El suicidio del secretario de Comunicación Social del gobierno porteño, Gregorio Centurión, de 51 años, conmocionó a toda la administración que comanda Mauricio Macri, que se mantuvo en total hermetismo sobre las causas que rodearon al hecho. Por ese motivo, el jefe de Gobierno, amigo personal del funcionario desde la adolescencia, decidió suspender la última reunión de gabinete del año, prevista para ayer por la mañana. Centurión estaba siendo investigado en la Justicia por presunta malversación de fondos destinados a la publicidad oficial de la Ciudad, y fuentes con acceso a la causa confirmaron a Página/12 que iba a ser citado a declaración indagatoria en los próximos días. Aunque la pesquisa estaba en plena etapa de instrucción, desde el PRO deslizaron que el funcionario se encontraba “muy afectado” por la situación judicial que estaba atravesando, que tras el allanamiento a sus oficinas en Bolívar 1 lo habría dejado más comprometido con la investigación.

“Estaba deprimido, pero nunca pensamos que iba a llegar a esto”, indicó una fuente del Ejecutivo porteño, que no reveló las circunstancias en las que el funcionario se quitó la vida el domingo por la noche. El macrismo dio al respecto un breve comunicado: “El jefe de Gobierno y todos los funcionarios acompañan en el dolor a la familia de quien en vida dejó todo su esfuerzo y dedicación para que la ciudad de Buenos Aires creciera y avanzara”. Más allá de la declaración, el oficialismo porteño se refugió en el silencio sobre los motivos que podrían haber llevado a Centurión –uno de los hombres claves de la gestión PRO– a tomar tal determinación.

Sobre el funcionario pesaba una denuncia penal realizada en octubre pasado por la legisladora de la Coalición Cívica Rocío Sánchez Andía por malversación de fondos, incumplimiento de los deberes de funcionario y negociaciones incompatibles con el ejercicio de sus funciones. El manejo de 20 millones de pesos destinados a publicidad oficial estaba siendo objeto de investigación por el Juzgado de Instrucción en el Criminal 6, a cargo del juez Gustavo Pierretti, que allanó las oficinas de la cartera en la Jefatura de Gobierno metropolitana, el pasado 25 de noviembre. De esa dependencia la Justicia obtuvo documentación de la computadora de Rubén Azcárate, director de Planeamiento de Medios, y de la asesora contable de la cartera, Alejandra Suárez, ambos también acusados de derivar una porción de la pauta oficial porteña a empresas vinculadas con Azcárate. Fuentes con acceso al expediente confiaron a este diario que la situación de Centurión también era “muy complicada”, sobre todo luego del allanamiento. En ese sentido, aseguraron que la fiscalía tenía previsto llamar a declaración indagatoria al ex compañero de colegio de Macri, que se encontraba “muy preocupado” con la situación judicial que estaba atravesando. “Estaba muy afectado, él era un gerente, no un político”, indicaron desde el PRO para graficar la presión a la que estaba siendo sometido. Dentro del mismo gobierno la situación era tensa y ningún referente había salido públicamente a defender su gestión al frente de la secretaría. Peor aún, en privado reconocían que el jefe de Gobierno estaba muy enojado con la situación, a tal punto que se había ordenado no dar vista al expediente que se tramitaba en la Justicia.

Luego de que se hiciera pública la denuncia, Centurión tuvo un episodio cardíaco que lo obligó a guardar reposo y a faltar a las reuniones de la Comisión de Presupuesto de la Legislatura para discutir los fondos para su cartera. Sumado a esto, el ex gerente de Socma –empresa insignia del clan Macri– hizo más espaciadas sus apariciones en público, y algunos dirigentes del macrismo sólo recuerdan haberlo visto por última vez y “muy demacrado” en el casamiento del jefe de Gobierno, hace un mes.

Centurión, casado y padre de tres hijos, oriundo de Santa Fe, era amigo personal de Macri desde que ambos eran alumnos del colegio Cardenal Newman, y más tarde lo acompañó en su incursión en la política. Fue uno de los cofundadores del partido Compromiso para el Cambio, núcleo partidario original de Macri, que al confluir con Recrear, el Partido Federal y sectores del peronismo y el radicalismo porteño dio por resultado el PRO. De su cartera dependían además la radio y la televisión de la ciudad y la propaganda institucional. En la actividad privada, Centurión era principal ejecutivo de una firma de Internet con base en la ciudad brasileña de San Pablo. Con este desenlace, la acusación contra Centurión se archivará, pero no sucederá lo mismo para Azcárate ni para Suárez, que podrían ser citados por la Justicia cuando se terminen de procesar los datos recabados en el allanamiento, que incluyen mayor detalle en las facturas y las contrataciones irregulares.

Informe: Gabriel Morini