Después de las explosivas declaraciones que caracterizaron la gestión de Marcelo Sain, la primera directiva que recibió su reemplazante, Alejandro Almada, es mantener la boca cerrada delante de la prensa. Y no le va a costar cumplirla. Si hay un rasgo de personalidad que distingue a este abogado de San Martín, de 58 años, casado hace 26 y padre de una hija adolescente, es su reserva y su parquedad. Peronista desencantado devenido frepasista desencantado, desde hace más de una década es incondicional de Juampi Cafiero. La designación como viceministro de Seguridad bonaerense es, en principio, provisoria, pero le llegó como reconocimiento por su eficiente gestión, transparente y austera, al frente de la Subsecretaría Técnica Administrativa de la cual depende la adquisición de equipamiento y la logística de la policía provincial.
“Soy un suplente provisorio hasta que se designe a un especialista en seguridad. Lo mío es la administración y la gestión”, no se cansa de repetir desde que el lunes sonó su nombre para reemplazar a Sain. Según puso saber Página/12, ni siquiera jurará como viceministro y mantendrá su actual cargo de subsecretario. En 10 o 15 días sería nombrado el sucesor definitivo.
“El Negro” Almada, como lo llaman en el círculo de colaboradores de Cafiero, nació y vivió toda su vida en San Martín, donde militó en política desde su juventud, primero en el peronismo, después en el Frente Grande y en el Frepaso. Hasta que llegó al “juampismo”. A Cafiero lo conoció a mediados de los ochenta, a partir de la llamada “Renovación Peronista”, lo siguió cuando se fue del PJ para formar el Grupo de los Ocho, y en sus sucesivos desplazamientos políticos. Durante su gestión al frente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, fue miembro de su gabinete de asesores y se ocupó de controlar todo papel que Juampi firmaba, muestra de la extrema confianza que le tiene el ministro de Seguridad bonaerense. Católico, aunque no practicante, Almada estudió Derecho en la Universidad del Salvador. Fue director de Personal y asesor de la Secretaría de Gobierno durante la intendencia de Carlos Brown en San Martín hasta que se fue del justicialismo. Desde el ‘96 fue asesor del diputado bonaerense del Frepaso, Guillermo Oliver, fundamentalmente en asuntos constitucionales y legislación general. Pero su fuerte es la gestión y la administración pública.
Hace 26 años que está casado con Raquel, profesora de secundario con quien tuvo a su única hija, Rosario. “Alex”, como le dice su esposa, es hincha de River, y en su juventud supo practicar diversos deportes como fútbol, tenis y paleta, aunque en la actualidad prefiere dedicar su tiempo libre al ostracismo en la casa de fin de semana de la familia ubicada en Castelar.
Tipo de barrio, sencillo y agradable, de pocas palabras, siempre prefirió el perfil bajo. A diferencia de su antecesor, no se siente cómodo con los medios de comunicación. “Es más bien callado, pero de esas personas que cuando habla, te mata, porque es muy contundente”, confió a este diario una fuente del entorno de Cafiero. Aunque nadie dudaba en el círculo cercano a Juampi de las cualidades profesionales de Almada, sorprendió su eficiente gestión al frente de la subsecretaría Técnico- Administrativa del Ministerio de Seguridad, cargo que asumió en julio. “Su equipo viene haciendo un trabajo impecable. Además de firma tiene a su cargo las compras, la adquisición de recursos y equipamiento del ministerio y la logística. Fue rápido, transparente y eficiente. No sé si hace seis meses Cafiero lo hubiese designado interinamente para suceder a Sain, pero demostró que es la persona indicada”, evaluó otra fuente cercana al ministro.