La accidentada puesta en marcha de la Policía Metropolitana quedó en evidencia con la pesquisa que está realizando la Legislatura porteña sobre la red de escuchas ilegales. El análisis de la documentación en torno de las compras y contrataciones que recopilaron los diputados de la oposición Diego Kravetz y Raúl Fernández pusieron en problemas al jefe de la nueva fuerza, Eugenio Burzaco, cuando se presentó la semana pasada ante la comisión investigadora. Y pusieron de manifiesto irregularidades posteriores al escándalo de espionaje que se llevó por delante a sus primeros dos jefes, Jorge “Fino” Palacios y Osvaldo Chamorro. El manejo discrecional de una caja especial por dos millones de pesos para evitar licitaciones públicas; patrulleros con blindajes que debieron ser modificados porque impedían arrancar y frenar adecuadamente a los vehículos; armas con cargadores fallados y problemas en las cachas; y la compra de chalecos antibala que terminaron con una denuncia penal por no contar con los niveles de seguridad necesarios para el personal son algunos de los hallazgos admitidos por el macrismo.

Los legisladores del peronismo y del bloque Encuentro Progresista aclararon que toda la información referida va a formar parte del dictamen final que formulen al término del trabajo de la comisión (CIE). Desde ya, anticiparon a Página/12 que pedirán que la designación del próximo titular de la fuerza tenga acuerdo parlamentario y que propondrán además la modificación de la Ley de Seguridad porteña para evitar que la Metropolitana termine siendo “una Federal en versión chiquita”. “La Metropolitana parece, a la luz de estos descubrimientos, una ‘locademia de policía’”, afirmó Kravetz, que aseguró que ya cuentan con el consenso de varios bloques para modificar las atribuciones que hoy tiene la fuerza. “La gestión de Burzaco tiene un nivel de ineficacia escandaloso”, dijo Kravetz a este diario para graficar la trama que envuelve las compras y contrataciones realizadas por el actual jefe policial para que los agentes salgan a la calle. La resolución 112 del Ministerio de Hacienda porteño destinó el 15 de enero de este año una “caja chica especial” a la Metropolitana, con un fondeo de dos millones de pesos para “gastos menores extraordinarios en la puesta en funcionamiento de la PM”. Burzaco en su exposición ante los legisladores dijo desconocer que este mecanismo evita el proceso de compras y contrataciones estipulado en la ciudad y aseguró que él no era responsable por ese dinero. El texto de la resolución dice que es el jefe de la fuerza quien “administra y rinde” esa caja.

Todas las compras que se hicieron para la puesta en marcha de la PM, excepto un proceso licitatorio que ya estaba iniciado, se hicieron mediante este mecanismo. Por allí pasaron compras de uniformes faltantes, credenciales, ropa deportiva, insignias, el arreglo de los blindajes a los patrulleros, la compra de un software de inteligencia criminal y hasta el pago de los gastos para que expertos en seguridad españoles vinieran al país para asesorar a la cúpula de la Metropolitana. “Es como salirse de toda normativa aplicable, hacer todo por excepción. Hay gastos lógicos pero es ilógico comprar todo por esa vía”, indicó Kravetz, que fue el que sometió a un eterno interrogatorio a Burzaco sobre el uso de estos fondos.

Otras irregularidades

Entre las preguntas, las que más se destacaron fueron las referidas al cambio de tipo de blindaje en los patrulleros, encargados a Casa Pesqueira por un valor de 120 mil pesos. Según consta en el expediente de la compra, los vehículos no arrancaban rápido ni tampoco frenaban con el blindaje que se les había aplicado inicialmente. Se sugirió “inflar las gomas” para evitar estos problemas, aunque la tarea de “alivianar” a los patrulleros incluyó la remoción de otras partes de la estructura original de los autos. También resultó llamativa la adjudicación de 86 mil pesos a la empresa CIK Consultora Internacional para la compra de “elementos de ferretería”. Esa empresa proveyó a la PM aparatos de contrainteligencia para evitar escuchas. Pero no son las únicas curiosidades descubiertas:

- Los chalecos antibala provistos por la empresa Aantaj fueron devueltos por no cumplir con la “normativa” adecuada y se efectuó la correspondiente denuncia ante el Renar. Aun así la empresa siguió participando de otras compulsas de precios.

- Previo a la asunción de Burzaco el 11 de noviembre del 2009 se compró un carro hidrante y también equipamiento antidisturbios. “Por la actual estructura de la fuerza, no habrá cuerpo de Infantería”, fue la decisión que adoptó Burzaco, aunque el hidrante ya había sido adquirido.

- Toda una partida de cargadores para las pistolas Beretta debió ser repuesta por fallas que los inutilizaban. Las pistolas se averiaron de manera aleatoria ocasionando problemas en la puntería.

- Se colocó un sistema de alarma perimetral muy oneroso en torno del Parque Sarmiento. Aunque fuera un lugar de esparcimiento, estaba previsto que allí se guardaran las municiones, cosa que la Justicia dejó sin efecto.

- Cuatro de los principales superintendentes de la Metropolitana, hasta hace unas semanas tomaban decisiones sin tener la designación a un cargo formal y estaban bajo contratos de locación de servicios.

- Una elevada cantidad de autos de civil fue destinada a los traslados de personal jerárquico y de la cúpula de la PM. “No tiene sentido una policía de proximidad con tantos autos de civil como patrulleros”, dijo Kravetz.

“Macri fracasó con las tres designaciones para jefe de policía. La política de seguridad que lleva adelante el PRO no se corresponde con la práctica. Hay una doble concepción de hacer una fuerza de elite para combatir contravenciones y también algunos delitos complejos, que no tiene nada que ver con lo que se había votado cuando se creó”, aseguró el legislador del PJ. “No-sotros vamos a proponer la modificación de la Ley de Seguridad”, anticipó Kravetz al destacar que el macrismo propone endurecer las leyes contra motochorros y salideras bancarias, mientras que destina a su personal en zonas donde la incidencia de ese delito –según las estadísticas que maneja la propia fuerza– está por debajo del uno por ciento.

Informe: Gabriel Morini.