Carlos Alberto Lorenzo era un técnico químico de Laboratorios Rhodia SA en el distrito de Quilmes. El 28 de julio de 1977 lo secuestraron de su lugar de trabajo. Tenía 27 años. Durante el juicio oral que se lleva a cabo en los tribunales de Retiro por los crímenes de El Vesubio, varios sobrevivientes lo nombraron entre los secuestrados.

Sin embargo, hasta ahora casi no había datos en la causa sobre su vida. A fin del mes pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar sus restos en el cementerio de Villegas en La Matanza. La fiscalía de Félix Crous pedirá la ampliación de la acusación para los tres militares imputados en la causa, entre los que están los jefes del centro clandestino que aún siguen en libertad.

Entre los datos acumulados, hay documentos que dan cuenta de lo que fue haciendo la familia de Carlos Alberto en los primeros meses de su desaparición: “Hay pedidos de hábeas corpus rechazados, una intervención de la embajada de Italia pidiendo datos a la Cancillería y una respuesta de monseñor Graselli que dice que no estaba en ningún lugar”, indicó a este diario una de las querellantes de la causa que estuvo revisando las pruebas la semana pasada, en medio del trabajo de preparación de los alegatos que en estos días llevan adelante las querellas.

De acuerdo con los datos difundidos por la Corte Suprema, Carlos Alberto sería una de las personas halladas sin vida el 9 de septiembre de 1977 en el cruce de Rincón y Mendoza, de San Justo, también en La Matanza y con una partida de defunción labrada en ese momento como “N. N. masculino” y cuya causal de muerte aparecía como: “Heridas múltiples de bala”.