EL PAíS
“Quiero una nueva gobernabilidad que tenga como base la autoridad”
Carrió habló en un seminario para la dirigencia del ARI. Y salió al cruce del argumento que explica que sólo el PJ está en condiciones de gobernar. Qué es, para ella, poder alternativo.
Con las bases del programa de gobierno presentadas y la plataforma definitiva casi lista, Elisa Carrió dio un paso más en su estrategia para mostrarse como una dirigente con capacidad de gobernar. Ayer, la chaqueña encabezó un seminario sobre “gobernabilidad alternativa” del que participaron unos 200 dirigentes del ARI. “Es una enorme mentira que el poder faccioso puede mantener la gobernabilidad en la Argentina. Hay una gobernabilidad alternativa, basada no en el poder sino en la autoridad”, resumió Carrió.
En la gira por el sur que concluyó hace dos semanas, la diputada registró una demanda común, que se convirtió en el punto de partida del seminario de ayer. “Ya no nos dicen que no tenemos un plan. Ahora lo que nos dicen es que tenemos un proyecto y una plataforma, pero que no lo vamos a poder aplicar”, explicaban cerca de Carrió.
Por eso, para romper un sentido común largamente instalado –aquel que indica que sólo puede gobernar el peronismo– organizó el seminario de ayer, que se desarrolló en el Colegio Carlos Pellegrini y al que asistieron dirigentes del ARI de todos los distritos.
El panel, además de Carrió, estaba integrado por cuatro personas. José Nun, sociólogo y asesor de la chaqueña, habló sobre los tres déficits de la Argentina, para los cuales propuso una recuperación de la institucionalidad, una reforma constitucional y un proyecto nacional basado en un gran movimiento colectivo. Mario Wainfeld, de Página/12, dijo que la combinación de neoliberalismo y convertibilidad implicó primero la renuncia a la política monetaria, después a la economía política y finalmente a la política en sí, que la sociedad argentina las recuperó dificultosamente y que ahora tiene que construir las bases de un nuevo consenso. Marta Maffei, titular de Ctera, habló sobre la necesidad e insuficiencia de un partido político y propuso la creación de un gran movimiento político y social. Y Abraham Gak, coordinador del Plan Fénix y rector de Pellegrini, defendió la creación de un nuevo proyecto económico.
“Tenemos una responsabilidad mínima, que es participar de las elecciones y preservar el espacio de la oposición. Y una máxima, que es ganar la presidencia para cambiar la Argentina”, arrancó Carrió. Y a continuación reconoció los problemas que tiene su candidatura: “Ser mujer en un país machista” y la combinación de su fe religiosa con su pertenencia al centroizquierda. “Esto crea problemas de estereotipo y banalización”, reconoció.
La escuchaban, fascinados, buena parte de los dirigentes del ARI. Entre otros, estaba Mario Cafiero, Rafael Romá, José Vitar, María América González, Juan Carlos Dante Gullo, Eduardo Jozami, Carlos Raimundi y Fernando Melillo, que organizó el encuentro.
A continuación, la chaqueña insistió con una tesis que suele repetir cada vez que le preguntan por las dificultades que enfrenta su partido. “Para derrotar al poder se necesita autoridad, que se gana por testimonio público y no por acumulación partidocrática. En Catamarca, quien derribó a Saadi no fue el Frente Cívico sino una monja, en la dictadura no fueron los partidos sino unas amas de casa con pañuelos blancos. Hay que construir autoridad para construir un poder alternativo, para oponer, al poder faccioso, participación popular”, sostuvo Carrió, en una mezcla de tono académico con prédica política.
La frase puede parecer voluntarista, pero no es casual. El seminario, que continuaría después con el trabajo en comisiones, busca galvanizar el discurso de los dirigentes, foguearlos y proveerlos de argumentos de cara a la campaña. “El ARI es una fuerza inorgánica y muchas veces los canales de comunicación fallan. Esta es una forma de juntarnos y galvanizar un discurso”, explicaba uno de los organizadores.
Sobre el final, Carrió se refirió a la convertibilidad. “No sólo teníamos una moneda falsa sino también un país falso”, señaló. Atacó a Fernando de la Rúa, al que calificó de “accidente nefasto de la historia”. Y concluyó con un mensaje a sus seguidores. “Uno tiene que actuar sin mirar el resultado, guiado sólo por la convicción más profunda. Van a decir barbaridades de nosotros. Pero ustedes sepan algo: podrán meterse con nuestra apariencia, pero nunca van a poder con nuestra conciencia.”