EL PAíS › EL TRIBUNAL ELECTORAL DE SALTA PRESENTó EL SISTEMA DE VOTO ELECTRóNICO QUE SE UTILIZARá EL DOMINGO
Especialistas internacionales disertaron sobre diferentes sistemas electorales. Página/12 hizo una recorrida por uno de los distritos que utilizará el voto electrónico para recoger la opinión de los electores.
› Por Werner Pertot
Desde Salta
Juan Gutiérrez se sube al caballo. Se acomoda su sombrero de ala corta y avanza al trote por la calle pavimentada. Tira de la rienda y frena ante una pregunta de Página/12 y muestra una sonrisa en la que sobreviven pocos dientes. “¿El voto electrónico? Sí, ya hemos estado practicando un poco en la escuela. Es más rápido y no andamos contando tantos papeluchos”, sorprende. Gutiérrez tiene una hacienda a tres horas (a caballo) de La Caldera, un pueblo que está a unos 22 kilómetros de Salta capital y que se autodenomina “tierra gaucha”. El hombre es uno de los 244.702 salteños que utilizará el voto electrónico en las elecciones de mañana. Son el 33 por ciento del padrón. El Tribunal Electoral ofreció ayer un seminario en el que disertaron especialistas internacionales sobre los distintos sistemas posibles. El director nacional electoral, Alejandro Tullio, remarcó que este sistema mantiene el uso de una boleta, sobre la que la máquina imprime y graba la elección que se hace en la pantalla.
Gutiérrez ya se aleja a caballo porque “tiene que hacer una diligencia en el almacén” y se pierde entre las casitas coloniales de La Caldera. Pasa enfrente de la escuela Juana Moro de López, en cuya entrada está instalada una de las valijas metálicas con una pantalla de las que funcionarán durante los comicios. Está allí para que los habitantes practiquen. Alta y rubia, Micaela, de 19 años, fue contratada por la empresa que tuvo a cargo el diseño del sistema para dar el curso a los que se acercan. “Empezó a haber más consultas esta última semana. A la gente del cerro, del campo, le cuesta bastante, como que le tienen un poco de miedo. También la gente mayor”, dice. “Depende mucho de la edad, a los jóvenes les resulta práctico”, cuenta. Por otro lado, para los ciegos tiene una ventaja: a la máquina se le coloca un auricular y les lee las opciones.
Los chicos de la escuela se acercan para jugar con Micaela, un poco para ver la máquina con curiosidad: el sistema funciona con una tarjeta que tiene el presidente de mesa y que la habilita para votar. Cada persona recibe una boleta rectangular que se introduce en la máquina. Luego elige tocando la pantalla: se puede optar por lista sábana o ir cortando boleta por cada categoría: gobernador, intendente, concejales. Cuando termina, la máquina graba la información en un chip de la boleta y la imprime. Luego la boleta se pliega y se mete en la urna. Hay un sistema de troqueles para evitar que la cambien por otra. A la hora del recuento de votos, el presidente de mesa pasa una a una las boletas por un lector –la máquina impide que se cuente dos veces la misma– y se hace el acta de la mesa. Esto permitiría agilizar la hora en la que se conocerá el resultado provisorio.
Desde la entrada de la escuela, Marcelina mira con desconfianza el sistema por detrás de sus anteojos. Con más de 30 años de ordenanza en el colegio, de piel curtida, pelo rojo y enrulado y con un saco de alpaca con dibujos andinos, comenta que usa dos lentes. “Yo no veo muy bien, creo que va a haber problemas en ese sentido. Aquí hay mucha gente que no sabe leer y se le va a complicar”, considera. “Hay mucha desconfianza. La mayoría acá quiere votar como siempre se votó”, dice Blanca, que tiene en el techo de su casa un cartel del magnate Alfredo Olmedo, acusado de tener terrenos con trabajo esclavo. Blanca asegura que no cobró un peso por poner la propaganda. “Lo que pasa es que mi marido es conocido del candidato a intendente y por eso lo puso”, dice.
–¿Quién cree que gana en La Caldera?
–Y... no sé. Va a estar peleado.
Los carteles de Olmedo, con su gorrita amarilla y las consignas de “sí a la vida” o “lo primero es la familia”, plagan la ruta y llegan hasta a tapar el nombre de un bar de La Caldera (“La taberna del ogro”). En el negocio de Tomás, en cambio, sólo cuelga un cartel oxidado, en el que todavía se puede leer “carnicería y almacén”. “Estoy por cerrar. No da para más. Abrieron un supermercado a un par de cuadras y, además, mucha gente hace sus compras en Salta”, se queja. Del negocio sale Miguel, que se suma a la conversación:
–Creo que acá va a tener más votos Olmedo –arriesga. Tomás hace un gesto de desaprobación.
–Aquí no hay fábrica, muchos son empleados públicos.
Al almacén se acerca María Dolores, que pasa sin comprar nada. No vive en La Caldera, pero tiene “su ranchito”. “Nos estuvieron llamando incluso por la radio para que fuéramos a practicar. Yo voy a ir a votar al Partido Obrero, para que haya oposición”, cuenta sin problemas. Detrás suyo y sobre el cerro se ve la estatua imponente de Cristo, de unos 48 metros de alto, que reina sobre el pueblo.
La Ciudad Judicial de Salta es igualmente imponente: una mole de pabellones grises recortados contra el verde. El Tribunal Electoral organizó allí un seminario internacional sobre el voto electrónico: viajaron especialistas de Brasil, España y Uruguay. “Lo novedoso del sistema de Salta es que no lo compramos enlatado, sino que se fue modificando a pedido del Tribunal y de los partidos”, destaca la secretaria del Tribunal, Teresa Ovejero, quien comenta que el sistema se ampliará: en 2013 lo usará el 66 por ciento del padrón y en 2015, la totalidad de los electores.
“Este sistema garantiza la transparencia y la imposibilidad de alterar el resultado”, sostiene Tullio, frente al fantasma del fraude que ya está intentando instalar a Olmedo. El presidente del Tribunal, Guillermo Posadas, dijo en la apertura del seminario que “al poner inmediatamente el recuento provisorio en Internet estamos brindando accesibilidad y transparencia”. Lo opuesto a lo que ocurrió en Chubut.
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