EL PAíS › POR QUE EL EX PRESIDENTE QUIERE MAS ACTORES, Y MAS MOVEDIZOS
Nunca fue prochino, pero repite la frase de Mao: “Que florezcan mil flores”. Néstor Kirchner quiere estimular así la multiplicación de corrientes en el PJ, que preside. Suele explicar que un partido recargado ayudará al Gobierno y servirá como gimnasia para las presidenciales de 2011.
› Por Martín Granovsky
Mientras insiste en su deseo (“Que florezcan mil flores”, una expresión que la leyenda política atribuye al líder de la revolución china, Mao Zedong), el propio Néstor Kirchner no se pierde ni una flor. El martes estará en el Luna Park. Los carteles anuncian que “la juventud le habla a Kirchner y Kirchner a la juventud”. Y el jueves último cerró en La Boca el primer seminario del Frente Nacional Peronista.
Surgida después de la Corriente Nacional de Liberación e Integración Nacional que conduce Alicia Kirchner, el FNP es una de las nuevas estructuras destinadas a crecer. Articulada sobre la base de los intendentes oficialistas, responde a una vieja idea del presidente de la Federación Argentina de Municipios, el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra. El proyecto es aprovechar la fuerza propia en el sur del conurbano (Varela más Berazategui, San Vicente, Almirante Brown, entre otros partidos), luego consolidar la presencia en el conurbano entero y a la vez fortalecer las alianzas a nivel nacional.
La presencia de los intendentes como jefes territoriales debería garantizar, en esta lógica, que en los distritos de mayor concentración peronista no cobre fuerza Francisco de Narváez, como ocurrió en las legislativas del 29 de junio de 2009. De Narváez dijo el jueves que pospondrá una presentación ante la Justicia para ser candidato a presidente, cosa que la Constitución le prohíbe. El anuncio puede ser una forma de perfilarse ya como precandidato a la gobernación bonaerense y por eso esta vez las alertas del kirchnerismo funcionan como antelación.
Mientras mira el horizonte en la provincia de Buenos Aires, el FNP busca que en los distritos más débiles el oficialismo no quede tan solo ante el peronismo disidente de Kirchner o ante radicales o socialistas.
El intendente de Esquel, Rafael Williams, dijo que “acompañamos este lanzamiento porque en esta democracia no hubo un gobierno que haya logrado un posicionamiento ideológico tan fuerte y un país respetado en el mundo, con producción y en crecimiento, con reservas y medidas sociales para los que más necesitan”. Más allá del discurso, vale un dato: Esquel queda en Chubut, donde manda el peronista federal Mario das Neves.
“Desde Santa Fe vinimos varios jefes comunales para apoyar esta idea”, dijo el intendente de Granadero Baigorria, Alejandro Ramos. Como en Córdoba, en Santa Fe el oficialismo tiene un desafío: recuperar una parte de los votos que en las presidenciales de 2007 fueron para Cristina Fernández de Kirchner por encima de la media nacional. Hubo votaciones del 65 por ciento, 20 puntos arriba del promedio, en ciudades de menos de 100 mil habitantes.
Esa estrategia explica que tanto en el seminario del FNP como en otro anterior, el lanzamiento de la Corriente Nacional Agraria, hayan participado el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y el secretario de la Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina. El que también acostumbra ser de la partida sobre todo en actos para la provincia de Buenos Aires es Amado Boudou, el ministro de Economía. Y para la gobernación bonaerense Daniel Scioli acaba de recuperar a un cuadro como Santiago Montoya, designado en la presidencia del grupo Banco Provincia. Montoya cuenta con la rareza de haber crecido en imagen positiva siendo el jefe impositivo de la provincia de Buenos Aires. Al revés de, por ejemplo, Martín Redrado, que participó de un gobierno maravilloso mientras lo integraba y hoy es el ex presidente del Banco Central de un gobierno repudiable, Montoya marcó diferencias sin romper. Y acaba de volver tras una reunión en la que Kirchner le dijo lo mismo que a los demás: “Vos caminá”.
“Siempre fue igual”, dijo un pingüino que conoce bien al ex presidente. “Larga a todos a construir política hasta el momento de la decisión final. Y ahí mejor que pares.”
Para frenar, falta mucho. Y para las elecciones también. “Lo mejor que nos puede pasar es una gran interna en la provincia de Buenos Aires”, dice Kirchner a los dirigentes del oficialismo. “Y también una gran interna nacional, porque quien salga ganador va a contar con una militancia que ya hizo el precalentamiento y más gente que estuvo participando.”
“La transformación viene desde la política y no desde la tapa de un diario”, dijo Pereyra. “Que crezcan los instrumentos de debate. Discutamos cómo la población se vio beneficiada desde el 2003 y cómo garantizar que ese proyecto siga.”
“Vamos a replicar los seminarios a nivel regional y local”, explicó Daniel Di Sabatino, intendente de San Vicente.
Otro jugador de peso en el peronismo, Hugo Moyano, multiplica desde hace un año la presencia de la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista.
Desde que, además, Moyano es presidente interino del PJ de Buenos Aires, por enfermedad de Alberto Balestrini, crecieron las especulaciones sobre presuntos choques entre el secretario general de la Confederación General del Trabajo y los intendentes. Un espacio de controversias es el poder territorial. El otro, la recolección de basura, un servicio común a cada municipio.
Muchos intendentes o ex intendentes prefieren callar en público sobre el tema. No es el caso de Baldomero Alvarez de Olivera, ex jefe comunal de Avellaneda y actual ministro de Desarrollo Social.
“¿Si hay contradicciones con los camioneros? Claro que hay”, dijo. “Pero lo importante no es que haya conflictos sino la capacidad de administrarlos para que no sean críticos. Y nosotros podemos procesar las contradicciones. Eso es la política y no nos asusta.”
Uno de los que trabajan con Moyano en la CNSP es Juan Carlos Schmid, secretario de Capacitación de la CGT y secretario general del Sindicato del Personal Embarcado de Dragado y Balizamiento.
“Somos oficialistas, pero oficialistas del modelo”, dijo. “Queremos conservar lo bueno conseguido desde 2003, por ejemplo siete años seguidos de negociación de convenciones colectivas de trabajo, y avanzar más en distribución de renta y educación.” Sobre la construcción política, Schmid recuerda que “en el peronismo el partido es apenas un instrumento más, pero lo que importa es un movimiento donde estén presentes todos los matices, y por eso la clase trabajadora participa en todos los procesos de cambio en América latina”.
Nacido en 1951, Schmid se fogueó en política en el Rosariazo de 1969 y después en el sindicalismo combativo de la CGT de los Argentinos. Acaba de publicar un libro, Marejadas populares: de la Revolución de Mayo al Bicentenario, en el que combina una mirada histórica del país con referencias internacionales de distintas etapas. Acostumbrado a mirar la Bolivia de Evo Morales o el Brasil de Lula, cuando se le pregunta por su origen, Schmid sonríe: “Los matices también estuvieron presentes en el movimiento obrero organizado. ¿O vamos a pensar que esto ocurre por primera vez? Lo que vale es que la construcción se mantenga en el tiempo”.
Esta misma semana Héctor Recalde, abogado de la CGT, presentó su proyecto de reparto de ganancias de las empresas. Héctor Méndez, de la Unión Industrial Argentina, dijo que el proyecto es para Cuba. “Méndez no sabe que en Cuba no hay plusvalía”, ironizó Recalde. En tanto, Kirchner lo elogió al cerrar el acto del Frente Nacional Peronista. Y curiosamente, o no, el presidente del Partido Socialista Rubén Giustiniani acaba de recordar que el PS siempre votó con el oficialismo en proyectos de contenido social como la devolución de los aportes jubilatorios de los trabajadores a la administración estatal.
¿El PS puede ser una de las mil flores que imagina Kirchner? Hoy parece difícil pensar en algo más que un acompañamiento parcial en el Congreso, como sucedió con las AFJP, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el Matrimonio Igualitario, originariamente un proyecto impulsado por el socialismo que se convirtió en ley por tenacidad de la Federación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans y decisión política del Gobierno. El PS está en pleno diálogo con otras fuerzas para discutir diez puntos, entre ellos un gravamen a las transacciones financieras y una reforma tributaria. Pero, al menos hasta ahora, no ubica al kirchnerismo entre sus interlocutores con miras a 2011. El PS siempre fue objeto de seducción para diferentes alianzas, Alianza incluida, y lo es más desde que Hermes Binner ganó la gobernación de Santa Fe en 2007.
Pero en el centroizquierda no peronista más clásico, por el momento las mil flores de Kirchner terminan en Carlos Heller y Martín Sabbattella.
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