Mientras en el bloque de diputados de Mauricio Macri intentan poner paños fríos a sus conflictos internos, la UCR y la Coalición Cívica continuaban ayer con la escalada de acusaciones y reproches por el fracaso opositor en la polémica sesión en la que se rechazó el Presupuesto. El presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, arremetió contra la líder de la CC, Elisa Carrió, a quien le reprochó que “no puede decir de manera tan mezquina y tan mentirosa que hay un pacto con el Gobierno”. Los colaboradores de Lilita salieron en su defensa: Horacio Piemonte retrucó que “si los dirigentes políticos tuvieran el coraje y la valentía de Carrió, seguramente la política se reivindicaría con la sociedad”.

Como si faltaran cortocircuitos en la conflictiva relación que Carrió mantiene con los radicales, la UCR y la Coalición Cívica profundizaron ayer su camino de desencuentros con más declaraciones cruzadas. Sanz insistió en que “el nuevo Pacto de Olivos” denunciado por Lilita fue utilizado para “agraviar y descalificar con un método muy dañino” y consideró que el Gobierno y Carrió son “dos extremos igualmente perversos”: en el primero “no hay posibilidad de debate” y en el segundo “cualquier actitud seria es caratulada como pactista, contubernista y acuerdista”. De todas maneras, el titular del Comité Nacional reconoció las ausencias de la UCR en la sesión y dijo que se ocuparán de “investigar” el motivo de los faltazos.

A estas declaraciones se sumó el diputado radical por Jujuy Miguel Giubergia, acusado de aceptar coimas por Fernanda Gil Lozano, también de la fuerza de Lilita. El diputado jujeño reiteró que “son mentiras” las acusaciones y tildó de “tonta” a Carrió. “No puede decir lo que dijo sin tener pruebas. ¿Es tonta o es un mentirosa consuetudinaria?”, remarcó.

En diciembre, la Coalición Cívica tenía previsto resolver si volvería a formar parte de una alianza con la UCR, el Partido Socialista y el GEN de Margarita Stolbizer, cuestión que quedó aún más lejos con este nuevo enfrentamiento. Aunque los radicales todavía no se animan a cerrar la puerta públicamente, por lo bajo los dirigentes como Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín, que supieron tener un buen diálogo, revelaban su “hartazgo” con la chaqueña.

Imitando las declaraciones de su líder, Piemonte –uno de los diputados más cercanos a Carrió– consideró ayer sin dar precisiones que “dan asco tantos pactos espurios y tantos negociados alejados de las necesidades e intereses de la gente”. “Ojalá esta denuncias y estas investigaciones sobre la votación del Presupuesto puedan ayudar a mejorar la política en la Argentina”, concluyó Piemonte.

En el PRO, los diputados nacionales Christian Gribaudo y Laura Alonso destacaron la necesidad de que el Gobierno cuente con una ley de Presupuesto y negaron la posibilidad de una fractura en el bloque de PRO.

Gribaudo reveló que hubo “un problema de falta de discusión política” y que pensaron que era bueno debatir un proyecto “que no sea una imposición para el Gobierno”. “Yo lo aprecio a Pinedo, pero no comparto las palabras de él en el recinto porque creo que fueron demasiado fuertes”, añadió Gribaudo.

Alonso dijo por su parte que siente “bronca y fuerza” al mismo tiempo y desmintió haber recibido “llamados, presiones y dinero”. “Yo soy una persona íntegra, tengo un enfrentamiento con el gobierno nacional, pero también tengo convicciones”, afirmó. Otra diputada de la fuerza de Mauricio Macri que dio explicaciones fue Soledad Martínez. A través de Twitter sostuvo que su ausencia “fue por desacuerdo con la postura del bloque”. Martínez consideró que no era apropiado estar en el bloque para que no vote dividido. “No tuve ni tengo compromisos con nadie”, aseguró la legisladora del PRO y anticipó que la próxima sesión irán todos juntos “con una postura consensuada sobre el Presupuesto”.