No importa cuándo haga la conferencia de prensa. Todos los actores políticos de la ciudad empezaron a moverse como si Mauricio Macri ya hubiese anunciado que se baja de su candidatura a presidente y compite por la reelección: sus adversarios lo cuestionaron, la tropa propia empezó a jugar la pelea por los lugares en las listas y también comenzó la discusión sobre el compañero de fórmula. La que pica en punta en ese terreno es María Eugenia Vidal, aunque la siguen de cerca Hernán Lombardi y Diego Santilli. Macri reunió a su gabinete ayer y les trasmitió su ira por las filtraciones a los medios. Les dijo que se mantengan en silencio hasta mañana o el sábado, uno de los días en que anunciará su decisión. El PRO todavía no tiene un plan para octubre.

Por la mañana, Macri suspendió una visita al congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) para evitar a la prensa, pero no funcionó: un móvil lo interceptó cuando volvía de correr bien temprano.

“Estamos todos repensando, pero no tengo nada para anunciar. Leí los diarios, pero no tengo nada para declarar”, repitió ante las cámaras, con una sonrisa forzada. Afirmó que la decisión estaría en un par de días.

Un telefonazo más tarde, Horacio Rodríguez Larreta salía por las radios a poner, si no la cara, aunque sea la voz: “Es una decisión muy personal de él. Soy muy ansioso, hablé con él y se va a tomar un par de días..., en un par de días lo va a anunciar”, respondió el jefe de Gabinete, que desde el viernes estaría algo deprimido. “Estaba seguro de que iba a ser él. Hoy está devastado”, comentaba uno de sus compañeros de la mesa chica. “Voy a seguir siendo parte del equipo. Gabriela también”, dijo él. El referente bonaerense del PRO, Jorge Macri, advirtió que el martes próximo es el cierre de alianzas, por lo que “la decisión no pasa de este fin de semana”. En la mesa chica, aseguraban que será el viernes o el sábado.

De muy mal humor, Macri organizó una reunión de gabinete y les hizo saber a los ministros que no estaba nada feliz por las filtraciones a la prensa. “No le cae muy bien la excesiva vocación de algunas personas para ventilar ideas internas”, dejaron entrever en su entorno. El jefe de Gobierno los puso a todos en stand by hasta el fin de la semana, cuando anunciará su lanzamiento.

Sin embargo, hay discusiones internas que no esperan y ya empezó la puja por quién lo acompañará en las listas: Vidal cuenta con ventaja por la estima que le tiene el jefe de Gobierno, pero es parte del larretismo y Gabriela Michetti podría vetarla. La ex vicejefa vería con agrado que Macri eligiera a Lombardi. En tanto, el peronista Santilli es visto como un candidato “más político”.

La otra discusión, que se volverá más agria, es la de las listas de legisladores. “La torta se achicó. Ya no hay tanto para repartir. Se viene un cierre de listas sangriento”, pronosticaba un funcionario que sabe de lo que habla. Por lo pronto, se discute si la cabeza de lista quedará para el peronista Cristian Ritondo o si se la darán a un extrapartidario como el rabino Sergio Bergman. El jefe del bloque PRO en la Legislatura hizo un esfuerzo ayer por justificar la decisión de su líder de no competir por la presidencia: “No están dadas las condiciones para la elección nacional, no hay garantías constitucionales. La Justicia es adicta al poder K”, twitteó. No es seguro que Macri vaya a repetir esos argumentos.

“El PRO tiene propuesta municipal. Tendrá que construir una propuesta nacional”, se resignó el dirigente del PRO Diego Guelar. Los armadores nacionales del PRO no tiene definida una estrategia. La idea es continuar las negociaciones con Eduardo Duhalde y, eventualmente, con Ricardo Alfonsín, para colgar una lista de diputados propia. “Aunque se baje, Mauricio sigue teniendo capacidad de daño”, amenazaban en el PRO. Habrá que ver cuánto están dispuesto a darle en la UCR o el peronismo disidente.

“Si no se gana la elección en la ciudad, siendo Mauricio candidato a presidente, sus chances de dar una batalla real para la presidencia se ponen más difíciles”, admitió Jorge Macri, otro de los heridos por la decisión de su primo. En la mesa chica del PRO coincidían: “No había margen. La situación entre Gabi y Horacio no colaboraba”, lo justificaban a Macri, que todavía no terminó de articular con qué discurso saldrá a anunciar que se baja de la candidatura a presidente para la que dijo tener votación los últimos seis meses.