Dom 16.02.2003

EL PAíS

Kirchner busca afuera y adentro

Cómo es la estrategia para llegar a los independientes y a los caciques peronistas del interior.

› Por Martín Piqué

Los discursos de campaña imponen siempre un adversario, un enemigo a quien se debe atacar y que debe concentrar todas las críticas. En el caso de Néstor Kirchner, quien ayer estuvo de visita en Rosario, el enemigo está descontado y tiene nombre y apellido: Carlos Menem. “Algunos que quieren volver generaron la Argentina del hambre, de la desnutrición, de la desocupación, de la corrupción estructural”, cargó Kirchner ante un encuentro con profesionales que apoyan su candidatura. Las referencias a Menem se repiten en los discursos del gobernador de Santa Cruz. Y revelan cuál es el escenario que desea el patagónico para la elección presidencial: competir con el riojano en la segunda vuelta, lo que equivaldría, según el entorno del santacruceño, a “una paliza”.
Kirchner habló frente a unos mil dirigentes, cuadros medios y profesionales. Allí, como tantas veces, eligió a Menem como destinatario de todas sus críticas. “Además de los sinvergüenzas que se robaron el país, hay argentinos dignos que podemos gobernar el país”, afirmó al comenzar su arenga. Luego continuó con su acometida, vinculó a Menem con la dictadura militar y, sin mencionarlo, lo acusó de “asociarse con el capital concentrado”.
“Definitivamente, hay que superar la década del ‘90, que consolidó ese modelo que comenzó allá por 1976, cuyo estratega e ideólogo fue Martínez de Hoz, quien lamentablemente, como justicialista, tengo que decir que encontró en sus mejores alumnos en algunos que gobernaron la Argentina en el año ‘90”, cargó. Después, de nuevo sin nombrarlo, responsabilizó a Menem por “uno de los procesos de endeudamiento y de quiebre de la industria y el trabajo nacional más profundos que conozca la historia”. Para los allegados a Kirchner, la insistencia contra el riojano tiene un objetivo central. Profundizar la incipiente polarización con el riojano -que tanto buscan– y que dicen percibir en las encuestas.
Pero para dirimir el ballottage con Menem, Kirchner deberá afrontar primero un desafío, que es consolidarse como candidato entre los caciques del PJ del interior del país. En el entorno del santacruceño saben que el riojano aspira, justamente, a ganar el apoyo de la mayoría de los gobernadores justicialistas, como lo revelaron sus palabras en el acto del jueves en Costa Salguero. De todas formas, Kirchner sigue el tema con mucha atención, mientras que el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, cumple con su función de “coordinador del nuevo espacio peronista”, lo que significa, en concreto, negociar y tejer lazos con las provincias. Por ahora, la tarea de Fellner se concentró sobre Santa Fe y Córdoba, dos distritos claves si se quiere ganar una elección nacional.
El miércoles último, Eduardo Duhalde recibió al diputado santafesino Jorge Obeid, quien le dijo que muchos intendentes de la provincia están cerca de apoyar a Kirchner. En esa reunión también participó el entrerriano Jorge Busti, que admitió divisiones dentro del PJ local y pidió tiempo “para ordenar la tropa”. Más tarde, el propio Duhalde le retransmitió a Kirchner buena parte de esa información. El candidato se mostró satisfecho, aunque su equipo de campaña, por las dudas, prepara para esta semana una apuesta independiente de los mandatos duhaldistas. Se trata de un encuentro con dirigentes no justicialistas, que se hará el sábado en el Hotel Intercontinental. Allí Kirchner recibirá el respaldo de ex frepasistas, radicales y “peronistas no pejotistas”, como aclaraba ayer Rafael Bielsa, uno de los impulsores de la iniciativa.

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