EL PAíS › LA MARCHA DEL ENCUENTRO MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
Los partidos de izquierda y otras agrupaciones críticas al Gobierno reclamaron la aparición del testigo Julio López y “el fin de la represión estatal”.
› Por Adriana Meyer
“Con impunidad y represión no hay derechos humanos”, rezaba la bandera que encabezó la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) en repudio al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, cuando comenzó la dictadura genocida. En la Avenida de Mayo y 9 de Julio, la movilización coincidió con la columna de La Cámpora que esperaba para participar de la convocatoria de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y Familiares de Desaparecidos. Hubo leves roces que no llegaron a ser incidentes.
La marcha de las agrupaciones sociales, partidos de izquierda y organismos de derechos humanos críticos al oficialismo comenzó en Congreso y llegó a Plaza de Mayo pasadas las 16.30, y según sus organizadores convocó a unas 20 mil personas. A esa hora, cuando la cabecera entraba en la Plaza, las últimas agrupaciones todavía estaban cruzando la 9 de Julio. La soleada y ventosa tarde trajo turistas curiosos que más temprano sacaron fotos a la tradicional vuelta a la Pirámide de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, de la que participaban en primera fila Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, entre otras. Las Madres, que encabezaron la movilización posterior, fueron aplaudidas y abrazadas.
El aire estaba impregnado de olor a choripán y podían verse más puestos que de costumbre. Uno de ellos se había ubicado justo en el ingreso a la Plaza, y el muchacho que apuraba las brasas, con una remera verde de “Moyano conducción”, resistió un rato, pero luego tuvo que emprender un forzado desalojo porque la marcha se le venía literalmente encima. La encabezaron Marcelo Ramal (PO), Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista), Néstor Pitrola (PO), Claudia Ferrero (APEL), Diana Kordon (Eatip), Patricia Walsh, Myriam Bregman (Ceprodh), la Madre María del Rosario Cerruti, Christian Castillo (PTS), Héctor Heberling (MAS) y Amancay Ardura (CCC), junto a familiares de Emilio Canaviri Alvarez, una de las víctimas de la represión en el Parque Indoamericano.
“Ya pasaron 30 años, Kirchner dice nunca más, pero el compañero López nadie sabe dónde está”, fue el cántico que volvió a escucharse, junto a “Ahora, ahora, es indispensable, aparición con vida, el Gobierno es responsable”, clásico también, pero con una leve variación en la estrofa final. Entre los manifestantes llamó la atención uno de chomba salmón que llevaba su rostro completamente tapado con un pañuelo con la inscripción “¿Y Julio López?”.
En el discurso leído desde el escenario volvió el reclamo por López, al que se sumó el del esclarecimiento del asesinato de Silvia Suppo, de los asesinatos de los qom en Formosa, de los del Indoamericano, de los jóvenes de Bariloche, y “por la memoria de los piqueteros asesinados durante éste y otros gobiernos”. Al tiempo que calificaron como “logros históricos” los juicios contra los represores de la dictadura, señalaron que “no son el fin de la impunidad porque el 90 por ciento de ellos no ha sido aún ni rozado por la Justicia, 16 fueron absueltos, y 450 fallecieron, están prófugos o con falta de mérito, y porque las causas siguen fragmentadas, ocultando la magnitud del genocidio”. Por estas razones pidieron “cárcel ya a todos los genocidas, restitución de la identidad de los jóvenes apropiados, apertura de todos los archivos de la dictadura, la aparición con vida ya de Julio López y la nulidad de los indultos”.
También exigieron “basta de represión estatal, paraestatal y patotas de la burocracia sindical, no a la criminalización de la protesta social, libertad a Roberto Martino, Karina Germano, Carlos Olivera y demás presos políticos, cierre de las causas y anulación de las condenas a los trabajadores, desocupados, ambientalistas, estudiantes, campesinos, originarios y a todos los procesados por luchar”. Por último se pronunciaron “en contra de la baja de la edad de imputabilidad, de la reforma electoral ‘proscriptiva’, de los bajos salarios, del pago de la deuda externa, de la intervención imperialista y en solidaridad con la ‘rebelión del pueblo libio’”.
El momento emotivo de la jornada fue el homenaje a Adriana Calvo, histórica dirigente de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos que falleció recientemente.
En contraste con la aceitada organización de los partidos y demás agrupaciones, algunos manifestantes acudieron por su cuenta con su reclamo, como el de la familia de Jorge Rubén Frías, un delegado textil desaparecido en 1977, que participó de la marcha con parientes, amigos, niños y bebés incluidos. Mientras descansaban sobre un banco de Avenida de Mayo, repartían un volante casero.
A las 18.30 finalizó la lectura del documento y la desconcentración de muchos de la primera marcha. Por Diagonal Sur esperaban los militantes de Kolina (Corriente de Liberación Nacional), de Alicia Kirchner, con un ruido de bombos ensordecedor. De la boca del subte E salía un mar de gente suelta, que se iba a sumar a los muchos otros de la segunda marcha.
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