Dom 24.10.2010

EL PAíS  › EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA Y EL MOVIMIENTO SINDICAL

Las causas ylas consecuencias

La violencia intersindical. La precarización laboral. Las relaciones entre los barrabravas y algunos líderes sindicales. El rol del Poder Ejecutivo. Las opiniones de dos líderes sindicales y un especialista.

› Por Carlos Rodríguez

OMAR PLAINI, MIEMBRO DEL CONSEJO DIRECTIVO DE LA CGT

“Nos tratan de meter a todos en la misma bolsa”

“No me gustan las generalizaciones. La mayoría de los dirigentes gremiales no tenemos nada que ver con la burocracia sindical. Lo que me llama la atención es que los medios que ocultaron las responsabilidades en el asesinato de (Maximiliano) Kosteki y (Darío) Santillán ahora estén señalando culpables a diestra y siniestra.” El diputado kirchnerista Omar Plaini, dirigente del gremio de los canillitas, miembro del Consejo Directivo de la CGT y allegado a su titular, Hugo Moyano, habló con Página/12 sobre el crimen de Mariano Ferreyra y condenó “un caso inexplicable, que nos tiene consternados”.

–¿Cómo es posible que se haya producido semejante acto de violencia?

–Hay que analizar cómo se llega a esta situación, a un hecho tan injusto, tan dramático. Creo que hay que partir del nivel de explotación al que ha llegado el sistema capitalista en los últimos treinta o cuarenta años. Hay que analizar el nivel de exclusión al que se ha llegado.

–Está en el centro de la discusión la burocracia sindical, las patotas...

–Si hablamos simplemente de burocracia sindical, no estamos enfocando el problema en su totalidad. Hay burocracia en todos lados, en el sindicalismo, en los partidos políticos, en las organizaciones empresariales. Creo que tenemos que hacer una revisión a fondo. Recién ahora estamos discutiendo con mayor profundidad y empiezan a caer algunos mitos: que el “descubrimiento” de América fue en realidad la colonización. La Campaña del De-sierto fue el genocidio de los pueblos originarios. Todo nos hizo llegar a este capitalismo salvaje que es el que provoca el problema original, el de los trabajadores tercerizados del Roca que tienen que salir a reclamar por sus derechos.

–Desde hace tiempo lo vienen haciendo y no fueron escuchados.

–Es verdad, se trata de un grupo de trabajadores que viene reclamando condiciones dignas y decentes de trabajo. Lo que ocurrió es grave, pero también hay que tener en cuenta que desde 2003 para acá ha comenzado la reconstrucción del tejido social que ha venido siendo destruido desde hace cuatro décadas. Hay que tener en cuenta que hoy no tenemos el poder. Tenemos el gobierno, pero no el poder. La oposición al actual proyecto es porque se ha vuelto a poner en el centro de la discusión la distribución de la riqueza.

–¿Cómo se supera esta situación?

–Hay que seguir en la misma línea. Hay que poner al Estado como factor decisorio y revalorizar la visión de que el trabajo es el único ordenador social posible para salir de esta situación planteada a partir de un asesinato injusto de alguien que estaba peleando por una causa justa.

–Más allá de sus autores materiales, se está señalando la necesidad de condenar a los responsables intelectuales.

–Quiénes son, lo tiene que decidir la Justicia y hay que ayudar a que se llegue al total esclarecimiento.

–Desde algunos sectores, incluyendo los medios de prensa, se señala como responsable a la burocracia sindical, sin hacer distingos.

–Nos tratan de meter a todos en la misma bolsa, como si todo fuera lo mismo, cuando no lo es. Soy enemigo de la generalización que se está haciendo. Somos muchos los dirigentes gremiales y la mayoría no tenemos nada que ver con la burocracia sindical. Llama la atención que los mismos medios de comunicación que ocultaron la responsabilidad policial y política cuando ocurrió el asesinato de (Maximiliano) Kosteki y (Darío) Santillán ahora salgan a atacar al Gobierno. También hay palos para (Hugo) Moyano, que igual que el Gobierno está trabajando en un proyecto que pone al trabajo como el principal de los derechos humanos, junto con la salud, la cultura, la educación, el progreso. Eso es lo que se está planteando hoy en la Argentina, pero falta mucho para que se concrete el proyecto económico del Gobierno y muchos ponen palos en la rueda. Estamos consternados por la muerte de un chico de 23 años que estaba poniendo el cuerpo para ayudar a un grupo de trabajadores. Creo que es necesario que se restablezcan esos valores de solidaridad y de compromiso, pero hay que terminar con estos hechos de violencia. El único camino posible es fortalecer el Estado, garantizar el trabajo y la distribución de la riqueza.

HUGO YASKY, TITULAR DE LA CTA

“Falta libertad y democracia sindical”

Por C. R.

“En lo ocurrido hay responsables en la Unión Ferroviaria, en los estamentos empresarios del ferrocarril, hay un hilo conductor que lleva a la inacción y a la falta de presencia en las fuerzas de seguridad que involucra algún estamento del poder político.” Para Hugo Yasky, titular de la CTA, el asesinato de Mariano Ferreyra es un punto de inflexión que “obliga al Gobierno a actuar con el mismo coraje político con que se planteó la lucha para condenar a los responsables de las violaciones a los derecho humanos ocurridas durante la dictadura militar”.

–Desde algunos sectores se compara el caso de Mariano Ferreyra con lo que fue, en su momento, el crimen de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.

–No hay comparación posible. En ese momento estábamos en un país en llamas y con una crisis social arrasadora y hubo una decisión desde el aparato de gobierno de dar un escarmiento a las demandas de los movimientos sociales. Eso fue lo que activó una represión total con vía libre para que se terminara asesinando en manos de la policía a dos compañeros. El asesinato de Mariano Ferreyra se da en otro plano. Es también un luchador social, pero a diferencia de lo que sucedió en 2002, el ataque surge a partir de la decisión de un grupo sindical vinculado con la Unión Ferroviaria que toma en sus manos la determinación de impedir una protesta de sectores que lamentablemente luchan desde la marginalidad para poder superar su situación dentro del universo de los trabajadores. Esto fue una expresión contradictoria y anacrónica en un país que es capaz de avanzar en la política de los derechos humanos encarcelando a los genocidas, en un país que discute leyes de igualdad de derechos civiles y de participación en las ganancias.

–De todos modos hay situaciones de desigualdad laboral.

–Sí, simultáneamente casi otra mitad del universo laboral es víctima de la tercerización. Trabajadores en negro que de lo único que pueden participar es de las pérdidas. Además, hay bolsones de autoritarismo, como son los que permiten que desde una aparato sindical se genere un crimen atroz en un episodio en el que otra vez aparece la complicidad de estamentos sindicales y de sectores empresarios que tienen una especie de complicidad que genera viejas practicas vinculadas con los métodos del vandorismo. Esto muestra el lado oscuro, autoritario y violento de un movimiento sindical que sigue anclado al viejo esquema de la violencia y el disciplinamiento utilizando ahora el servicio de barrabravas.

–Otra vez está en el centro del debate la burocracia sindical.

–No se puede generalizar y pretender condenar al sindicalismo como si todo fuera parte de una misma realidad. El asesinato de Mariano Ferreyra no puede conducir a una condena en bloque del sindicalismo como si todo fuera parte de la misma matriz. Tampoco pueden sacarse conclusiones acerca de conspiraciones o vinculaciones forzadas para establecer conexiones entre el asesinato de Mariano y una supuesta avanzada del movimiento sindical. Esta es la visión que intentan alentar sectores de la derecha que tienen una mirada conservadora que los lleva a aplaudir cualquier expresión que signifique deslegitimar la presencia de los trabajadores en la discusión de políticas de avance en términos sociales.

–El problema comenzó porque hay trabajadores tercerizados.

–Es necesario hacerse cargo de que falta libertad y democracia sindical, que hay trabajadores de primera y de segunda, que hay utilización de barrabravas como grupo de choque para disciplinar demandas internas. También hay complicidad de sectores que tienen responsabilidad de gobierno para apañar este tipo de acciones. Eso también forma parte de una realidad con la que hay que terminar. Por eso, con el asesinato de Mariano Ferreyra no tiene que pasar lo mismo que pasó con el de Carlos Fuentealba. Allí se condenó a un cabo primero y nunca se llegó a establecer la responsabilidad del poder político y de la cadena de altos mandos de la policía neuquina. Todo quedó amparado bajo el paraguas de la impunidad. Es tan malo condenar en bloque como meter la cabeza en el agujero como el avestruz y terminar poniendo como víctimas a los que fueron victimarios. Es tan malo establecer simetrías forzadas entre esto y el asesinato de Kosteki y Santillán como cerrar los ojos y no ver que hay un entramado de relaciones del poder que todavía, por acción u omisión, permite que esta cara oscura del movimiento sindical siga existiendo, siga manejando resortes de poder y siga teniendo margen como para actuar con un alto grado de impunidad. Este asesinato marca un punto inflexión y el Gobierno debería ponerse al frente de una ofensiva política para investigar y mostrar claramente a los que tengan que pagar por este crimen. Hay responsables en la Unión Ferroviaria, en los estamentos empresarios del sector del transporte del ferrocarril, hay un hilo conductor que lleva a la inacción y a la falta de presencia en las fuerzas de seguridad que involucra algún estamento del poder político.

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