EL PAíS › LOS CANCILLERES TIMERMAN Y ALMAGRO SE VOLVERáN A REUNIR ESTA SEMANA
Ayer mantuvieron un encuentro junto a sus equipos en Buenos Aires. El monitoreo en la planta de Botnia ya estaría definido y quedan por resolver cuestiones técnicas. Abrieron un paréntesis de 48 horas “para reflexionar”.
› Por Laura Vales
Sin anuncios, y en un clima de total reserva, los cancilleres Héctor Timerman y Luis Almagro trataron ayer las propuestas de Argentina y Uruguay para el monitoreo de Botnia y de los 500 kilómetros de río compartido. La reunión se extendió durante más de cinco horas en el edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, donde los cancilleres estuvieron acompañados por sus principales colaboradores. Finalmente, decidieron hacer un parate de dos días “para reflexionar”. Se volverán a reunir mañana.
Durante todo el día circularon versiones de que no se había podido llegar a un acuerdo, e incluso de que el problema era que los uruguayos rechazaban que se tomaran muestras en el interior de Botnia, lo que fue desmentido por fuentes de la Cancillería argentina. “Va a haber monitoreo”, aseguró uno de los consultados. Y afirmó de la misma manera que los científicos designados por los dos países podrán entrar a la papelera. “No hay otra forma de monitorear Botnia que no sea dentro de Botnia”, fue la definición.
La fuente señaló que el acuerdo “ya fue hecho por los presidentes (Cristina Kirchner y José Mujica) en su encuentro en la Estancia de Anchorena y eso no está en discusión”. En ese marco, explicó que de lo que se está hablando ahora es de cuestiones de implementación, “cómo va a estar integrada la comisión” responsable de los controles, “qué solución habrá en caso de diferencias” y otros temas “técnicos”.
La aclaración no es de importancia menor, ya que lo acordado por los mandatarios en Anchorena es que habrá dos planes, uno de vigilancia para Botnia-UPM y otro de control y prevención de la contaminación en el río Uruguay. Por supuesto que la clave del tema es qué alcance tendrá el monitoreo de la papelera, que por su tipo y su dimensión no es comparable a ninguna de las otras fábricas ubicadas sobre el río, ni a todas juntas sumadas. El blanqueo de pasta de celulosa que realiza Botnia está considerado mundialmente entre las industrias más contaminantes. Por otra parte, la planta toma del río 1900 litros de agua por segundo; utiliza el agua para sus procesos de producción y la devuelve después de usada al cauce original.
El canciller Almagro llegó al edificio de la Cancillería argentina a las diez de la mañana, acompañado por Francisco Bustillo (su actual jefe de gabinete y ex embajador uruguayo en Buenos Aires), el embajador actual Guillermo Pomi y el embajador itinerante Julio Baraibar. Timerman lo recibió junto al vicecanciller Alberto Dalo-tto, la consejera legal Susana Ruiz Cerutti (jefa del equipo argentino en el juicio de La Haya), y el representante argentino ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Hernán Orduna. Trabajaron hasta la una y, luego de compartir un almuerzo, dieron una segunda parte a la reunión.
Terminado el encuentro, Almagro se retiró con su equipo sin hacer declaraciones. La página de la presidencia uruguaya difundió un comunicado breve, en el que se limitó a informar que los cancilleres harían “un período de reflexión” de 48 horas.
Antes del encuentro, los cancilleres habían hecho declaraciones. “La solución al diferendo con los hermanos uruguayos pasa por darle a la ciencia el rol protagónico en el control, sin limitaciones”, señaló Timerman en su Twitter. Almagro, por su parte, había adelantado que quedaban “aspectos técnicos” por resolver, que no esperaba que pudieran resolverse en un día.
El plazo puesto por los presidentes para tener acordados los planes de monitoreo vencerá el próximo 2 de agosto. La intención es que Mujica y Cristina puedan hacer el anuncio en la cumbre del Mercosur, que comenzará ese día en San Juan.
Unos días más tarde terminará el período de tregua votado por la Asamblea de Gualeguaychú cuando levantó el corte de la ruta 136. Los asambleístas tienen previsto debatir, una vez conocido el plan de monitoreo, si el control los convence o si retoman sus medidas de protesta. La Asamblea y el Gobierno tienen expectativas diferentes sobre el plan de vigilancia. Si para el primero se trata de garantizar que no haya contaminación, los vecinos de Gualeguaychú, convencidos de que la planta contamina, ponen todas las fichas a que el monitoreo sirva para lograr el cierre de Botnia.
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