EL PAíS › EL DEBATE INTERNO EN LA CGT A RAíZ DEL CRUCE CON EL GOBIERNO NACIONAL
Los intentos de Moyano por alinear a su tropa y ordenar la respuesta no tuvieron el eco esperado. Ayer se “desató” el Momo Venegas, que lanzó que “sin Moyano el Gobierno se va a la lona”. Preocupación en sindicatos de base por la “politización” de cualquier paro.
› Por Raúl Dellatorre
Tras los esfuerzos en los últimos días de dos referentes de la CGT por aquietar las aguas, Héctor Recalde y Juan Carlos Schmidt, ayer el titular del gremio de los trabajadores rurales, Gerónimo Venegas, hizo públicamente lo contrario. “El discurso de la Presidenta fue un palo generalizado”, opinó sobre el mensaje de Cristina Fernández de Kirchner del jueves último en José C. Paz. “Sin el apoyo de Moyano, el Gobierno se iría a la lona inmediatamente”, completó el Momo su terremoto en aguas profundas, con la evidente intención de provocar un tsunami.
La advertencia de Cristina del jueves rechazando las presiones de quienes se dicen sus aliados fue recibida con evidente preocupación en las filas de la CGT. Hugo Moyano, secretario general y aparente destinatario principal (aunque no único) del mensaje, optó por no salir a responder públicamente, pero utilizó a dos de sus principales referentes del momento para hacerlo, intentando alinear a su propia tropa. Schmidt calificó de “acuerdo estratégico” el existente entre la CGT y el gobierno nacional, descartando cualquier posibilidad de fractura. Pero su señalamiento de que “la CGT nunca le hizo un paro general a este gobierno” tuvo interpretaciones ambivalentes. Lo que quiso ser un gesto demostrativo de acompañamiento, fue leído por otros como “una amenaza”.
Héctor Recalde, por su parte, buscó poner paños fríos, señalando a quienes “quieren fracturar la relación de Moyano con Cristina” como “enemigos del movimiento obrero”, y remarcó, acercando su discurso al del Gobierno, “lo más importante es que no haya desmadres, se ejerzan los reclamos con razonabilidad y que Cristina acepte la candidatura”.
Pero mientras esto pasaba entre jueves y viernes, tratando de restablecer la calma, el Momo Venegas se “desencuadró” y aportó lo suyo.
“Aunque a la Presidenta le oferten la banda por otros cuatro años más, ella sabe positivamente que le va a ser muy difícil, que van a ser muy duros, porque no han podido con la inflación, el desorden económico y la inseguridad.” En tal sentido, rechazó que los dichos del jueves en José C. Paz sean un mensaje directo a Moyano. “Son parte de una estrategia, porque no se puede pelear con el aliado más importante que ha tenido que es la CGT”, opinó. Venegas indicó que tanto el gobierno de Néstor Kirchner como el de Cristina “han crecido mutuamente con la CGT, se han apoyado mutuamente. Moyano ha estado sosteniendo al Gobierno desde la época de Néstor Kirchner. Y este gobierno, sin Moyano, se iría a la lona inmediatamente”.
Venegas no oculta su simpatía por Eduardo Duhalde, pero dentro de la CGT cuenta con la protección de sus pares, como quedó demostrado cuando quedó envuelto en una investigación por medicamentos y quedó detenido por unas pocas horas. Todo el consejo directivo de la CGT salió en su defensa, aunque después muchos debieron explicar su postura respecto de un hombre que aparecía claramente confrontando con el Gobierno. “Lo que pasa es que la causa judicial era de una desprolijidad absoluta, era intolerable que se llevaran preso a un dirigente en forma totalmente injustificada”, intentaron emprolijar entonces un par de dirigentes muy cercanos a Moyano. Nadie quedó muy convencido con la explicación y, en rigor, no son pocos los que interpretaron aquella postura de la CGT como una reacción “corporativa”. Una calificación que la Presidenta rescató, en su último discurso, precisamente para cuestionar una actitud sindical. “Cuando a una organización sindical sólo le importa lo que les pasa a sus afiliados y toma actitudes que perjudican al conjunto, deja de ser un sindicato para convertirse en una corporación”, había señalado el jueves último.
Es en función de ese juego de vínculos y solidaridades que el titular de la CGT no se puede desenteneder del todo de los dichos de Venegas, su “aliado” dentro de la CGT. Mucho menos en una disputa que lo tiene justamente a él, el titular de la central obrera, en el eje de las “interpretaciones” del mensaje presidencial del jueves.
En la vereda sindical empieza a brotar otra preocupación, no necesariamente ligada a las especulaciones en torno de la figura de Moyano. Es la de los dirigentes de gremios en conflicto que, ajenos a esa disputa política, ven cómo la reacción del gobierno nacional contra “los aprietes” podría terminar perjudicándolos. “Cuando hacemos un paro en refinerías sabemos a qué nos exponemos. Las refinerías son seis en todo el país y tienen un proceso continuo donde procesamos el combustible líquido en todas. Y si hacemos un paro prolongado podemos parar el país”, señaló ayer un dirigente del sector petrolero. “Pero ahora, en paritarias, frente a una actitud irresponsable en la negociación de la parte empresaria, hicimos un paro de una pocas horas y enseguida le dieron una interpretación política. Si va a suceder así, nos llevan a la negociación atados de pies y manos”, describió. No son pocos los que expresan los mismos temores: sindicatos independientes que podrían terminar como víctimas de las ambiciones de algún dirigente. Las cámaras empresarias, en tales casos, agradecidas.
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