EL PAíS
Los bonaerenses ofrecen mucha resistencia al candidato sureño
En el peronismo bonaerense no termina de cerrar la idea de que sea el gobernador santacruceño, Néstor Kirchner, el candidato a respaldar para cortar las aspiraciones del ex presidente Carlos Menem. Son varios los que siguen apostando al propio Eduardo Duhalde.
› Por Diego Schurman
Llegó el turno de Néstor Kirchner. Por primera vez el gobernador santacruceño apareció con cierta nitidez en el firmamento oficial. Aparentemente más por carencia que por convicción, en el Gobierno lo nombraron ayer como una alternativa válida para enfrentar a Carlos Menem en la convulsionada interna peronista. Pero poco y nada logró seducir por ahora al aparato bonaerense, que anoche volvió a reclamar a través de sus principales hombres la candidatura de Eduardo Duhalde.
La tropa duhaldista se reunió en la sede porteña de Avenida de Mayo al 800. Formalmente se lo presentó como una cumbre del Congreso provincial Justicialista, que de ahora en más se encuentra en “sesión permanente”.
Allí intendentes de toda la provincia reprodujeron lo que individualmente les fue transmitiendo el Presidente. En pocas palabras: que no pretende postularse y que hay que comenzar a encolumnarse detrás de algún candidato.
La reunión de Duhalde con Kirchner en Olivos fue eje de las conversaciones. Y hubo especulaciones de todo tipo. La más benévola, aunque a regañadientes, fue que se aceptaría acompañar al gobernador santacruceño siempre y cuando su coequiper sea de la provincia. En rigor, una decisión estratégica casi obvia.
Sin embargo, la mayoría puso en duda la capacidad de Kirchner de derrotar a Menem ya no en una interna –dan por hecho que no se efectuarán– sino incluso compitiendo por separado en las generales de abril, elecciones que, de paso, también se esmeraron en poner en duda.
Así, duhaldistas de pura cepa como Manuel Quindimil, Baldomero Alvarez, Osvaldo Mércuri, José María Díaz Bancalari y Saúl Ubaldini insistieron que ante las magras ofertas, el mejor candidato seguía siendo Duhalde, más allá de la palabra empeñada. O sea, de su negativa a competir.
–Si hay que morir, prefiero morir con uno del palo –fue la frase de un paladar negro, que prefirió mantenerse en el anonimato.
No fue el único con mirada apocalíptica de la situación. Alberto Balestrini tampoco se mostró demasiado esperanzado:
–Estamos en el fondo del desierto del Sahara –graficó.
Fue en ese universo duhaldista donde prácticamente todos pusieron en duda que el desenlace del intríngulis peronista sea como lo está expresando el propio Duhalde. Más bien la mayoría se alineó en el discurso predominante de la Casa Rosada y que el lunes se animó a blanquear Aníbal Fernández. “Si usted me pregunta cuándo deberían ser las elecciones me parece que deberían ser a fin de año y si me pregunta quién debería ser el candidato del PJ le respondo que debería ser Duhalde”, había dicho e Página/12 el ministro de la Producción.
Mércuri utilizó anoche palabras calcadas entre sus pares bonaerenses al enterarse de la avanzada pro Kirchner. La resistencia viene de hace tiempo. Todos recuerdan las agraviantes palabras que le dedicó tiempo atrás Oscar Rodríguez, otro referente provincial y actual número dos de la SIDE.
–Antes de votar a Kirchner prefiero votar a Menem –se enojó el año pasado Rodríguez, a quien algunos conocen por ser marido de la diputada Marta Müller, una íntima de la familia Duhalde.
Claro, en el corazón duhaldista no todos rechazan con dureza a Kirchner. Hay quienes lo ven como una alternativa que no terminará de madurar a tiempo como para vencer a Menem. Y, también, quienes están convencidos que tiene excelentes posibilidades de dar pelea. Unos y otros, de todo modos, no dejan de echar un manto de sospecha, que excede al peronismo: la posibilidad de que la candidatura del gobernador santacruceño sea otro de los experimentos de Duhalde para ganar tiempo y que, posiblemente, termine en la trituradora. De eso sabe el cordobés José Manuel de la Sota, quien ahora podría dar de baja su candidatura. En otras palabras: lo que aún no está claro es si Duhalde le propondrá “casamiento” a Kirchner o el enamoramiento, al igual que sucedió con De la Sota, durará lo que la luz de un fósforo.
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