EL PAíS
› CRITICAN A ARGENTINA POR SU ENFOQUE EN LA NEGOCIACION SOBRE EL TABACO
Hacia Ginebra con una posición ultra light
El lunes empieza la ronda definitiva de negociaciones del Convenio Marco para el Control del Tabaco, en Ginebra, organizado por la OMS para enfrentar el tabaquismo. Según las ONG que siguen el proceso, la Argentina va con una posición cercana a las tabacaleras. En la delegación hay un defensor de los productores.
› Por Andrea Ferrari
El próximo lunes empezará a debatirse en Ginebra lo que bien puede considerarse como el primer tratado de salud pública global de la historia. Serán 191 países convocados por la OMS que se sentarán a discutir el texto definitivo del Convenio Marco para el Control del Tabaco, que intentará poner límites a la promoción, publicidad y consumo del tabaco. Pero, obviamente, la negociación no es sencilla: el lobby del tabaco se está empeñando a fondo para evitar que su negocio se vea perjudicado. Según advierte la alianza mundial de ONG que sigue de cerca las discusiones del Convenio, con Argentina no les va nada mal. La posición del país, afirman, “coincide en buena medida con la que sostiene la industria tabacalera”. Un dato significativo: la delegación oficial incluye a un representante de la Secretaría de Agricultura, el ingeniero Eugenio Corradini, quien es director de Reconversión de áreas tabacaleras y un acérrimo defensor de los productores. Consultado por Página/12, un integrante de la delegación oficial definió pragmáticamente la posición: “Buscamos que el convenio esté dedicado a atacar la demanda, pero que no se meta con la oferta”.
La idea de un convenio global nació en 1999 por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, con el objetivo de crear un instrumento jurídico a nivel internacional que permita avanzar con medidas para frenar el tabaquismo, considerado una epidemia. En los años siguientes se hicieron cinco rondas de negociaciones para ir acercando posiciones de cara al acuerdo definitivo, que debería lograrse ahora: la ronda que tendrá lugar entre el 17 y el 28 de febrero es la sexta y –supuestamente- última. Si se consigue acordar un texto, debe ser aprobado en la Asamblea de la OMS en mayo y los países firmantes deben ratificarlo y adecuar sus legislaciones.
Paralelamente, las ONG de todo el mundo vinculadas al combate antitabáquico se unieron para hacerse oír en la negociación y contrarrestar el lobby de las tabacaleras. Conformaron la Alianza para el Convenio Marco: son 180 organizaciones de 70 países, muchas de las cuales estarán presentes en Ginebra. Desde allí ahora se levantan voces preocupadas por la posición argentina.
El uruguayo Eduardo Bianco es el coordinador regional para Sudamérica de la Alianza para el Convenio Marco. “En la ronda de negociaciones de México, en octubre pasado, las posiciones de Argentina y Uruguay fueron las peores de América latina y el Caribe –afirma–. En el caso de Uruguay pudimos cambiar bastante radicalmente la posición, pero no es así en el caso argentino. Según me comunican, Argentina ahora quiere reintroducir artículos que fueron eliminados y que subordinan el Convenio Marco a los acuerdos comerciales previos. Si eso sucede, todo este esfuerzo es absolutamente en vano: las tabacaleras son expertas en usar los acuerdos comerciales para cuestionar las leyes que los países quieren introducir”.
Según Bianco, que también es Director del Programa de Control de Tabaco de la Federación Interamericana del Corazón, la posición argentina en este punto “coincide con la que sostiene la industria tabacalera, y también EE.UU. y Alemania, que actúan como voceros de la propia industria y están boicoteando el convenio”.
La posición oficial
La delegación oficial estará presidida por el embajador en la misión argentina en Ginebra, Alfredo Chiaradia. También incluye a Ernesto de Tito, Director de Promoción de la Salud, que sólo participará en la primera parte de las negociaciones. Pero el principal referente, quien viene conduciendo las negociaciones, es el consejero Eduardo Varela. Página/12 lo ubicó en Ginebra.
–¿Cómo definiría la posición argentina? –Básicamente estamos apoyando el proceso y el texto del Presidente. El eje del convenio es de salud pública, pero como Argentina es un país productor, el tema tiene un foco de complejidad para nosotros y tenemos que atender ese costado.
–¿Qué significa atender ese costado?
–Que el convenio esté dedicado a atacar la demanda, pero que no se meta con la oferta. Que no limite la producción de tabaco.
–¿Están de acuerdo con la prohibición de la publicidad?
–Estamos de acuerdo con restricciones progresivas orientadas a que tenga el máximo alcance posible en el tiempo. No es posible hacerlo de un día para el otro. En otros países ese proceso está más avanzado.
–¿Por qué aquí no se puede hacer?, ¿Porque las tabacaleras tienen más poder?
–No sabría decirlo. Yo soy un técnico.
–Las ONG sostienen que Argentina va a intentar reintroducir artículos eliminados del texto que subordinan el Convenio Marco a acuerdos comerciales previos, como pretenden las tabacaleras.
–Nosotros decimos que no hay conflicto y que en todo caso la preocupación de Argentina es que queden en el texto algunas salvaguardas que impidan que el Convenio Marco sea utilizado con fines proteccionistas. Argentina exporta tabaco y no queremos ser discriminados. No se trata de subordinar la salud al comercio.
–¿Entonces van a pedir que se reinstalen esos artículos?
–No sé cómo se va a implementar. Estamos de acuerdo en las salvaguardas que impidan esa posibilidad.
–¿No es inusual que en la delegación oficial que discute un tratado de salud participe un representante de Agricultura que defiende al tabaco?
–El es Director de Reconversión tabacalera, tiene la perspectiva de Agricultura en esto. También tenemos un representante de Salud. La Secretaría de Agricultura ve la cosa desde un ángulo distinto y tiene esa preocupación. Es legítimo que defienda la producción.
–¿El representante de Salud va a estar durante las negociaciones?
–No sé si se va a quedar hasta el final de las negociaciones.
Final incierto
El oncólogo Diego Perazzo, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), conoce de cerca el proceso de Ginebra, ya que formó parte de la delegación argentina como miembro de la ONG en rondas previas de negociaciones. Consultado por Página/12 consideró que “Argentina tenía antes una posición más firme” y que ahora “tiende a consensuar con menor agresividad. No existe decisión política como para haber mandado un delegado del Ministerio de Salud que tenga una posición firme y diga que el derecho a la salud es más importante que los derechos comerciales”.
Para Perazzo, el país “trata de consensuar porque tiene la presión de los senadores del noroeste que defienden el tabaco y presionan políticamente a través del Ministerio de Economía. Es un juego de intereses muy grande donde predomina la economía sobre la salud”.
El presidente de UATA coincide en que la actitud del representante de la Secretaría de Agricultura “en las reuniones era netamente pro tabaco, en defensa de los productores, de la agricultura”.
–¿Es usual que los países lleven en sus delegaciones un representante de Agricultura que defiende la producción?
–Hay países africanos, como Zimbabwe, cuyas economías son muy dependientes del tabaco, que también los llevan.
–¿Cómo lo evalúa usted esa representación?
–Yo como argentino me siento incómodo de que un representante esté apoyando esa posición. Pero claro que no está prohibido. Todos pueden dar su opinión.
Con todo, Perazzo considera que la posición argentina es “intermedia” en relación a otros países y que podría ser permeable a un cambio si así sedefine en las negociaciones que mantiene la región previamente a la plenaria. “Hay países, como Brasil, que presionan mucho más a favor de la salud”, sostiene. En lado opuesto está Washington. “En el caso de Estados Unidos, el cambio de gobierno marcó un viraje rotundo en la conducción de las negociaciones –cuenta Perazzo–. Con Clinton eran muy antitabaco, pero cuando ganó Bush, que recibe miles de dólares del tabaco para su campaña, la posición se volvió a favor: el delegado renunció en desacuerdo y lo dijo en voz alta”.
Los expertos consideran que las tabacaleras buscan un fracaso liso y llano del acuerdo y que Estados Unidos podría inclinarse hacia esa posición, negándose a firmar. En el otro extremo, algunos países podrían preferir retirarse si se hacen demasiadas concesiones. Por ahora todo parece pender de un delicado equilibrio que amenaza con convertir el acuerdo en papel mojado, o a tono con el tema, en un cigarrillo húmedo.
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