EL PAíS › LA ARGENTINA ENVIó A WASHINGTON UNA NOTA DE PROTESTA POR EL ARRIBO DEL AVIóN MILITAR CON CARGA NO DECLARADA
El canciller Héctor Timerman reclamó que los Estados Unidos “cumplan las leyes argentinas”. El subsecretario del Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, reclamó la devolución inmediata del material requisado en el avión militar.
› Por Nicolás Lantos
“Los Estados Unidos nos deben una respuesta.” Con esas palabras, el canciller Héctor Timerman anunció el envío a Washington de una nota de protesta formal por el material bélico que militares de ese país intentaron ingresar sin autorización a la Argentina, tal como había anticipado anteayer Página/12. Así plantó bandera en la disputa bilateral que se desató tras el secuestro de “material sensitivo” no declarado en un vuelo de la Fuerza Aérea de ese país que llegó el jueves pasado a Buenos Aires con elementos bélicos para un curso que dictarían a miembros de la Policía Federal: “Queremos que Estados Unidos cumpla las leyes argentinas”, completó.
“Casi un tercio de la carga no figuraba en la lista de buena fe” que había entregado la embajada, detalló Timerman, que también aclaró que “todo lo que estaba incluido en la lista ha sido autorizado” a ingresar al país, mientras que sí fueron retenidas drogas, psicotrópicos, elementos para interceptar comunicaciones, equipos de GPS y manuales de operación en distintos idiomas, que no figuraban en el manifiesto. A pesar de los reiterados pedidos del Departamento de Estado, este material no será devuelto hasta que “las autoridades argentinas que investigan este caso no lo necesiten más”, sostuvo el canciller, que volvió a pedir a los estadounidenses “colaboración” para esclarecer el episodio lo antes posible.
“El Gobierno de la República Argentina expresa su más enérgica protesta ante la situación que se planteó tras la verificación de la carga”, sostiene la carta formal que la Cancillería envió ayer por la noche. “Hasta el momento –continúa–, ni la embajada ni el gobierno de los Estados Unidos de América han proporcionado explicaciones satisfactorias que aclaren la presencia del material no declarado en el cargamento que llegó al Aeropuerto de Ezeiza, así como tampoco el uso que se le pretendía dar una vez ingresado al país.” El comunicado también “lamenta” las “inexactitudes y omisiones en la información proporcionada” por las autoridades estadounidenses sobre el tema, que fue repetida sin correcciones por varios medios locales durante el día de ayer (ver aparte) y reitera la invitación a la embajada a que colabore con la investigación “a fin de esclarecer” el episodio.
“Tenemos toda la disposición de poder seguir colaborando en forma respetuosa en un tema que es tan importante para todos como es la inseguridad ciudadana”, había asegurado algunas horas antes el subsecretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, aunque –según Timerman– Washington “en ningún momento” pidió disculpas ni aceptó formar parte de la investigación. “No nos dieron ninguna explicación –agregó–, nos deben una respuesta.” También aclaró que la Argentina no está acusando al gobierno de los Estados Unidos por el episodio: “Quizá no lo sabían”, sugirió el ministro de Relaciones Exteriores, que sostuvo que la mejor forma que tienen de corroborar su inocencia es proporcionando su ayuda en la pesquisa.
Por otra parte, aunque Valenzuela agregó que el gobierno de Estados Unidos “espera la devolución inmediata” del material secuestrado, el canciller argentino descartó de plano esta posibilidad, aduciendo que “lo más correcto es que ese material sea retenido por la Justicia y por la Aduana, que es lo que haría cualquier país normal preocupado por la seguridad”. El canciller insistió con que “las leyes están para que todos las cumplan” y que los Estados Unidos no están excluidos de esa norma por ser “un país más grande o poderoso” que otros. “Cuando las autoridades argentinas que tienen competencia no los necesiten más para la investigación, si los solicitan serán devueltos” los materiales, agregó.
Según detalló la Cancillería, el jueves pasado, tras el arribo de la aeronave estadounidense “se realizaron los controles que, tanto en la Argentina como en los Estados Unidos de América, resultan normales y de rutina para un cargamento de estas características” en los que se descubrieron casi mil pies cúbicos (el equivalente a una habitación de tres por tres metros) de material que no figuraba en la lista de buena fe. “En la Argentina estamos muy preocupados por la seguridad”, aseguró el ministro, que recordó los dos atentados sufridos por este país en la década del ’90 como justificación para extremar medidas cuando se trata del ingreso de elementos “sensibles” que pueden ser utilizados para atacar a la población civil.
Entre el material incautado hay “armamentos, drogas psicotrópicas y estupefacientes, así como varios elementos de almacenamiento de datos rotulados como secretos, instrumentos para el control de comunicaciones y emisiones de señales, y manuales operativos”, además de “un baúl con medicamentos vencidos”. Timerman se encargó de aclarar que “todo lo que estaba incluido en la lista ha sido autorizado” a ingresar al país, incluida una cantidad importante de municiones de plomo para armas de guerra, “lo que no entró –concluyó– es porque no estaba en la lista”.
Desde Washington reclaman que, ante un episodio similar que ocurrió en agosto del año pasado, se permitió el regreso del avión con todo el material que contenía. “La otra vez no pasó a mayores por la intervención de la embajada”, que pidió que el avión regresara sin descargar su contenido que, según explicó el ministro, “no coincidía en nada” con el manifiesto previamente declarado.
Consultados por este diario, funcionarios del gobierno argentino coincidieron con que no hay una intencionalidad política ni militar detrás de este episodio, sino que “ellos generalmente se manejan de esa forma, porque no esperan que se los someta a los controles que corresponden”. En la Casa Rosada, sostienen, más que el intento de ingresar estos elementos molestó que Washington haya respondido con mentiras que dejan mal parado al país “para justificar su metida de pata”. De todas formas, tanto Valenzuela como Timerman aclararon las veces necesarias que “la relación bilateral es buena” y que no está en riesgo por este episodio.
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