador kirchnerista Daniel Filmus. Pero el macrismo se retiró del recinto y dejó en inferioridad numérica al Grupo A. Rápido de reflejos, el oficialismo –que había solicitado sin suerte la postergación del debate por quince días– también abandonó sus bancas. Así, el tratamiento del proyecto se truncó. Ahora, la iniciativa deberá esperar hasta después del receso invernal para completar la media sanción de Diputados y pasar al Senado. El propio jefe de la bancada K, Agustín Rossi, dijo en el recinto que la Presidenta (de gira por China) le comunicó telefónicamente que “respetará la voluntad del Congreso” sea cual fuere el texto aprobado y no apelará a la facultad presidencial del veto.

Ya habían transcurrido casi diez horas de debate y la traumática sesión parecía haberse encarrilado. La mayoría de las bancadas opositoras, con el aporte de Nuevo Encuentro y los neuquinos del MPN, habían aprobado por 129 votos a 86 el dictamen de mayoría con el mismo texto que la Presidenta vetó en 2008. Luego, en la discusión en particular, Bonasso, presidente de la Comisión de Recursos Naturales, incorporó en cada artículo las modificaciones que había acordado con Filmus, que finalmente el oficialismo no acompañó en la Cámara baja.

El macrismo, que estuvo cerca de sumarse al pedido de postergar el debate, propuso modificaciones al artículo 2, el referido a la definición de los glaciares y sus áreas periglaciales. Pero Bonasso rechazó los cambios para respetar el texto pactado por Filmus. La votación sobre el más polémico de los artículos resultó más ajustada: 114 a 95.

Molestos por no haber logrado modificar el artículo, la mayoría de los diputados de PRO se sumaron al éxodo que habían iniciado diputados de distintos bloques en la gélida madrugada y dejaron en inferioridad numérica a quienes acompañaron la propuesta pactada por Bonasso y Filmus. El kirchnerismo tomó nota de las ausencias y también levantó su tropa del recinto. A las tres y veinte de la madrugada, la sesión se cayó por falta de quórum, cuando sólo se habían votado en particular 5 de los 17 artículos del proyecto.

La líder de la Coalición Cívica buscó calmar a quienes querían aprobar el proyecto sin más dilaciones. “El artículo 2, que era el corazón de este proyecto, ya se votó. Diputados del oficialismo y alguna parte de la oposición dejaron esta sesión sin quórum. No hay problema, se votará en la próxima sesión ordinaria, pero ya se ganó. En la próxima sesión se aprobará el resto”, sentenció Elisa Carrió.

Ahora, el proyecto tendrá que esperar hasta la primera semana de agosto, cuando termine el receso parlamentario de invierno, para concluir la media sanción de Diputados. Luego deberá pasar al Senado para su aprobación o rechazo.

Inesperadamente, el oficialismo consiguió la postergación que había perdido en el recinto para tratar el proyecto acordado. Una “demora” que Bonasso asoció a la “necesidad del oficialismo de ganar tiempo para que las legislaturas de las provincias cordilleranas aprueben su propia legislación que luego contrapondrán a la ley nacional en la materia”. Eso también fue denunciado por Fernando “Pino” Solanas, de Proyecto Sur; Fernanda Reyes, de la Coalición Cívica, y Horacio Alcuaz, del GEN.

“He escuchado atentamente varios discursos, uno de los cuales me afectó particularmente. Me refiero al diputado (Héctor) Tomas, por San Juan, quien dijo ‘le guste a quien le guste, los recursos son nuestros’. Esa expresión me hizo acordar a aquella otra frase poco feliz que dijera Maradona”, dijo la diputada de SI, Verónica Benas. Para defender su postura, el oficialista Tomas había recurrido, sin mencionarla directamente, a la reforma constitucional del ’94, que puso en manos provinciales los recursos naturales no renovables. Pero Tomas incluyó entre ellos a los propios glaciares.

En el cierre del debate y antes de la votación, el jefe del bloque K envió un claro mensaje a la oposición ante las críticas a Cristina Fernández de Kirchner. También estuvo dirigido a quienes, dentro de su propia bancada, en especial los representantes de las provincias cordilleranas, cuestionaron el acuerdo Filmus-Bonasso y reclamaron la postergación del debate. “Después de haber perdido la votación, en que pedíamos la postergación del tema, me comuniqué con la Presidenta para comentarle el desarrollo de la sesión, cómo íbamos a votar y qué íbamos a hacer. Y la Presidenta me pidió que les transmitiera a los señores diputados y, obviamente, a la población en general y al Senado de la Nación que, cualquiera sea la decisión que tome el Congreso, la presidenta de la Nación no va a vetar la sanción que dicte el Parlamento”, explicó Rossi.

Una vez que el proyecto deje Diputados, el Senado deberá decidir si convierte en ley el texto que llega desde la Cámara baja, surgido del acuerdo entre Filmus y Bonasso, o insiste en ratificar la media sanción aprobada por unanimidad y que el propio senador del FpV había consensuado con senadores de distintos bloques políticos.