EL PAíS › CONFIRMAN QUE EL ESPíA TRABAJABA EN LA METROPOLITANA
› Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
El comisario (r) Roberto Ontivero, quien participó de la cúpula de la Policía Metropolitana, le confirmó al juez Norberto Oyarbide que el espía Ciro James estaba integrado a las actividades de esa fuerza sin tener ningún nombramiento. Fue al declarar ayer como testigo en la causa del espionaje. Ontivero –separado del cargo precisamente a raíz del escándalo de las escuchas– ratificó que en septiembre del año pasado concurrió junto con James, en representación de la nueva policía, a una reunión con Agustín Gamboa, el secretario de Política Criminal del Ministerio Público de la Ciudad. Los mandó, dijo, quien en ese entonces era jefe de la Metropolitana, Osvaldo Chamorro, por “un compromiso que había asumido” su antecesor, Jorge “Fino” Palacios.
Ontivero explicó que había ingresado a la Metropolitana para diseñar el área de Investigaciones. Llegó, dijo, de la mano del Fino Palacios, a quien conocía por haber trabajado juntos en la Policía Federal. Justo cuando estaba por integrarse a la fuerza, Palacios renunció, cercado por la causa sobre el encubrimiento del atentado a la AMIA, donde fue procesado. Pero a él igual le dieron el lugar prometido, dado que ya había tramitado su baja en la Federal. A James no lo conoció hasta ese entonces, aseguró bajo juramento, cuando Chamorro le anunció que trabajarían juntos. “Calculo que, como en mi caso, debía ser lo que Palacios le había ofrecido a James”, comentó en su declaración. Sabía, agregó, que al joven le darían un cargo de “inspector o subinspector”. El gobierno porteño, sin embargo, negó desde un comienzo la vinculación de James con la policía porteña.
La famosa reunión oficial con Gamboa fue, según Ontivero, hacia comienzos de septiembre, para organizar cómo cooperarían las fiscalías y la policía. James –explicó– fue con él por indicación de Chamorro, aunque sabía que todo ya venía organizado por Palacios, con quien incluso se comunicó después del encuentro, pese a que el Fino ya estaba desvinculado. Pero la mención de Chamorro, a entender de los investigadores, no sería menor, ya que demostraría que no sólo Palacios trataba con el espía.
Lo concreto es que al momento de aquella gestión ante el Ministerio Público, James no tenía ningún cargo en la Policía Metropolitana y Ontivero tenía sólo un contrato a través de la Universidad de Tres de Febrero, aunque participaba de los grandes asuntos. Le habían prometido, dijo, un puesto importante con un sueldo cercano a los 14 mil pesos. Ontivero dejó finalmente la fuerza a raíz de que se detectaron varias conversaciones de él con James, que ayer atribuyó a cuestiones laborales. “No estaba trabajando conmigo aunque formalmente debía haberlo estado”, señaló, dejando entrever que tal vez se estuviera dedicando a algún otro misterioso asunto. Fue entonces que, justamente, Chamorro le dijo que había surgido que tenía una “incompatibilidad” para ser nombrado de inmediato dado que tenía un nombramiento en el Ministerio de Educación porteño desde mayo de 2008.
A Ontivero lo complicó otro dato, que motivó su salida: su pasado como jefe policial de la Unidad Antiterrorista en la zona de la Triple Frontera, el hecho de que James se movía en la provincia de Misiones como pez en el agua y la certeza de que las escuchas ilegales detectadas en la causa –entre ellas al cuñado de Mauricio Macri, Daniel Leonardo, y al dirigente de familiares de AMIA, Sergio Burstein– eran gestionadas a través de expedientes judiciales truchos originados en esa provincia. Sus menciones a Chamorro son importantes en la causa porque muestran una continuidad y comunidad de intereses con Palacios.
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