EL PAíS
“Los radicales vamos a disputar la segunda vuelta”
Después de una interna bochornosa, Leopoldo Moreau logró consagrarse candidato a presidente de la UCR. Cree que puede llegar a disputar el ballottage y confía en la estructura federal del partido.
› Por Santiago Rodríguez
Leopoldo Moreau tiene una confianza en sí mismo fuera de lo común: hace menos de dos días que es candidato a presidente del radicalismo y ya se ve disputando la segunda vuelta con un peronista. La razón de su optimismo es que “la UCR tiene estructura hasta en cada estafeta” y eso le va a dar un piso de entre el 12 y el 15 por ciento de los votos que lo dejará a las puertas del ballottage. Moreau volvió a descartar cualquier alianza con el duhaldismo, aunque habló de la posibilidad de establecer “acuerdos programáticos” con otras fuerzas políticas, como el socialismo, y adelantó que el eje de su campaña será una “propuesta de desarrollo y expansión de las fuerzas productivas de la Nación”.
–¿Cómo piensa encarar su campaña?
–El primer paso va a ser cohesionar al radicalismo detrás de la fórmula y en ese sentido ya estamos trabajando. Hoy (por ayer) nos entrevistamos con (Raúl) Alfonsín, junto con (Mario) Losada y mañana (por hoy) nos vamos a reunir con (Pablo) Verani. Vamos a renovar nuestra propuesta de que quienes dejaron sus cargos en el Comité Nacional vuelvan absolutamente todos a ocupar esos cargos. Hemos tenido además buen eco y recibimos muchas llamadas de acompañamiento. Vamos a pedir una reunión con los bloques parlamentarios del radicalismo y muy en borrador estamos pensando en cuatro actos regionales de lanzamiento de la fórmula. También vamos empezar a buscar contactos que nos permitan dimensionar si es posible celebrar acuerdos programáticos, que no necesariamente se reflejen en acuerdos electorales, con el Partido Socialista, la Federación Agraria, sectores académicos como los que representa el Plan Fénix, la CTA y con sectores de la producción.
–¿No descarta entonces algún acuerdo electoral?
–No, no está descartado, pero digo que tampoco es necesario.
–El gobernador de Chaco, Angel Rozas, ya señaló que la UCR debe presentarse a la elección con candidatos propios.
–Eso sin duda. El radicalismo tiene que ir con candidatos propios y no puede caer en la trampa de los que proponen un estado de anarquía, diciendo que el partido no debe tener candidatos para que ellos puedan gozar de la inmunidad de votar a (Adolfo) Rodríguez Saá o a (Ricardo) López Murphy, ni tampoco en la trampa de candidaturas de consenso que si no existieron antes de la interna menos pueden existir ahora, después de que más de medio millón de afiliados decidió.
–¿Ratifica que no tratará de establecer un acuerdo con el duhaldismo?
–Con cualquier candidato del peronismo está descartado cualquier tipo de acuerdo electoral.
–¿Por qué es tan terminante?
–Porque hay que reafirmar la identidad ideológica del radicalismo y porque de los candidatos del peronismo el que no fue gobernador de (Carlos) Menem fue su funcionario o gobernador. Además, un gobierno de salvación nacional se construye desde una fuerte identidad de los partidos y no desde un frente electoral que diluya esa identidad.
–¿Le parece posible cohesionar al partido detrás de su candidatura? Terragno no quiso hablar, pero no reconoció el resultado de la elección y de hecho dijo que el válido fue el de la interna del 15 de diciembre.
–Que no haya querido hablar ya es una contribución. Además, todos los apoyos de Terragno están llamando para expresar su decisión de encolumnarse detrás de la fórmula que resultó electa. A partir de hoy está claro para todos los radicales tienen a quien votar y eso aleja la posibilidad de una dispersión del voto radical.
–¿Habló con Terragno?
–No.
–¿Cuál será el eje de su campaña?
–Tiene que estar puesto en una propuesta de desarrollo y expansión de las fuerzas productivas de la Nación. Tenemos que poner el acento en lo productivo y en un proyecto de crecimiento autosustentable; tenemos queconectar al radicalismo con el mundo del trabajo y de los negocios porque ese es, además, el camino para resolver el drama social.
–¿Qué habló al respecto de la campaña con Alfonsín?
–Ofreció toda su colaboración y la aceptamos gustosos porque tenemos muchas coincidencias ideológicas con Alfonsín.
–¿Qué objetivo se plantea en términos electorales?
–El radicalismo tiene un piso electoral del 12 al 15 por ciento. Lo que pasa es que no se refleja en las encuestas porque no miden la intención de voto por partido. La UCR tiene estructura hasta en cada estafeta y eso le va a dar el piso para desde allí entreverarnos en la segunda vuelta.
–Se tiene confianza.
–Sí. Va a estar muy fraccionado el voto tradicional del justicialismo y a partir de que el partido tiene fórmula propia ningún radical va a pensar en votar a un conservador como López Murphy, bajo el pretexto de que es ex radical. Tampoco va a haber fuga de votos hacia Elisa Carrió, que ha dejado el espacio progresista vacante, sobre todo desde que expulsó al socialismo porque cometió el pecado de presentar un proyecto de ley de despenalización del aborto; yo no estoy a favor, pero nadie puede entender cómo alguien que se autotitula progresista hace lo que ni (Leopoldo) Galtieri se hubiera atrevido a hacer y condena porque ejercita un acto de conciencia a un partido que es agnóstico y ateo; es como si les prohibiera a los radicales presentar un proyecto a favor del sufragio universal.
–¿Con quién se ve peleando en la segunda vuelta?
–Hay dos adversarios a vencer. Los adversarios ideológicos son Menem y López Murphy, que representan el modelo neoliberal conservador que está en decadencia en América Latina y llevó a la decadencia argentina. En términos electorales, podemos estar compitiendo en la segunda vuelta con cualquiera de los candidatos del peronismo.
–Convengamos que el radicalismo puede tener mucha estructura, pero también carga con el fracaso de Fernando de la Rúa.
–Obviamente que a favor no nos va a jugar. Tampoco debería jugarle a favor al peronismo el gobierno de Menem, con lo cual la mochila de ellos puede ser más pesada que la nuestra. Además, todos saben que yo no represento al radicalismo de los últimos dos años, sino a un radicalismo mucho más identificado con un nacionalismo progresista. La irrupción de este radicalismo va a hacer renacer las expectativas de un partido cuya identidad ideológica se había ido debilitando.
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