Sáb 22.01.2011

EL PAíS  › DECLARó EL JEFE DEL AERóDROMO DE MORóN POR EL AVIóN CON COCAíNA DE LOS HERMANOS JULIá

La mirada en la Fuerza Aérea

Ricardo Palazón aseguró que tres de las cuatro entradas de la base estaban en manos de la Fuerza Aérea y que no se terminó de realizar el traspaso del aeródromo a manos civiles. El juzgado espera información clave de España.

› Por Raúl Kollmann

El jefe civil del aeródromo de Morón, Ricardo Palazón, declaró ayer ante el juez en lo Penal Económico Alejandro Catania y sostuvo que tres de las cuatro entradas de la base estaban en manos de la Fuerza Aérea y que, de hecho, nunca hubo un verdadero traspaso del aeródromo a manos civiles, es decir a la Administración Nacional de Aviación Civil. Con la descripción que hizo del funcionamiento del aeródromo, Palazón dejó en claro que si la cocaína que llevó el avión de Gustavo y Eduardo Juliá y Matías Miret se cargó en Morón, quienes debieron advertirlo –sobre todo de noche– fueron los integrantes de la Fuerza Aérea. Palazón confirmó un adelanto exclusivo de Página/12: el Challenger de los hijos de los brigadieres nunca estuvo en ningún hangar. La aeronave permaneció estacionada durante casi dos meses en una plataforma ubicada frente a los hangares. Estuvo muy a la vista, incluso de la torre de control, pero por lo que parece los hijos de los brigadieres tenían fácil acceso a la base y pudieron haber cargado el Challenger con la droga. En el juzgado sostienen que, al menos por ahora, no se inclinan en forma definitiva por ninguna de las dos posibilidades: que la cocaína se haya subido al avión en Morón o en Cabo Verde. Lo que va a definir el cuadro es la información que debe llegar, y hasta ahora no llegó, de España.

La audiencia de Palazón con el juez Catania y el secretario letrado Martín Castellano duró nada menos que cuatro horas. Parte del tiempo estuvo dedicado a que el director civil del aeródromo explique cómo son los trámites para aterrizar, estacionar y despegar un avión desde Morón. Pero el punto clave tiene que ver con la seguridad, es decir quién debe controlar qué pasa con las aeronaves que utilizan ese aeródromo y con las personas que entran y salen de la base. Palazón explicó que en una de las entradas, la seguridad está a cargo de la empresa USS. La licitación la realizó la ANAC. En verdad, la ANAC no tiene facultades de policía, lo que de hecho implica que esa función estaba en manos de la Fuerza Aérea, aunque la ANAC estuvo encargada de uno de los accesos a través de USS.

El híbrido se explica porque el decreto de 2007 por el cual la actividad civil de aeronavegación dejó de estar a cargo de la Fuerza Aérea implicaba un proceso de traspaso de los militares a la ANAC, no un traspaso de un día para otro. Pero, además, la dirección de jurídicos de la Fuerza Aérea estableció en abril de 2010 que la Base Aérea de Morón, incluyendo el aeródromo, estaba excluida del traspaso, o sea que la Fuerza Aérea debía retener el control. De manera que –según coinciden todos los pilotos que utilizan Morón–, la autoridad allí la ostentaban principalmente los militares.

El problema no fueron sólo los accesos, sino lo que sucedía dentro de la base, es decir con los movimientos alrededor del Bombardier Challenger desde que llegó a la Argentina, el 6 de noviembre. Palazón no lo reconoció, pero en el juzgado se llevaron la impresión –después de dos visitas al lugar– de que todo está abandonado y que casi no existen controles. “Cuando ustedes en Página/12 fueron a la base y titularon Una excursión a los indios ranqueles, estuvieron muy en lo cierto. El panorama es de un yuyal descuidado, como si todo estuviera en el medio de la nada. Y por supuesto con nada de control”, comentaron en el juzgado.

Por ahora, Catania está juntando elementos sobre los dos principales escenarios en los que estuvo el avión en la Argentina, Ezeiza y Morón. También consulta a especialistas sobre las características de la aeronave y la actividad de los pilotos. Y se interioriza de las facultades de cada uno de los protagonistas institucionales: la Aduana, la PSA, la Fuerza Aérea y la ANAC. Junta también información sobre las personas que estuvieron en cada uno de los vuelos de Medical Jet. Pero lo cierto es que son todas tareas preparatorias para el momento en que la Guardia Civil y el juez de Barcelona libren las informaciones decisivas para la investigación: cómo iba escondida la droga y, de acuerdo con los pesajes en cada despegue, dónde se cargo la cocaína. Ese será el momento de las definiciones.

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