EL PAíS › EL JUEZ CATANIA RECORRIó LA BASE AéREA DE MORóN Y COMPROBó LA AUSENCIA DE CONTROLES
En la recorrida judicial por el aeropuerto de Morón se logró determinar que el Challenger 604 no pudo permanecer en hangares por sus dimensiones. También comprobó que es tierra de nadie. El juez de España tiene la clave del caso pero no da señales.
› Por Horacio Cecchi y Raúl Kollmann
El aeropuerto de Morón, que muchos confunden con el de El Palomar, quedó una vez más en el centro de las lupas y especulaciones. No porque se hayan encontrado pruebas contundentes de que la casi tonelada de cocaína de máxima pureza fuera cargada desde allí al Challenger 604 de los hermanos Juliá, sino por la escasa capacidad de esa ex Base Aérea de sacudirse las sospechas. La ausencia de controles y de vallas hacen tan posible el ingreso de un placard de 3 metros cúbicos cargado de cocaína, como de alguien con aerosoles capaz de pintar un graffiti en el fuselaje de uno de los aviones abandonados en el lugar. Es más, el avión y el graffiti existe y es verificable. Respecto de la carga de la cocaína, ayer el juez Alejandro Catania analizaba in situ los lugares donde podría haber permanecido el avión de los Juliá. Se descartó que hubiera quedado estacionado en los hangares. La razón es sencilla: las dimensiones del Challenger 604 se lo impiden, según constataron los investigadores judiciales.
El caso Juliá(s)-Miret avanza a paso lento. En realidad, la dependencia de la información que pueda surgir desde España limita sobremanera las posibilidades locales. El Juzgado de Barcelona que investiga el caso y ordenó la detención del trío hijo de brigadieres tiene la clave del caso, al menos para resolver la preocupación que desvela al país, si la droga fue cargada en Argentina o en Cabo Verde: la computadora del Challenger 604. El moderno instrumento guarda toda la información incluido el peso de partida de cada aeropuerto o pista de despegue. Una tonelada de diferencia sería registrada fácilmente como también el punto de despegue coincidente con esa carga.
Ayer, dispuesto a entender cómo ocurrió todo, el juez en lo penal Económico N° 4, Alejandro Catania, recorrió la Base de Morón para determinar los lugares donde pudo permanecer estacionado el Challenger 604. La recorrida, con peritos, tuvo su premio. Se determinó que el moderno avión privado no había “hangarado” en CATA ni en la escuela de aviación Flight Center, tal como la propia Fuerza Aérea había informado anteriormente. “La envergadura de la aeronave hacía imposible su ingreso a los hangares”, revelaron fuentes judiciales. Esto no implica que el Challenger no haya permanecido estacionado en Morón, sino que no lo hizo bajo techo (al parecer, se comprobó que no entraba en ningún hangar).
Luego de esa comprobación, Catania recorrió la base para intentar determinar dónde fue que pasó los 54 días dentro de la misma base. Finalmente se llegó a la conclusión, mediante datos y testimonios, que fue ubicado en un sector de una plataforma. Los funcionarios judiciales tomaron fotos por doquier. También se preocuparon por determinar cómo se podría haber ingresado la tonelada de cocaína a la Base, en caso de que hubiera ocurrido así. Tal como había informado este diario la semana anterior, la Base de Morón tiene, como entradas formales, dos puertas. Una, la principal, ubicada sobre la avenida Eva Perón y San Francisco, por la que se accede al sector ocupado por el INAC (Instituto Nacional de Aviación Civil), oficinas de Flight Center, el Museo Nacional Aeronáutico y la torre de control. La otra puerta, lateral, se encuentra en uno de los bordes que dan al norte de la base, en el cruce de la avenida Figueroa Alcorta con la calle Oro. En esa puerta, un pequeño avión sobre un pedestal es lo único que llama la atención. La guardia está cubierta por la empresa de seguridad privada USS.
“Por cualquiera de las dos puertas se puede entrar cualquier cosa sin que nadie diga nada”, confió a este diario uno de los investigadores.
Como dato auxiliar al caso, aunque oficial, Interpol de Cabo Verde informó que el Challenger 604 de los hermanos Juliá se posó en el aeropuerto internacional el 2 de enero pasado durante 50 minutos y que solo cargó combustible. La impresión sobre la versión caboverdiana es que resulta poco fiable. De todos modos, el juzgado de Catania envió un exhorto solicitando toda la información sobre el paso del Challenger.
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