EL PAíS › BURSTEIN ACUSO A MACRI POR LAS ESCUCHAS, EL PRO INTENTO DESVIRTUAR SUS DICHOS Y TODO DERIVO EN UNA BATAHOLA
La declaración de Sergio Burstein ante el cuerpo de legisladores que investiga el espionaje ilegal terminó con insultos y golpes entre asesores del macrismo, camarógrafos y seguridad. La víctima de las escuchas aseguró que Palacios lo espió “por orden de Macri”.
› Por Werner Pertot
Pandemonium. Forcejeos y golpes en una masa humana de camarógrafos, asesores PRO y agentes de seguridad de la Legislatura. Gritos e insultos entre diputados. Así concluyó la declaración de Sergio Burstein en la comisión investigadora (CIE) formada por legisladores porteños. La víctima de las escuchas ilegales asistió con su hija y su esposa actual –que también declararon– y responsabilizó por las pinchaduras al jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, y al ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios. El bloque PRO intentó desvirtuar su testimonio y terminó por reírse en la cara del familiar de una víctima de la AMIA, que se salió de las casillas. En medio de gritos, pasaron a un cuarto intermedio, en el que se generó la batahola. El ibarrismo responsabilizó a los macristas por los incidentes y optó por retirarse. Los demás miembros de la CIE votaron un cuarto intermedio y Burstein deberá ir de nuevo.
La primera en declarar de la familia Burstein fue Glenda, hija de Sergio, de 18 años, quien recibió la llamada en la que le advirtieron sobre las escuchas. Luego siguió su madre, Dora Viotti. Los macristas se interesaron cuando dijo que había leído transcripciones de las pinchaduras. “Los diputados no contamos con el ciento por ciento de la información necesaria”, se quejó el macrista Martín Borrelli. “La defensa de Macri quiso también tenerlas y no las van a conseguir nunca. Son privadas. Me escucharon en forma ilegal y por eso estamos acá”, les contestó Burstein. Después intervino el legislador del MST Marcelo Parrilli: “El juzgado estableció que, por razones de privacidad, no se fotocopiaran las transcripciones. El PRO se las puede pedir a Ciro James y a Palacios, que alguna copia deben tener”.
–¡Payaso! –le gritó el jefe del bloque PRO, Cristian Ritondo.
–¡Payaso sos vos! –le respondió Parrilli.
Burstein relató la campaña que hicieron para que Palacios no fuera nombrado jefe de la Metropolitana. “Lo que más nos enervaba era que Macri negaba que Palacios estaba trabajando en la Metropolitana”, planteó. Contó que la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas de la AMIA pidió tener una reunión con el jefe de Gobierno porteño. “Pasó un mes y nos llamaron. Eran las exequias de Alfonsín, y nos dicen que lo iban a postergar media hora. Esa media hora se convirtió en meses. Nunca pudimos hablar con el jefe de Gobierno.” Luego, el ibarrista Eduardo Epszteyn le preguntó qué sintió cuando Macri dijo que estaba divorciado de su primera esposa, que murió en el atentado de la AMIA. “Conocí lo peor del ser humano. Ese día me convencí de que este tipo fue el que me pinchó el teléfono. Ese lamentable, procesado y mentiroso jefe de Gobierno”, se ofuscó.
Los macristas le preguntaron su profesión a Burstein. Primero contestó que era “comerciante”, pero luego les advirtió: “No voy a responder sobre mi vida privada”. Le preguntaron cuatro veces más. El macrista Martín Ocampo lo intimó: “Me tiene que responder o será pasible de las consecuencias que le toquen”.
“Tratan a la víctima como si fuera un victimario y lo amenazan veladamente. Esta es una comisión para investigar las responsabilidades políticas y no la vida privada de nadie”, cuestionó Epszteyn, quien se trenzó a los gritos con Ritondo. El presidente de la CIE, Martín Hourest, los llamó al orden.
“Palacios me escuchó por orden de Macri”, planteó Burstein y los legisladores PRO se enfrascaron en un sinnúmero de preguntas sobre cómo lo sabía. “No sé qué palabras le dijo. Una sucesión de pruebas en la causa me llevan a acusarlo”, afirmó Burstein. Ocampo preguntó si era un saber o una conjetura y Burstein le respondió: “No me vas a llevar a ese lugar”. Los legisladores PRO estallaron en una carcajada y Burstein se enfureció: “¡Aprendé a limpiarte los mocos, payaso!”, gritó. “Estás bajo juramento, viejo”, le respondió el grito Borrelli, que se había ido a parar al fondo del salón, entre el público.
Después, el mismo Borrelli se cruzó con Parrilli por su asesor, al que acusan de amenazar a Ritondo. “Vas a ver cómo termina eso”, le dijo Parrilli. “¿Me estás amenazando? ¿Sos macho?”, gritó Borrelli, mientras bordeaba la mesa. “¡Las mentiras tienen patas cortas!”, le respondió el legislador del MST. En medio del griterío y de los “uuuuuh” de los legisladores macristas, se votó un cuarto intermedio. Fernando de Andreis se quedó solo, hablando por el micrófono: “Hourest, sentate, te hice una pregunta”. Nadie lo escuchaba.
Mientras salía del salón, Gabriela Cerruti le dijo a Ritondo: “Esta es la escuela de Toma”. “¿Qué hablás, hija de puta?”, le contestó el jefe del bloque macrista. Luego, cruzó el salón para discutir con el kirchnerista Francisco “Tito” Nenna. Más y más asesores se amontonaron, los siguieron las cámaras y se desató una lluvia de golpes y empujones. El periodista de Canal 7 Fernando Alonso denunció que lo patearon asesores del PRO. Los de seguridad se enroscaron en una corrida con los camarógrafos, las sillas se cayeron, a Burstein lo escoltaron hacia fuera...
Poco después de la batalla, Hourest pidió que votaran la suspensión del testimonio. Ocampo denunció que habían golpeado a la legisladora PRO Victoria Morales Gorleri. Ritondo pidió ver los videos para encontrar a los culpables. “Asistimos a la provocación permanente del bloque PRO –planteó Epszteyn–. Los hago responsables de los hechos ocurridos.” Los macristas se levantaron y se fueron, seguidos de una numerosa hinchada.
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