Vie 11.02.2011

EL PAíS  › EL ARZOBISPADO DE TUCUMAN PAGO LA FIANZA DE UN CURA PROCESADO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD

La Iglesia que nunca descuida su rebaño

El capellán castrense José Eloy Mijalchyk, acusado de colaborar con grupos de tareas de la dictadura y de ser partícipe de privaciones ilegítimas de la libertad, contó con el aporte de 115 mil pesos de la Iglesia tucumana para pagar su caución.

El Arzobispado de Tucumán pagó 115 mil pesos de la fianza del capellán castrense José Eloy Mijalchyk, procesado por su presunta colaboración en delitos de lesa humanidad durante la última dictadura. Mijalchyk aparece vinculado a la represión ilegal en documentos que logró rescatar un sobreviviente, donde el cura aparece delatando personas a los grupos de tareas de la dictadura. “Esto es un invento de los zurdos. Le doy asistencia al general Menéndez, como se la di a Bussi hasta que lo trasladaron”, se había defendido en su momento el capellán militar, a quien el papa Benedicto XVI le confirió el título de Prelado de Honor de la Santidad.

Mijalchyk fue procesado en diciembre del año pasado en la causa del centro clandestino de detención Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga –por el que pasaron cerca de mil personas– como partícipe secundario de la privación ilegítima de la libertad de Félix Viterbo Corbalán, María Angélica Mazzamuto, Antonio Raúl Romero y Roberto Romero. En la misma causa están imputados Luciano Benjamín Menéndez, Antonio Domingo Bussi, el comisario Roberto “El Tuerto” Albornoz, que dirigía el servicio de informaciones provincial, y dos servicios de inteligencia.

Tres testimonios de sobrevivientes ubican a Mijalchyk en el campo de concentración y recuerdan que allí se ocupaba de convencer a los detenidos-desaparecidos para que colaboraran con el Ejército. Pero, además, Mijalchyk aparece en los documentos de la represión que fueron rescatados en 1977 por el testigo Juan Carlos Clemente y que forman parte de la causa, aportados junto con las listas que marcaban el “destino final” de los desaparecidos.

En el documento que lo incrimina, el cura aparece mencionado por su apellido (aunque con errores de ortografía) y por su apodo, “Padre Pepe”, y por la Iglesia en la que sigue ejerciendo: “San José Obrero (El Colmenar)”. Mijalchyk está a cargo de esa capilla desde 1968 y en mayo de 1982 pasó a ser capellán auxiliar del regimiento 19 de Infantería de Tucumán. A renglón seguido, está escrita a máquina la información que habría entregado a los represores:

- “Hay un tipo barbudo que todas las noches duerme en la Capilla de Granja Modelo. Viste Ropa Verde” (le sigue un croquis del lugar hecho a mano).

- “Ruta 205, frente a una escuela, vive un tal Villareal, éste hace contacto con un tal Riojano, éste vive detrás de la estafeta de Granja Modelo. Según ciertas personas se siente cavar todas las noches.”

- “Benito Villareal: 23 años, pelo negro, sin trabajo conocido, posible enlace del ERP.”

Mijalchyk siempre negó haber colaborado con los represores, dijo no reconocer su letra en las partes manuscritas del documento y aseguró que todo es “un invento de los zurdos, porque hace rato que me quieren agarrar”. El juez federal Daniel Bejas no parece haberle creído: el 27 de diciembre del año pasado lo procesó como partícipe secundario y, aunque no le dictó prisión preventiva, le impuso una caución de 150 mil pesos. Para llegar a esa suma, el cura aportó una camioneta por el valor de 35 mil pesos y el resto del dinero (115 mil) los donó generosamente el Arzobispado de Tucumán, que encabeza Luis Villalba: la suma se depositó el 26 de enero de este año en la sucursal de Tucumán del Banco Nación. La llevó un tal Roberto Leguizamón.

Eso sí, la Santa Madre nunca desatiende sus finanzas: en el oficio del juzgado se lee que la fianza fue pagada por “el Arzobispado a fin de completar la caución real”, pero que “una vez efectivizado el depósito, el mismo deberá ser convertido en plazo fijo renovable automáticamente cada treinta días, ello a fin de evitar la desvalorización del dinero depositado”. No vaya a ser cosa que se deprecie por la inflación.

Página/12 intentó comunicarse con el obispo Villalba, pero no fue posible, ya que esta semana se encuentra en el Vaticano (ver página 7). En tanto, la abogada querellante Julia Vitar indicó a este diario: “Nos parece aberrante que la Iglesia comprometa su patrimonio en pagar cauciones a personas que están procesadas por delitos de lesa humanidad, incluso cuando hay varios testimonios que lo comprometen a Mijalchyk. La Iglesia debería tomar otro tipo de actitudes, distintas a la que tiene con (Christian) von Wernich que, a pesar de tener una condena firme, no está excomulgado”.

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