Antes de que ingresaran sus abogados y mientras el público comenzaba a atiborrar la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal, previamente a la sentencia en el juicio oral y público por la Masacre de Margarita Belén, los imputados rechazaron realizar una entrevista formal.

Se entabló un diálogo informal con Athos Rennes, uno de los ocho militares imputados, que en el último mes cobró protagonismo mediático a partir de cartas de lectores enviadas al diario Norte, del que participaron tangencialmente sus camaradas de armas y compañeros de pabellón en la U7: Ricardo Reyes y Germán Riquelme.

A la pregunta directa sobre la posibilidad de hacer una entrevista –con los hombres del Servicio Penitenciario Federal, cansados por el trajín y el estrés de la custodia, como barrera en un tiro libre de fútbol–, la respuesta espontánea fue: “No está (Horacio) Losito”, quien sigue las últimas instancias por videoconferencia, instalado en Buenos Aires, donde fue intervenido quirúrgicamente.

“Para qué vamos a hablar”, coincidieron Rennes y Riquelme. “En todo caso, se podría hablar después de la sentencia, porque ahora las pulsaciones están muy fuertes y cualquier chispazo sería malo”, argumentó Rennes.

El militar se quejó por la “falta de objetividad” del periodismo. En ese instante, intervino Reyes, quien fue el primero en negarse a cualquier posibilidad de entrevista: “Vení, sentate”, le pidió a Rennes.

–¿Pero qué pasa, no te dejan hablar conmigo? ¿No me quieren?

–Nos –respondió Rennes, aludiendo a un rechazo general.